capítulo 14

25 8 22
                                    

—Escucha, tengo que decirte que... a mí también me gustas. Estos días sin poder contarte lo que pasa, sin escuchar tu voz y tu risa, fueron una tortura. Sé que ese día no te dije nada, y me arrepiento demasiado de eso, pero te lo digo ahora.

Siento un peso menos en mis hombros.

Parker no habla, solo me mira, pero por más que lo intente, no puedo decifrar su mirada.

—No esperaba eso... —es lo único que dice. «Tal vez deba irme» pienso—. Siempre me sorprendes. Ya sabes lo que siento por ti, te lo dije hace dos semanas, ahora tengo la respuesta a tu pregunta: quiero que estemos juntos, pero también quiero que vayas a España.

Me quedo en silencio, sin saber que decir. Mi mente está trabajando para encontrar las palabras correctas.

Parker dibuja una sonrisa en su rostro.

«Me encanta».

—Parker...

—Espero que tú también vayas a la universidad de Madrid —me interrumpe. 

«¿Qué dijo?... Maya di algo».

—¿Qué? —pregunto, desconcertada. 

Una brisa cálida envuelve mi cuerpo, no sé si es porque se acerca la primavera o por la sonrisa de Parker, quien aún está sentado, mirándome.  

—Me voy contigo de intercambio a España.

Me quedo unos segundos parada, intentando procesar la nueva información.

Mis pensamientos pasan rápidamente por mi mente, pero todos dicen que tengo que estar con él.  

Él se para de la banca. Antes de saber qué va a hacer, lo abrazo.

Estoy de puntillas, con los brazos alrededor de su cuello; mi cabeza está recostada en su pecho, escuchando como se acelera su corazón. Después de unos segundos el me rodea la cintura con sus brazos.

«Huele muy bien».

—¿Y ahora? —pregunto.

—Te encanta romper estos momentos, ¿cierto? —bromea—. Es tarde, ¿te voy a dejar?

Suelto una leve carcajada.

Nos quedamos en silencio unos segundos más, pero sin dejar de abrazarnos.

—Nunca pierdes las costumbres, ¿verdad?

—Jamás.

Rompemos el abrazo, pero nos tomamos de la mano para caminar hacia el auto de Parker.

Cuando llegamos, hace el ademan de abrir la puerta, pero yo le gano.

—Recuerda, Hook —digo.

—Cierto.

Subo y él cierra la puerta, como siempre.

Parker se sienta en el asiento de piloto y empieza a manejar hacia el edificio.

—¿Has visto "Desayuno en tiffanys"? —pregunto.

—No —responde, mirándome por un segundo.

—¿La vemos?

—Claro —dice, sonriendo.

«Extrañe estos momentos».

Al llegar, subimos al departamento de la mano.

—Hola —digo, entrando.

—Llegaste —dice Danae, sentada en el comedor con la vista pegada en el teléfono.

Amor sabor a caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora