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el reloj marca las cinco cuando despiertas y te escabulles al baño tan rápido como puedes. en definitiva, no estás del todo acostumbrada a enfermarte de esa manera.
una mano tira de tu cabello hacia atrás mientras la otra te sostiene frente al inodoro en el pequeño cuarto de baño. estás tan intensamente ocupada que no puedes oír a kenma ingresar y arrodillarse a tu lado.
él permanece en silencio, pero su mera presencia envía conmociones por tu columna vertebral mientras sostiene tu cabello por ti.
te pones de pie temblorosa en el momento en que terminas, y él está a tu lado. "¿te encuentras mejor?" pregunta, sin estar seguro de qué decir en estas situaciones, no importa cuántas veces kuroo lo haya preparado para ello.
kenma te observa mientras te cepillas los dientes y te ves decidida a dormir un poco. "no." resoplas, tumbándote en la cama. "¿y qué puedo hacer para que te sientas mejor?" pregunta ajustando las sábanas para ti, pero solo le haces señas para que se vaya.
— nada.
corto, conciso y, sobre todo, doloroso.
no estás tratando de enfadarte con él, pero parece que tu mente no te deja entenderlo. es tan confuso para ti. sus ojos se abren un poco, pero kenma prefiere no discutir contigo y sale de la habitación para terminar de alistarse para sus primeras reuniones del día.
media hora más tarde, decides salir y encuentras a tu novio preparando el desayuno de espaldas. puede sentirte, por supuesto que lo hace.
sin embargo, no hace ningún movimiento de su posición en la estufa, dejándote creer que lo has pillado distraído.
te preguntas cuántas veces más ustedes dos terminarán en esta posición en los próximos siete meses. tus brazos se envuelven alrededor de su pecho y besas su hombro.
— lo siento mucho, sabes que te amo, ¿mmm, cielo?
kenma sonríe, y tu voz somnolienta le envía una corriente eléctrica. se vuelve abrazándote correctamente. "yo lo sé..." tararea. luego, te alejas y pasas una mano por tu cabello.
— entiendo que estoy siendo... irracional. es solo que...
entonces te analizas en el espejo, mordiéndote el labio inferior mientras examinas tu perfil lateral. el crecimiento de tu estómago era algo reciente y la continua falta de sueño está afectando tu piel. ken sigue tu mirada, posicionándose detrás de tu ti.
su reflejo se cierne en el tuyo, y besa tu mandíbula. "eres hermosa, nena. pero lo más importante, ¿qué te gustaría comer? hice huevos, pero, si prefieres cereal..." frunces el ceño y te vuelves hacia él.
— tengo muchas ganas de mantequilla de maní.
a pesar de que hablas en serio, kenma parece limitarse a reír. "¿qué? no soy yo, ella quiere..." sonríes guiando su mano hacia tu vientre.
él sonríe también, dejando un beso rápido en el dorso de tu mano. "muy bien, puedo hacerlo, cariño..." se dirige hacia la cocina mientras tararea una melodía y hurgando en los gabinetes.
su hija nace a las 04:36 de la mañana de un jueves. ambos están casi muertos de cansancio, y aunque ella está dormidita (gracias a que las enfermeras le dieron algo para su tranquilidad).
kenma permanece en perpetuo silencio, observándola todo el tiempo. las pruebas que le hacen los doctores y cuando la pesaron.
mientras la farola en la ventana se ilumina en azul y la nieve desciende sobre tokio, él la mira respirar.
con extrema delicadeza, la levanta y se dirige hacia una silla mecedora en la esquina del dormitorio. ella luce diminuta en sus brazos, pero sabe que no la va a romper. de hecho, no permitirá que le ocurra daño alguno. nunca.
y cuando duerme dulcemente, pasa un dedo por su delicado moflete, vuelve a contar sus deditos, de manos y pies, y le da otro sutil toque sobre los lindos rasgos de su carita.
no habías experimentado algo así antes. este tipo de amor protector que crece cada vez que estás junto a él.
sabe que es cuestión de horas para que empiecen a llegar los visitantes: kuroo, lev, kuto, solo por nombrar algunos. sin embargo, prefiere disfrutar de este momento irrepetible.
como la luz que entra e ilumina todo de suave gris, en su interior, desea profundamente que el sol ralentice su ascenso hacia la bóveda del cielo.
quisiera quedarse en este momento para siempre.
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