Capitulo 10

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—¡Ains!— gritó Cassie en mi oído. Maldecí por haberle dejado que pida una tarjeta de mi habitación por si las dudas. Abrí los ojos y rápidamente el dolor de cabeza me invadió. Wow. Estaba muy mareada. Me tome la cabeza con ambas manos y apreté los ojos.

—¿Qué diablos ocurre contigo? Como me vuelvas a hacer eso...

—¡No hay tiempo! Vamos llegando tarde al entrenamiento.

Suspiré. No tenía fuerzas para ir y tampoco quería encontrarme con Jayden.
—Ve tú. Me siento mal.

Ella rodó los ojos y tiró de mi muñeca hasta hacerme poner de pie.
—Iremos, Ains. Ya has faltado a muchos entrenamientos, y a juzgar por lo cabreado que está Jayden, si no vas, hará que te saquen del equipo.

Suspire y caminé hasta el guardarropas y me puse el uniforme, luego fui al baño e arreglé mi aspecto.

—¡Whitley, Williams, llegan tarde!— gritó el entrenador y ambas nos unimos con las demás chicas que estaban corriendo. Entrenamos como por dos horas, y cuando acabamos, el entrenador nos llamó. Jayden estaba a su lado, pero ni siquiera me miró, se mantuvo serio todo el tiempo.

—Bien, niñitas, falta poco para que puedan debutar en la gran competencia. Debo decir que estoy orgulloso, no pensé que durarán más de dos días. Ainsley, has mejorado muchísimo— se dirigió a mi— debo admitir que la primera vez que te vi jugar, quise llorar— y todas rieron, incluida yo— pero lo estás haciendo excelente.

—Gracias— agradecí y instintivamente mire a Jayden, que se encontraba mirándome, hasta que lo pillé y volvió su vista a las otras chicas.

—Ahora pueden irse.

•••

Cuando llegamos a mi habitación, me sorprendí al ver a mi madre allí. Estaba de pie, esperando, hasta que me vio y esbozó una gran sonrisa.

—¡Hola Ains!— dijo cuando llegué a abrazarla.

—¡Hola mamá! ¿Que haces aquí? ¿Todo bien?

—Si...— dijo rascándose la nunca— realmente, no podía aguantar más esto, tenía que decírtelo.

—¿Qué?

—¿Podemos ir a otro lado a charlar?— me preguntó puesto que había mucha gente en el campo, haciendo ruido, entrenando, bailando, etc.

Entramos a mi habitación y buscó en su bolso algo, hasta sacar una medalla. La medalla era grande y con un listón amarillo. 1974. Estaba escrito en ella.

—¿Qué es eso?

—Solo quiero que me escuches, luego puedes opinar, pero primero, por favor, déjame que te lo explique. asentí y prosiguió— tu padre... no es tu padre. Espera, no digas nada. Cuando yo era por lo menos cinco años más grande que tú, tenía un novio, lo amaba, por cosas de la vida, el se tuvo que mudar lejos, muy lejos de aquí, y al pasar un mes y medio... me di cuenta que estaba embarazada. No sabia que hacer, el se había ido para siempre, terminamos en malos términos, prometimos no hablarnos nunca mas, ni buscarnos. No podía contárselo. Hasta que llego otro chico... dispuesto a hacerse cargo de tí, me enamoré, nos casamos, te tuve a ti, fuimos muy felices, hasta que todo acabó. El comenzó a comportarse muy agresivo y tú ya sabes la historia desde ahí. El no es tu verdadero padre, Ainsley, y quería decírtelo, porque no me lo aguantaba más...

—No puedo creer que me ocultaste algo así toda mi vida— sólo dije con lágrimas en los ojos—¿Qu-quien es mi padre?— pregunté. Por un lado, me dolía, pero por otro, tal vez sentí alivio al saber que ese inhumano no era mi padre. No se lo merecía.

Summer Camp ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora