3. Te conozco y a la vez no

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Sentado en la cama , miraba pensativo la taza de té sobre la pequeña mesa frente a él.
Dentro de aquella habitación habian muchas cosas para admirar y tocar como las hermosas pinturas y delicados jarrones que portaban extrañas flores.
Pero él sólo miraba aquella taza desconectado del mundo. Su cuerpo estaba ahí  pero su mente sólo pensaba en aquel rostro de piel de porcelana, naris bonita, labios perfectos y ojos de fenix. Definitivamente muy apuesto. Ahora le parecía comprensible que se sintiera ofendido al oir que un simple mendigo se negaba a mirarlo. Es una lástima que detrás de esa cara tan privilegiada hubiera una actitud tan arrogante e intimidante, aunque tenía derecho a serlo, después de todo es un rey , tiene un palacio, riqueza, poder y una hermosa esposa.

Claro está que no se lo dirá a la cara teniendo en cuenta su ya mencionada actitud. No, eso sería pedir la muerte y aunque hace un momento prácticamente lo estaba haciendo, acaba de recordar que aún le gusta respirar y tiene un altar que contruir para su abuela.

El problema más grande que tiene ahora es que está "de servicio" en este palacio y la razón más probable son sus ojos, su némesis de toda la vida y razón de su vida misteriosa y solitaria. Algo que no le mostraba a nadie a excepción de su abuela y se vio obligado a mostrar a este rey. En el fondo, agradeció a este mismo que no lo tomará por un anormal fenomeno y lo matara al instante. Pero no puede estar seguro de si lo hará después.
Quien sabe si lo venderá como esclavo o lo entregará a médicos locos para que saquen sus ojos y lo analicen.
Nunca antes pensó en mostrarse de esa forma ante alguien pero esta vez por alguna razón se sintió débil ante la palabra de este hombre.

Salió abruptamente de sus pensamientos cuando la  puerta de la habitacion fue abierta. A través de las telas que bloqueaba su vista pudo ver la figura de un hombre y detrás de él a muchas otras personas.

Sus pasos resonaban en el suelo de madera hasta que se detuvo frente a él.

-- Todos fuera -- habló vagamente sin perder el tono autoritario. Aquella voz que ahora ya conocía era por supuesto la del arrogante rey.

Sin objetar nada los sirvientes que lo seguían retrocedieron y cerraron la puerta tras ellos.

El que hace un momento lo había confinado a esta habitación para después marcharse sin decir palabra alguna. Ahora se encontraba frente a él, en una habitación, completamente solos y llevaba consigo un hermoso y elegante sable de funda negra.

¿Acaso es normal aquí que el rey pasee por los aposentos de los sirvientes?
Definitivamente este es el escenario perfecto para un asesinato en secreto.

-- ¿Es tu primera vez en este reino? --preguntó el monarca.

El contrario sólo agachó  la cabeza y asintió un par de veces sin apartar la mirada del sable.

-- Tus ojos --habló esta vez con un tono más profundo. El cuerpo de Jimin se puso tenso y apretó los puños.-- ¿Por qué tus ojos son así? ¿eres un brujo , hechicero o algo así?

Jimin sólo negó con la cabeza nuevamente y luego de un momento de silencio habló.

-- Su magestad, mis ojos son así desde que nací.

Al notar el cuerpo estático y vos nerviosa del músico , supuso que estaba mirando el sable en su mano con algún miedo.
El pobre hombre debe haber pensado que vino aquí a matarlo. Al pensar en ello sonrió de lado y dejó el sable a un lado.
Si quería hacerlo hablar, entonces no debería intimidale , al menos por esta vez.
Una vez retirado el sable , Jimin suspiró de alivio.

-- No vine a matarte si es lo que piensas, sólo quiero saber hacerca de ti, si me mientes te mataré aquí mismo, si hablas, te consederé cualquier petición, a excepción de dejar el palacio .

Dicho esto se sentó sobre un cojín y se apoyó rematadamente sobre la mesa.
Cualquiera que lo viera pensaría que esa no es la etiqueta ni modales de un rey.

Jimin estaba más que confundido, pues no sabía que era exactamente lo que este rey quería saber. Lo más probable era sobre la razón de sus ojos pero ni el mismo lo sabía.
Cuando este los vio en el pabellón, inmediatamente dejó caer las telas y se mantuvo inmóvil para luego tomarlo del hombro y declararlo su sirviente.  Asi que pensó que tal ves le daban miedo y quería interrogarlo para luego matarlo.
Un suspiro inconciente escapó de sus labios. Las personas siempre temen a lo desconocido y diferente.

Por su lado, el monarca está más que ansioso por encontrar alguna explicación lógica para lo sucedido en el pabellón mientras miraba fijamente Jimin, odiaba no poder ver las expresiones de la gente cuando hablaba así que empezó a odiar esas telas que lo cubrían. Pero también le preocupaba su propia reacción al ver esos ojos nuevamente.

-- Quítate eso de la cara y empieza a hablar.--ordenó al fin-- Y manten los ojos cerrados.

Sin esperar más, Jimin se quitó las telas y el sombrero mientras cerraba los ojos , y así los mantuvo el resto del tiempo mientras hablaba.

-- Tengo diecinueve años y nací en el Reino norte del continente. Viví sólo con mi abuela hasta que falleció cuando tenía nueve años, en ese entonces ya sabía tocar la flauta pero fue luego de dos años que me dediqué a vagar sin rumbo como músico. Hace un día llegué a la capital del prospero Reino de  su majestad.

Como si estuviera leyendo,  habló sin pausas ni detalles , no es como si estuviera conversando casualmente con un amigo así que le dijo lo más importante.

El rey miraba atentamente el rostro del músico buscando algún indicio de mentiras pero no la encontró.

-- ¿Que me dices de tus ojos?

-- Mi abuela era la única que lo sabía. No es algo normal y desconozco la razón, así que para no llamar la atención siempre me los cubría diciéndole a los demás que tenía heridas de quemadura en el rostro. No tengo amigos ni conocidos así que casi nadie se interesaba.

-- ¿Y tus padres?-- preguntó ansioso .

-- Mi madre murió cuando nací y mi padre me abandonó un año después.

Finalmente el disgustado rey de dio por vencido y se puso de pie.

-- Park Jimin, en realidad realidad siento que te conozco y a la vez no. Eres muy raro pero ahora eres mi sirviente. Nadie más puede ver tus ojos o te mataré.

En ese momento algo hizo click en la memoria de Jimin.

-- Me hablaste de ti así que pide lo que quieras.

E inmediatamente lo ignoró. Reemplazandolo con la idea del altar para su abuela.

-- Su majestad, este sirviente quiere pedir un pequeño altar para mi difunta abuela.

-- Eso es fácil , para mañana estará listo. Por cierto está será tu habitación, cualquier cosa que desees puedes pedirselas al sirviente en la puerta.

Por un momento Jimin sonrió aún con los ojos cerrados, estaba a punto de arrodillarse ante el rey  para agradecer pero la puerta fue cerrada indicando que este ya no estaba en la habitación.
Abrió nuevamente los ojos y notó que el bello y temible sable aún estaba apoyado sobre la mesa.

-- Abuela, ¿será que estoy en problemas?

El joven músico miró la pequeña imagen de una anciana en el pequeño lienzo sobre sus manos. Una pequeña y melancólica sonrisa se dibujó en sus labios al recordar a su querida abuela. Sus ojos pequeños y finos, nariz bonita y labios delgados, su piel ligeramente tostada por el sol y su cabello oscuro con mechones de plata. Usualmente vestía ropas claras y su broche de loto favorito, el cual le fue obsequiado por su esposo antes de morir en batalla cuando era joven. Siempre amo esa historia de amor trágico pero hermoso y ella siempre se la contaba a detalle  y sonriendo mientras le cepillaba el cabello. Su abuela era la mujer más bella a los ojos se Jimin.

Demasiado buena para este mundo, pensaba Jimin mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.



OJOS DE JADE <YoonMin> [Historia concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora