Capítulo 17: Propuesta.

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Armando:

Toda la semana he sido muy distante con Erika, temo que ella se dé cuenta de lo que representa para mí, en la casa de Fernando no fui capaz de castigarla, se ha convertido en mi mayor debilidad, me gustan los sentimientos que desarrollé pero me da miedo que puedan arruinar nuestra relación, jamás pensé que el amor podría interferir en mi manera de dirigir, siento que pierdo el control total de la situación, su olor, su respiración, si piel, a toda ella le llamo mi adicción, necesito protegerla, mimarla, consentirla, tenerla siempre a mi lado, adoro tenerla como sumisa pero necesito más, satisfacer ese deseo que su única sumisión no puede darme, quiero poseer todas las facetas de Erika, me gusta  su lado disciplinado y obediente pero también quiero conocer a la mujer rebelde, creativa y juguetona que sé que es, quiero disfrutar su sonrisa sin que ella tenga miedo a que la regañe por mirarme a los ojos, explorar la valentía en su mirada y la independencia de sus acciones, sin embargo no creo que pueda tener ambas cosas, ella no lo desea, de ser así, ella no buscaría un Amo, ella necesita obediencia absoluta, no libertad en sus decisiones, Erika disfruta dar su entrega total y yo respeto ese compromiso, aunque debo admitir que es frustrante no poder conocer a Erika sin que cada una de sus acciones  sean para complacerme, quiero saber cuáles son sus deseos, que decisiones tomaría si yo no las tomara por ella.

Estaba  en mi despacho revisando las ganancias del mes pero no podía concentrarme por la propuesta que había planeado ofrecerle Erika, si ella aceptaba se resolvería el problema que ha atormentado mi mente, necesitaba arriesgarme, sé que tengo mucho que perder, si mi plan no funciona podría alejar a Erika para siempre de mi lado y definitivamente eso era lo último que quería, me aproximé a la puerta para buscar a la mujer que obsesiona mis pensamientos y al salir la encontré parada justo enfrente de mí con la mano elevada a punto de tocar. 

—¿Se te ofrece algo? Erika.

—Sí señor, me gustaría hablar con usted, cuando no esté ocupado.

—Yo también quiero  hablar contigo Erika, creo que es momento de revisar el contrato.

—Señor ¿Piensa cancelar el contrato?

¿Cómo podía pensar algo así? No sería capaz de estar lejos de ella, la necesito siempre conmigo y me atrevo a decir que ella también me necesita a su lado, tomé su barbilla con uno de mis dedos, levantando su cabeza para enfocar su mirada en mí.

—¿Eso es lo que deseas?

—No señor, lo que más deseo es servirle siempre a usted.

Sujeté su mano y la guie al sofá, acaricie su mejilla y le di un suave beso en la frente.

—Me complace mucho tu sumisión Erika, has demostrado dar lo mejor de ti, cada día te entregas más a mí, a mis deseos y voluntad pero hay algo que necesito, algo que solo tú puedes darme.

—Solo debe pedirlo señor, yo complaceré cada una de sus órdenes.

—Ese es el problema, lo que quiero no puedo ordenártelo y tampoco quiero que aceptes solo por complacerme, si vas a conceder esta petición debe ser bajo tu absoluta decisión y convicción.

—Comienza a confundirme señor, no hay nada que no haría por usted.

—No Erika, te voy a hacer una propuesta pero necesito que tengas plena confianza de rechazarme si la idea no te convence, te prometo que si te niegas, no se verá afectada nuestra relación, dejaré la barrera que impuesto entre nosotros y las cosas serán como antes.

—Sabe que confío completamente en usted, por favor formule su propuesta y acabe con esta incertidumbre que ha provocado.

—Erika, hace un tiempo nos confesamos ciertos sentimientos que se generaron entre nosotros, yo te aseguré que no intervendrían en la relación pero por más que intenté no pude evitar que mis emociones se desbordaran y ahora tengo la inmensa necesidad de calmar esta ansiedad que tu provocas en mí.

—No entiendo por qué eso le preocupa tanto señor, yo estoy aquí para usted, enteramente a su disposición, puede calmar cualquier necesidad con mi cuerpo y alma.

—Necesito más, tu entrega es perfecta me complace cómo nadie lo ha logrado pero-

—Pero yo no soy suficiente —¿Qué? ¿Esa es la primera idea qué se le viene a la mente?—Sí lo que va decirme es que quiere tener otra sumisa además de mí, debe saber que eso no tiene por qué afectarme, usted es libre de tomar cualquier decisión y yo la aceptaré sin importar el dolor que pueda causarme, mi única necesidad es hacerlo feliz.

—¿Cómo puedes pensar eso? Tú siempre serás suficiente para mí, no necesito ni quiero a ninguna otra persona que no seas tú, te has convertido en la vitalidad de mi ser.

—¿Entonces no comprendo cuál es su propuesta? ¿Qué otra cosa podría darle para llenar ese vacío que manifiesta?

—A ti.

—Ya le pertenezco señor, solo existo para satisfacer sus necesidades y complacerlo a su antojo.

—No deseo eso Erika, quiero conocerte, conocer tus propósitos, tus metas, quiero que me des acceso a esa parte que toda sumisa esconde, quiero que seas libre mientras sigues siendo presa de mis deseos.

—¿Cómo es eso posible? No se puede tener libertad teniendo cadenas, comprendo lo que desea pero no puedo ser su sumisa y ser yo misma al mismo tiempo.

—Sí es posible, solo se requiere logística, podemos dividir la semana, sincronizar dos estilos diferentes de relación.

—¿Cuál es su propuesta señor?

—Quiero que seas mi novia pero comprendo que los necesitamos una relación D/S, por eso te propongo que tengamos ambas cosas.

—¿Alguna vez lo ha intentado?

—No pero conozco muchas relaciones así, estuve investigando y debo admitir que parece difícil al principio pero nos acostumbraremos, realmente creo que esto puede funcionar.

Erika se acercó a mi rostro y me besó en los labios, el atrevimiento que tuvo al tener la iniciativa de besarme sin permiso, era la prueba de que la decisión la tomaría por voluntad propia, no lo haría dentro del rol, si no con la independencia que posee aunque no pueda mostrarla con migo.

—Quiero intentarlo Armando, quiero ser tú novia pero tengo miedo, ¿Y si no podemos separar ambas relaciones? ¿y si arruinamos lo que hemos construido hasta ahora?

—Dijiste que confiabas en mí ¿son sinceras tus palabras?

—Absolutamente.

—Entonces arriésgate, arriesguémonos juntos, es mejor perderlo todo a nunca haberlo intentado.

Erika repitió el beso en mis labios y susurró cerca de ellos.

—Te amo, Armando Fricman.

—Y yo a ti, mi perfecta Erika.

No sé si este acuerdo funcionará, aún debemos perfeccionarlo pero sin importar el resultado, no me arrepentiré de haber aceptado.

Sin dudar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora