Epílogo

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Estar en un continente distinto me asustaba un poco, pero Parker lo ha hecho más llevadero.

Gracias a la beca que me gané tengo una habitación en una de las residencias de la universidad, la cual no es muy grande, pero es muy acogedora. Parker también tiene una habitación, pero queda en otro edificio.

Una de las primeras cosas que hicimos, además de comprar una cafetera, fue decorar ambas habitaciones.

—Pequeña.

Volteo la cabeza y veo a Parker detrás de mí.

—Hola, jirafa. ¿Cómo te fue en el examen? —pregunto, mientras caminamos hacia la salida de la facultad de letras, donde ambos estudiamos.

Hoy tenía un examen importante, por lo que se demoró más en salir.

—Yo creo que bien —responde—. ¿te invito un café?

Me abraza por la cintura, para darme la vuelta, haciendo que estemos frente a frente.

—Te va a ir excelente. Y amaría un café en este momento.

Nos separamos, para entrelazar nuestras manos y caminar hacia la cafetería más cercana.

—"Latte macchiato" —adivino.

Parker me mira con una sonrisa.

—¿Soy muy predecible?

—Solo un poco —bromeo.

***

Hoy es 11 de abril, el cumpleaños de Parker.

Estos días ha estado un poco deprimido, porque su familia no está aquí para celebrarlo, pero planeo hacer algo para subirle el ánimo. Anoche preparé un pastel, por lo que hoy me levente temprano para ir a despertarlo.

Una vez frente a la puerta, la golpeo suavemente, esperando que Parker abra.

No espero más de dos minutos, cuando me abre un somnoliento Parker.

—Feliz cumpleaños, jirafa —digo, estirando mis manos para que vea el pastel que le preparé.

Parker me sonríe, y se hace a un lado para que pase a su habitación.

—Gracias, pequeña. Se ve delicioso —dice.

La habitación de Parker está decorada con los colores azules y grises, y posee algunos libros en uno de los muebles.

Toma el pastel y lo deja en la mesa. Me acerco para abrazarlo.

—Te amo —digo, enredando mis brazos a su cintura.

—Yo más.

Estamos unos segundos abrazados, hasta que me separo de él.

—Tienes que apagar las velas.

Tomo el encendedor que traía en uno de los bolsillos del pantalón y enciendo las velas. Le acerco el pastel y comienzo a cantar.

—Recuerda pedir los tres deseos.

—Si deseo que te quedes a mi lado por siempre, ¿lo cumplirías? —pregunta.

—Solo si lo pides ahora.

Mi corazón se acelera, y se forma una sonrisa en mi rostro. 

«Parker siempre logra eso».

***

Ver películas es una de las cosas que más disfruto hacer con Parker, aunque las mayorías de las películas las elijo yo.

—Hemos fracasado como pareja —digo, viendo los créditos de la película.

Amor sabor a caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora