VIII. e

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Como siempre, del grupo original, se fueron perdiendo varios entre la gente y la música.

La noche tuvo momentos bastante divertidos y la verdad no se podían quejar.

Estando alrededor de unas mesas en las que no cabían todos, por lo que algunos estaban sentados y otros parados, comenzó a sonar "Bailamos" de Enrique Iglesias, y obviamente sobrevino el cliché de vitorear al español para que bailara, porque español. Pero contra todo pronostico, José María siempre si se paró a darle a la noche un poco de flamenco. En medio de la canción, y de un giro, le extendió la mano a Paulina quien, para sorpresa del público, aceptó y trató de seguirle el paso a Chema, que la llevaba pegada a si, tomándola de la cintura, haciéndola girar y mostrándole cómo debía hacer el palmeo.

Los demás se animaron y ellos quedaron en medio.

Las manos de José habían quedado sobre las caderas de Pau, que había conseguido seguir la cadencia de su compañero y las manos de ella viajaban entre el cuello y los hombros del español, quien lógicamente había optado por desprender un poco su camisa.

J: viste que si bailas? -le susurró al oido- que bueno que vinimos...

P: apenas hago lo que tú.

J: tu tienes ritmo. Te encanta. Igual que reír. Sólo que quieres desaparecer, yo no sé por qué. -lo miró interrogante y el volvió a acercarse a su oido- quieres pasar desapercibida, Paulina, pero no puedes.

P: es que claro, si estoy con el chico de LA camisa...

J: noooo... es que tu sola eres impresionante.

No le dio tiempo a responder. Las cosas se agitaron en la pista pues de un momento a otro el ritmo cambió y fueron empujados un poco por el resto. Se sumaron, para divertirse. Así duraron un rato hasta que Fer y Ruth la buscaron para que las acompañara al tocador.

Cuando volvieron, no daba con él. Ruth fue quien lo divisó sentado en el lugar que habían apartado. Se había arreglado la ropa y lucía sumamente serio. Así como estaba le tomo una foto. Paulina alli es que lo ve.

R: y a este qué le pasa?

P: será que tiene sueño, yo no sé.

R: pues ve a ver.

P: oye igual y si tiene sueño, ya nos vamos a ir. Sabes que lo traje otra vez de chófer. Así que ni modo.

R: y te vas a quedar a dormir con él?

P: cómo eres, niña! Ya te dije que le pares con eso. No es chistoso.

R: Pau, debes estar ciega, amiga. Pero como quieras...

P: Él se va a ir a la de ya...

R: si, yo lo sé...

Se abrazaron un poco como despedida y otro poco como consuelo.

Para cuando Pau se encaminó hacia donde él estaba, José salía a uno de los balcones.

P: "Eh, Sabina, cuidado con la nicotina"- le canturreaba al verlo fumar- Que te pasa?

J: pues un poco aturdido.

P: estás bien? Te acabo de ver una cara... tienes sueño?

J: pues la verdad no mucho. Sólo pensaba. Tu ya te quieres ir?

P: yo ya dije ahi adentro que parecia que tenías sueño y que por eso nos vamos, así que vamos. De nada.

Saliendo, veían cómo los revoltosos que los habían acompañado se reían tratando de emular las coreografías de N'sync.

P: en que pensabas?

J: que al final me ha pegado lo que me dijo la rubia..

P: o la rubia?

J: ya Pau.

P: que piensas hacer?

J: en principio consultarlo con la almohada. No me queda nada de tiempo como para acomodar nada. Y mi familia, y las consecuencias, y el departamento... y todo. Es que la verdad no lo esperaba. No lo sé.

P: tu que sientes?

La miró largamente.

J: yo aquí estoy bien.. siento que respiro sabes?

P: podrías quedarte entonces....

J: podría meterme en problemas entonces, querrás decir...

El resto del camino a la mansión reinó el silencio. Mientras las mentes corrían a mil por hora.

J: hemos llegado. -aparcó junto a la fuente y bajó para abrir la cajuela y sacar las cosas de Paulina.- Nos vemos estos días, entonces?

P: más te vale. No te vas a ir sin despedirte, verdad? - la estaba acompañando hasta el portal.-

J: claro que no, ven aquí. - la atrajo para abrazarla- me he pasado un día estupendo, Paulina De la Mora. Gracias.

P: de qué? Gracias a ti.

Ella alzó la vista y él ya la estaba mirando. Un instante después le depósito un beso en la frente muy cálido y tierno.

Se miraron una vez más y la electricidad surco el aire. Se apoderaba de los dos y sus corazones se aceleraban, presagiando lo que seguiría.

Suavemente Chema tomo la barbilla de Pau y se fue acercando a sus labios.

Había algo mal en todo ello y sin embargo se sentía tan bien. Algo que los rondó todo el día. Y se acababa aquí y ahora.

Finalmente cerró la distancia que los separaba y la besó breve y sutil pero igualmente intenso. Como algo que se contuvo demasiado. Cosquillas del aleteo de mariposas invisibles viajaron sobre la piel de ambos, desde el centro del pecho y hasta las puntas de los dedos.

Al separarse, pudo oír que una Paulina de ojos aún cerrados murmuraba ' No...no..'
'Lo siento' atinó a decirle también en un susurro.

Se alejó, bajó los escalones y ella permanecía en la misma posición. Al rodear el auto, cuando estaba por subir en él, pudo ver que la chica ahora saltaba los escalones y corría hasta donde él estaba.

Con ímpetu y sorpresivamente, lo tomó del rostro y estirandose hasta alcanzarlo, le asestó un beso en toda regla. Con su lengua pidiendo permiso para entrar en esa boca que sabía que no debía probar. Y con las manos de él aferradas en su cintura,mareado con la sensación que le provocaba esta reacción de Paulina.

Casi sin aliento acabaron ese beso y se volvieron a mirar con los ojos abiertos de par en par.

Sin entender mucho más,la vio nublarse hasta empezar a llorar, viéndolo fijo y sujetando aún su cara. No sabía qué hacer, no sabía qué pasaba.

Acto seguido sólo pudo ver cómo se alejaba corriendo por un lado de la casa y entrar por una de las ventanas...

Joaquín y ChavelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora