Capítulo 21: Sangre y amor (final.)

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El frío bosque, la neblina inundando el ambiente, la soledad presente y el delicioso olor de hierba fresca convertían la ceremonia en una íntima e inolvidable tarde que ambos ansiábamos completar.

Habían pasado tres años desde que Armando me aceptó como su sumisa, a lo largo de la relación surgieron problemas que más de una vez amenazaron con destruir lo construido pero nuestro vínculo era tan fuerte que pudios solucionar cada uno de ellos, la confesión de amor fue el primer obstáculo que se atravesó pero también se convirtió en las más bellas palabras que Armando pudiera pronunciar.

Lo nuestro es simplemente perfecto, Armando satisfacía cada una de mis necesidades y yo me sentía complacida de poder servir, vivir, pensar, actuar y hasta respirar solo  para él, verlo sonreír se convirtió en mi pasatiempo favorito, quería entregarle todo a mi Amo, no solo mi cuerpo, me sentía completa a su lado, no necesitaba nada más, Armando era todo mi mundo y yo solo pensaba en  hacerlo feliz, así como él también se preocupaba siempre por mi bienestar, durante este tiempo mi Amo demostró ser un hombre sincero, protector y bondadoso, conocer a Armando es sin duda lo mejor que me ha pasado.

—Te vez hermosa, Erika

—Gracias Bella, me siento muy feliz

Isabella cepillaba mi cabello en esa solitaria cabaña que Armando compró un año atrás.

—Ya está todo listo, deben bajar ahora.

—Tranquilo Fernando, Erika está muy nerviosa.

—No debes preocuparte nena, todo saldrá bien

Salimos de la cabaña y nos dirigimos al lugar donde se llevaría a cabo la unión, Armando ya se encontraba parado frente al árbol que ambos escogimos, Fernando tomó el lugar que le correspondía siendo él la persona que oficiaría la ceremonia, Armando lucía un precioso traje negro y yo llevaba un delicado vestido blanco, la tela era muy delgada y se llegaba a transparentar, mostrando mi piel que no portaba ropa interior, también usaba la tobillera de oro que me obsequió mi Amo por primera vez.

Este evento se considera privado por lo tanto únicamente Isabella presenciaría el hermoso intercambio.

—Erika, bajo tu propia voluntad manifiestas tu absoluta entrega a tu Amo, él único dueño de ti, tu protector y tu guía?

—Sí, me entrego completamente a mi Amo.

—¿Armando, bajo voluntad propia aceptas proteger, cuidar, educar y dominar por el resto de tu vida a esta sumisa que hoy te entrega su vida entera en cuerpo y alma?

—Sí, acepto.

Fernando colocó ambas rosas en la mesita que se encontraba frente a nosotros y nos pidió que extendiéramos las manos, tomó una ajuga y pincho nuestros dedos dejando que tres gotas de sangre cayeran en nuestra respectiva flor.

—Antes de hacer el intercambio es necesario que se digan los votos, Erika puedes comenzar.

—No podría sentirme más orgullosa cada vez que recuerdo a quien pertenezco, me siento feliz de poder decir que hoy le entrego mi vida entera, confío totalmente en usted, lo amaré y respetare hoy y hasta el último de mis días.

Le entregué la rosa a mi Amo y el me entregó la suya, pusimos ambas en un florero de cristal y la  sangre se mesclo con el agua, Armando sacó una cajita negra de su saco y la extendió hacia mí.

—Soy tan afortunado de recibir tu sumisión, tu entrega y sobre todo tu confianza, eres lo mejor que me ha pasado y prometo cuidarte por el resto de mi vida.

Mi amo me colocó un hermoso y delgado collar que sacó del estuche, el collar estaba unido por esclavas de oro y finalizaba con un candadito negro que no parecía pesar nada, después Isabella le entregó a Armando una llave que embonaba a la perfección con el anillo de mi Amo.

—Te amo Erika.

—Y yo a usted Amo.

—Así es, tu Amo, tuyo y por siempre tuyo.

—Y yo  su sumisa, suya y por siempre suya.

Esa tarde armando y yo unimos nuestras almas de manera simbólica y estoy segura de querer pertenecerle por el resto de mi vida sin dudar.

                                                                                                      Fin.

Les agradezco mucho si llegaron hasta aquí, espero que pudieran disfrutar la lectura, de ser así los invito a leer mi otra historia: sin voluntad, la pueden encontrar en mi perfil.

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