Cap.11

225 20 2
                                    

Esta vez era un gran día, pensaba cierto Chacal, mientras esté se encontraba luchando contra la puerta  trasera de la cajuela del auto.

- Creo que es todo - Le estaba resultando tan difícil el poder cerrar aquella puerta.

- ¿Te ayudo?

- No, no, no, no, no Rookie, yo... Solo... PUEDO - y el milagro del portazo se escuchó, junto a un Chacal tendido sobre la blanca nieve del invierno tras resbalar junto a un golpe en la punta de su nariz contra la puerta del vehículo.

Leves risillas ahogadas se escuchaban por parte de un lobo piel roji-naranja, no sabiendo si reír o preocuparse por su esposo, solía reírse de vez en cuando por cosas sin sentido, lo que a Zero le causaba mucho mas ternura.

- ¿Listo para ir a casa? - Sobaba su nariz, mientras que su bello esposó asintia con una sonrisa de oreja a oreja, y entrar al auto.

Zero por su parte, apresuró el paso para entrar junto a su amado y colocarle el cinturón, la seguridad de Rookie, siempre primero antes que la suya, más ahora que la fecha de parto estaba próxima, y de una manera tan veloz que ya empezaba a dudar de la fecha exacta, temiendo, a qué en cualquier minuto del día Rookie entrará en labor de parto.

- ¿Mi amor? - Se había perdido en sus pensamientos, mientras sus manos temblaban contra el volante - ¿Todo bien?

- Ha... Si, si, si todo está bien - Exhaló , tratando relajar sus nervios y dispuesto a encender el auto.

Podía verse la alegría en el bello rostro del joven lobo, desearía verlo todo el tiempo así, en cierto modo, desearía tenerlo el resto de su vidas así, no todo es eterno, y eso lo sabía más que nada y aprovecharía cada segundo junto a su nueva familia, quizás más pronto, se vendrían mejores oportunidades y más tiempo para disfrutar a su pequeña, quien necesitaría más de la presencia de su padre.

•••

- Rookie... Bobo... Bebé - Dijo en un tono de voz apenas audible para el pequeño lobo quien había caído en los brazos de Morfeo durante el viaje.

- ¿Ya llegamos? - Miro al mayor con sus ojitos soñolientos, tallando de estás y ser llevado modo princesa sobre los brazos de su fortachón esposó sobre el interior del hogar.

- Claro que sí bobis

Sin percatarse de cierta miradita de ojos dorados les observaba desde la casa vecina escondido(a) tras la cerca, observando a la recién pareja, sobre todo al cierto lobo, mientras sujetaba entre sus manitas un peluche afelpado de color azul.

Mirando con curiosidad y entrar corriendo, como si su vida dependiera de ello, al interior de la casa verde limón por alguna extraña razón.

¿De quién sería aquella miradita dorada ámbar curiosa?

Mientras tanto, el joven lobo fue llevado a la sala y siendo recostado sobre el dichoso sofá, cubierto de las Sábanas blancas, sus mejillas eran devoradas por los besos que el Chacal dejaba sacándole risitas.

- Bienvenido a nuestro nuevo hogar - acariciando la mejilla de su amor, y perdiéndose entre las miradas tiernas y tan dulces.

Solo fueron segundos los que bastaron como para que cierto Chacal se encontrará devorando casi los labios de su esposo.

Un pequeño hilo de saliva quedó como prueba de un beso candente, sus respiraciones un tanto aceleradas mientras que una pequeña había comenzado a patear desde que el Chacal comenzó el beso.

- Parece que alguien está celosa de papá - Beso la pancita y río junto a su esposo depositando un cálido beso en la frente de su mado pelirrojo.


Mi Pequeña Scarlett Donde viven las historias. Descúbrelo ahora