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(Septiembre 1998)

Ruth, una amiga a la que últimamente veía bastante poco, la había invitado a merendar. Ponerse al corriente, el verano, los estudios, los chavos... En fin.
Acordaron ir a una cafetería que había abierto el año anterior muy próximo a la universidad donde Ruth estudiaba. Paulina ofreció pasar por ella saliendo de clase y así aprovechar más tiempo de plática.

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Paulina de la Mora, con 18 años, era una chica refinada, alegre y muy inteligente quien  recientemente estaba gozando de nuevas libertades; un premio por ser la persona de confianza de sus padres. Más permisos de salida, horarios más extendidos, su licencia de conducir y coche propio, voz y voto en cosas de la casa y del ... bueno, de los negocios familiares.
Había aprendido a seguir las reglas que sobre todo su mamá ponía y quitaba, pero cada que podía le gustaba disfrutar, no podía evitarlo.
Ella, muchas veces, no sabía si era un premio o un castigo contar con las responsabilidades con las que contaba aunque le diera acceso a esas libertades y a hacer las cosas a su manera. Amaba a su familia, sus papás y sus hermanos... Pero desde muy chiquita sabía que había mas de lo que las palabras contaban, y al interior de su casa ya se habían empezado a destapar varias cosas que le quitaban la calma... 

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Salió rumbo a su destino sacada de onda. Su ex había llamado a la casa justo cuando bajaba las escaleras y ella se hizo negar.

Toni era un estúpido. Un niñito de las lomas que conoció acabando la prepa y en pocos meses le había robado el corazón. Aún le quería, pero él realmente se había portado como un canalla y la había hecho llorar mas veces de las que le gustaba contar.
Igualmente no había podido sacarlo de su cabeza, hasta esperaba volver con él.

Como la clase de Derecho Constitucional había terminado antes, Ruth se quedo esperando a su amiga justo afuera del aula donde le había indicado que estaría.
Llegando, Paulina tuvo que atravesar el gentío que se había formado por la salida de alumnos de varios cursos. A la distancia pudo divisar a su amiga por la cabellera con rizos, hablaba con un chico de rizos también.
Al acercarse Ruth la saludo con euforia, pero ya al tenerla de frente le abrió los ojos como platos, como para llamarle la atención. El semblante que llevaba no era el mejor.
Pronto, como para salir rápido de allí le presentó a su amigo.

R: Emmm... Mira el es José Maria, vamos juntos en esta clase. Es de fuera. España...
J: Hola...-Quiso esbozar una sonrisa-
P: Ah..hola.. -Le dijo. Casi ni lo miró. Acaso pudo divisar que sus ojos eran claros. Equis-
Casi jaló a Ruth hacia la salida.
Toda la tarde se les fue en chisme y mas chisme. Batido de frutas tras batido de frutas. Paulina por supuesto atacada con el trauma del día: Toni.

Joaquín y ChavelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora