Capítulo 25 - Final

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4 meses después.. Casa Cortez...

En un abrir y cerrar de ojos, entre preparativos para la boda, la inauguración de la fundación de Andrea, y citas con el doctor, rápido pasaron 4 meses.  Se llegó ese día tan esperado, el día en que unirían sus vidas enfrente de sus familiares y amistades más cercanas. Ambos prefirieron algo íntimo, y la ceremonia y celebración se llevarían acabo en el jardín de su nuevo hogar.

Andrea se encontraba en su habitación, aún en su bata blanca, mirándose de perfil en el grande espejo. Su pancita ya se notaba, y una sonrisa melancólica apareció en su rostro. Tenía sentimientos encontrados. Estaba feliz con su nueva vida al lado de Leo, y esperaban con ansias la llegada de su bebé. Pero lo único que impedía que su felicidad fuera completa era ese distanciamiento con su hija. En estos últimos meses, intentó en varias ocasiones de hablar con Zarahi, pero no logró conseguirlo.  Zara seguía ignorándola.

Leonardo entró a la habitación, la abrazó por la espalda, acariciando su vientre.

Leonardo: Te ves hermosa, mi amor (mirándola en el reflejo)

Andrea: ¿Que haces aquí? Deberíamos estar arreglándonos para nuestro gran día.

Leonardo: Es que te tengo una sorpresa.  Pero primero dame un besito.

  Andrea sonrió, girando en sus brazos, y Leonardo la beso suavemente, con tanta adoración y ternura que la dejó sin aliento.

Andrea: ¿Que es esa sorpresa que me tienes? (preguntó, limpiándole el labial con su pulgar)

Leonardo: Cierra tus ojos.

Andrea: Más te vale que no sea otro perrito.  Ya te dije que no.  Con la murci es más que suficiente (advirtió cerrando los ojos)

Leonardo: Eso está por verse ¡No los abras!

Andrea: ¡Leonardo Cortez!

  Leonardo soltó una carcajada, y lo escucho salir de la recámara.  Momentos después sintió una mano suave acariciando su mejilla, abrió los ojos, su corazón latiendo rápidamente al reconocer ese perfume, y se encontró a Zarahi, parada enfrente de ella, con lágrimas inundando sus ojos.

Andrea: ¿Zara? ¿Realmente eres tú? (su voz quebrándose de la emoción)

Zarahi: Si, mami.  Soy yo.  Te amo tanto, perdóname por favor.  Se que fui una egoísta, malcriada, y demás.  No sabes como te he extrañado.

Andrea: Por supuesto que te perdono, mi amor (abrazándola fuertemente) Eres mi hija, y te amo con todo mi corazón, desde el momento que supe que venías en camino.

Zarahi: Leo habló conmigo (limpiándose las lágrimas) Me hizo ver lo tonta que he sido.  Con mi papá en la cárcel, y distanciada de ti, estaba sola en el mundo.  Me di cuenta lo injusta que fui contigo.

Andrea: Mi amor, dejemos todo lo triste en el pasado.  Tu no estás sola.  Me tienes a mi, a nosotros.  Somos tu familia, y me siento tan feliz de que estés aquí conmigo.

Zarahi: Una familia que por cierto veo que está creciendo. (con una sonrisa asombrada, acariciándole la pancita)

Andrea: ¿Como ves? Vas a tener una hermanita.

Zarahi: Ay, mamá ¡Estoy feliz!

  Las dos se abrazaron de nuevo, con lágrimas de felicidad.  Andrea no lo podía creer.  Su dicha era completa ahora.  Tenía ese hogar lleno de amor, Zarahi de nuevo a su lado, y esa bebita producto del más hermoso de los sentimientos por llegar en unos meses más.  Y todo gracias a Leo, ¡como no amar a ese hombre!

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