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honestamente, no lo sabías en ese momento, pero cuando viste al chico moreno acercarse apresuradamente hacia ti con una sonrisa sospechosamente feliz, pensaste que quizás te estaba confundiendo con alguien más o que había algún malentendido.
la confusión se hizo aún más evidente cuando escuchaste que te llamaba por otro nombre mientras te miraba a los ojos. "¡holaaa, (n.f)!" exclamó con entusiasmo, deteniéndose justo antes de chocarse contigo.
de repente, te abrazó, y antes de que pudieras empujarlo a cierta distancia, te susurró al oído.
— hay un tipo siguiéndote, lo ha estado haciendo durante los últimos cinco minutos.
tus ojos se abrieron de par en par, luchando con la idea de mirar hacia atrás, mientras casi podías escuchar a tu madre regañándote:"¡no uses auriculares cuando salgas!"
el sudor cubría su piel, y su chaqueta se deslizó de sus hombros con un movimiento repentino. echaste un vistazo y notaste el logo del ¿aoba johsai volleyball club?
"¡buenas noticias!" empezó a decir en voz alta.
— ¡mi madre dice que podemos ir de visita a tokio este fin de semana, justo como querías! quiero decir... si todavía te interesa ir a esa cita en el acuario.
él menciona paseos y viajes contigo, y tú te esfuerzas por seguir su ritmo acelerado, hasta que finalmente logras responder.
"¡oh, por supuesto!" luego, en un tono más calmado. "¿el tipo... continúa ahí?" pronuncias suavemente mientras observas por encima del hombro, y no puedes evitar mirar atrás también.
ves a un hombre alto con chaqueta verde y sombrero. de repente, la mirada del sujeto cambia y parece más interesado en un banco cercano en el parque. la luz del sol brilla en las gafas del extraño.
"creo que hemos logrado ahuyentarlo..." dice sin soltar tu brazo. "¿cómo te llamas?" preguntas en voz baja, apenas consciente de las personas que pasa cerca de ustedes.
"puedes llamarme toru." y sin previo aviso, te lleva por un sendero lateral en la acera. el sol se filtra a través de los árboles, proyectando sombras en constante movimiento con el suelo.
— ¿a dónde me llevas, toru...?
— creo que estamos a salvo, lo siento si te asusté.
toru pasa una mano firme por su cabello y finalmente puede observarte con más detalle.
— ¿negro y naranja? eso no te queda muy bien.
— son los colores de mi escuela. de todas formas, gracias por ayudarme, lo aprecio mucho.
estás a punto de marcharte, pero toru frunce el ceño. "¿karasuno...?" dice en un intento de adivinanza. hay una expresión ilegible en tus rasgos.
— así es, ¿por qué?
— ¡oh! no es nada, solo conozco algunos chicos de allí.
— ¿del club de voleibol, supongo?
"eres bastante rápida." dices mientras te encoges de hombros. una sonrisa que coincide con la suya aparece en tus labios. "puedo leer, ya sabes." añades, señalando las letras en la parte posterior de su chaqueta.
— entonces, ¿todavía me llevarás a esa cita en el acuario?
es una broma, por supuesto. miras la acera con nerviosismo, esperando ver al hombre de la chaqueta verde a la vuelta de la esquina en cualquier momento.
"tal vez..." murmura, siguiendo tu mirada. luego, como una ocurrencia tardía, hace señas hacia el camino. "hay un atajo por aquí que te lleva a una calle principal al lado de shimada mart. si tomas ese camino, será más seguro." te aconseja.
"toru..." dices con algo de sospecha fingida. "¿cómo sé que no es un plan para secuestrarme?" ríe y continúa caminando por la acera moteada.
— muchas chicas matarían por estar así conmigo, ¿sabes?
comienza a correr, y a pesar de que te consideraste en buena forma, es un ritmo ligeramente más rápido de lo que estás acostumbrada desde que saliste de casa esta mañana.
sigues a toru en el camino, manteniéndote a solo dos pasos detrás de cada uno de sus movimientos. finalmente, llegan a la calle principal.
los autos pitan y el tráfico es muy diferente al del sendero boscoso por el que acaban de pasar. en la esquina de la calle, un letrero fluorescente brilla en el crepúsculo: shimada mart.
toru se vuelve hacia ti con una reverencia, como si te invitara a bailar. "¿lo ves? sanos y salvos." luego saca su teléfono y te lo entrega
— tu número. solo en caso de que necesites que finja ser tu novio de nuevo.
te guiña un ojo, y a pesar de tu mejor juicio, haces lo que te ordena. en retrospectiva, tal vez no fue la mejor decisión darle tu número a un tipo extraño que acabas de conocer. al mismo tiempo, no hay forma de que lo necesites de nuevo, y menos aún, una razón para llamarlo.
más tarde, ves a toru irse con un saludo en la mano.
── hasta luego, karasuno...
esa misma noche, el chico te envía un mensaje de texto preguntando si has llegado bien a casa. agregas su nombre como seijoh mientras la luz del sol se desvanece suavemente en el cielo.
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