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— tienes que comer algo...
puedes escuchar su voz desde atrás sin siquiera mirarlo. sabes perfectamente cuál es su expresión: una mezcla entre exasperación y preocupación. te propones no mirarlo y contemplas el suelo en su lugar, intentando evitar el contacto visual.
el silencio que se establece entre ustedes dos se hace más profundo cada vez. en circunstancias normales, podría simplemente encoger los hombros y dejarlo pasar, pero hoy no es el día.
él parece sorprendido y, de cierta manera, asustado. fuera de tu campo de visión, deja caer una pequeña bolsa frente a ti. un aroma a bollos de curry comienza a llenar el aire, e intentas ignorarlo.
tsukki empuja suavemente tu silla y se arrodilla a tu lado. ha pasado mucho tiempo desde que lo viste sin sus gafas. se acerca y coloca su mano suavemente sobre tu mejilla. "sé que no quieres..." empieza, haciendo una pausa antes de continuar.
— pero he estado observándote aquí sentado durante horas y apenas has tocado nada.
suspira y retira su mano, pasándola por tu cabello. "creo que eres más inteligente que esto..." dice mientras se pone de pie, permitiéndote finalmente hablar.
— yo... no es que no quiera comer, simplemente no tengo hambre.
"¡maldición!" su exclamación es repentina, casi como si hubiera estado conteniéndola por mucho tiempo (y, para ser honestos, en realidad lo estaba).
frunce el ceño y sus dedos se dirigen a pellizcar el puente de su nariz. "¿realmente crees que soy un tonto? puedo ver lo que estás haciendo y no me gusta nada, odio pensar..." sus ojos se cierran fuertemente mientras trata de contener sus emociones.
de pronto, tsukishima se detiene frente a ti, acariciándote el rostro con una suavidad extrema, negándose a mirar en cualquier dirección que no sea hacia ti.
— sé que no eres estúpido.
"yo sé que no lo soy..." empiezas a decir, pero él niega con la cabeza. "cállate y déjame terminar. sé que no eres estúpido, pero últimamente..." dice, señalando la comida que se enfría rápidamente.
tsukki debe evitar decir algo de lo que pueda arrepentirse más tarde, así que simplemente se inclina sobre sus talones. "te amo, (...). de verdad lo hago. por eso odiaría que todo esto sea... por mi." de repente, se muestra cabizbajo.
"¿por ti...?" preguntas incrédulo, sosteniéndo sus manos. "no eres tú, cariño. no..." te mira fijamente durante mucho tiempo, y estás seguro de que está a punto de decir algo más.
entonces, simplemente niega con la cabeza, se pone las gafas y toma la bolsa, desapareciendo en la cocina. cuando estás a punto de seguirlo, aparecen dos enormes cuencos llenos de bollos de cerdo al curry y una sopa espesa como acompañamiento.
coloca uno frente a ti antes de sentarse en el extremo opuesto de la mesa. el silencio se extiende, interrumpido solo por el tic-tac del reloj cercano y el canto de los pájaros afuera.
"sé que no eres estúpido, amor. así que... por favor, come. odio verte haciéndote esto a ti mismo. lo odio." te mira con una expresión casi suplicante, rogando que al menos lo intentes.
empiezas a sentirte culpable, como siempre sucede en estas situaciones, pero esa culpa se manifiesta en algo más profundo. ¿es realmente culpa de tsukishima que estés así? esa idea te quema por dentro más que cualquier otro alimento.
te encuentras perdido en tus pensamientos cuando no escuchas tu nombre mientras te llama. más tarde, sientes su mano en la tuya, tirándote hacia arriba y alejándote mientras te guía hacia la sala de estar. "¿qué?" preguntas, atónito.
estabas perdido en tu mente cuando no lo habías escuchado decir tu nombre mientras te llamaba. más tarde, sientes su mano en la tuya echándote hacia arriba y alejándote mientras te guía hacia la sala de estar. "¿qué?" dices atónito.
— vamos, ven conmigo.
es la única respuesta que obtienes cuando tsukki te empuja hacia sí mismo y cuando colapsan sobre los cojines del gran mueble, solo se necesita un momento para asentarse.
una delgada manta los cubre mientras te acurrucas a su lado. no dice nada, simplemente deja que el momento pase. aunque no lo sientes, él se aferra fuertemente a tu camisa, temeroso de que puedas desaparecer si te deja ir.
el suave sonido de su respiración, los latidos de su corazón y sus brazos alrededor de ti te obligan a relajarte, a olvidar la comida, a enfocarte únicamente en él. tú cabeza descansa en su pecho, tu brazo está extendido, y no puedes recordar la última vez que te sostuvo así.
tsukishima no te deja ir durante un largo tiempo, y no lo querrías de otra manera.
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