capítulo 5

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Los domingos son días que se pasan en pijama y viendo películas.

—¿Podemos ver "Mamma Mia"? —pregunto, sentándome el sillón con un plato de palomitas de maíz.

—Esa ya la vimos —responde Amelia.

—¿Y? —digo.

—Nos está aburriendo —susurra Roma.

—¿Cómo les va a aburrir Mamma Mia? —digo, muy ofendida.

«Mamma Mia es uno de los mejores musicales de la historia».

—¿Y si vemos Misión imposible? —propone Amelia.

«Justo en mi punto débil. ¿Cómo me hacen elegir entre mis películas favoritas?».

—Elijan ustedes, yo ya no puedo —digo.

Luego de unos minutos de discusión, deciden ver Misión imposible.

La característica canción resuena por todo el departamento.

«Sin duda, una de las mejores películas de acción de la historia». Mi celular vibra, indicando la llegada de un nuevo mensaje. Al mirar la pantalla, veo que es Parker.

Parker: Hola, pequeña.

Maya: Hola. No soy pequeña, tú eres muy alto.

Parker: Si tú lo ... ¿hoy hacemos videollamada?

Maya: Claro. ¿Aún estás con tu familia?

Parker: Sí. Noah solo habla de ti, ya te quieren conocer.

No sé por qué, pero me puse nerviosa con tan solo pensar en conocer a su familia.

Maya: ¿En serio?

Parker: Sí, sobre todo Tobías, mi hermanito... falta poco para las vacaciones de invierno, ¿estás emocionada por ver a tu familia?

Maya: Ni te imaginas. Cuando esté allí va a nacer mi primita.

Parker: Otra consentida tuya.

Maya: Confirmo.

La tos de Roma, hace que levante la mirada de mi celular.

—Parker es más importante que Tom Cruise? —pregunta mi amiga.

—Ahora le pongo atención a la película —respondo.

Maya: Roma me está mirando feo... hablamos después.

Parker: Tobías también me mira mal. Hasta luego, pequeñita.

Obedeciéndole a Roma, me concentro en la película, porque no quiero amanecer muerta mañana.

Vemos la saga completa de Misión imposible, y no nos damos cuenta de que ya son las siete de la tarde.

—Tengo que hacer tarea —dice Amelia, parándose del sillón.

—Yo también... ¿y tú? —me pregunta Roma.

—Yo ya la hice. Me paro del sillón, para dirigirme a mi pieza. Una vez en mi cama, llamo a mi mamá.

—Hija, ¿eres tú? —escucho su voz a través del teléfono.

Se forma un nudo en mi garganta al

Amor sabor a caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora