La visita con Luis en su oficina duró un par de horas. En ellas acordaron los pasos a seguir para encontrar esas pruebas necesarias para que Andrea quedara libre de su matrimonio con Esteban, y para que pagara por su crimen si llegaban a confirmar que el estaba atrás del intentado de secuestro.
Después de una rápida comida se dirigieron al palacio legislativo a trabajar, donde la esperaban un sinfín de juntas, de asambleas, papeleo interminable en su oficina, y consultas con otros legisladores. El día de trabajo de Andrea fue largo y arduo. Pero durante todo ese tiempo Leonardo no se le despegó ni un segundo. Lo que lo tenia un poco desconcertado era que Andrea en todo momento, jamás lo miró a los ojos, y la mayoría del tiempo ignoraba su presencia. ¿Acaso era así de fría y distante con todo mundo, o le sucedía algo con el?
Pero no, observador como siempre, por parte de su oficio, notaba como trataba a los demás. Era sería y cortante, hasta dura, con sus colegas y gente de servicio por igual. Pero no tanto como con él.
A pesar de eso, Leonardo estaba cautivado con esa mujer. Todo de ella le fascinaba, su belleza, su seguridad, su voz. Hasta la manera en que lo trataba, aunque fuera dura con el, por alguna razón eso lo atraía más a ella.
Al llegar el atardecer, todo el movimiento se había calmado, y se encontraba ella en su oficina, con sus lentes puestos, atacando la alta pila de papeles en su escritorio. El aroma de café, y un silencio cómodo, brindaban un ambiente tranquilo a su alrededor. A esa hora casi todo el mundo ya se había retirado del edificio.
Andrea: ¿Por que me mira de esa manera? (preguntó, sin despegar su mirada del documento que revisaba)
Leonardo: Perdón, no quise incomodarla (sin darse cuenta la había estado observando por largo rato, cada gesto, cada movimiento, estaba simplemente deslumbrado con ella)
Andrea: ¿Por que me tendría que incomodar? ¿Acaso está haciendo algo indebido, Cortez? (mirándolo sobre sus lentes)
Leonardo: No, por su puesto que no.
Andrea se quitó los lentes, cerrando los ojos y recargándose en el respaldo de su asiento, soltó un suspiro. Había sido un largo día, y estaba cansada, pero no quería regresar a su casa aún. No quería ver la cara de Esteban y su hija Zarahi se encontraba fuera del país.
Abrió sus ojos lentamente, permitiéndose observar a Leonardo, quien se encontraba parado enseguida de la puerta, su postura derecha, sus fuertes brazos cruzados en frente de el, su semblante serio. Desde el momento que lo vio le inspiró confianza, aún más después de la junta con Luis, donde ganó más puntos al confesarle lo que Esteban le pidió y que se haya negado a hacerlo.
Ese sentimiento crecía con el pasar de las horas. Se sentía segura a su lado. Y si, estaba consciente de la manera que lo estaba tratando, pero la verdad no lo podía evitar. Cuando sus miradas coincidían sentía algo raro, una conexión indescriptible. Su reacción ante eso era poner barreras entre ellos, para proteger su corazón y evitar a cualquier cosa que se acercara a la verdadera Andrea.
Decidiendo que hacer, se levantó de su asiento, tomó su bolso, y revisó su celular por mensajes antes de guardarlo.
Andrea: Por hoy es suficiente, estos papeles nunca se acaban.
Leonardo: ¿Regresamos a la mansion?
Andrea: No. Usted solo vaya a donde le indique yo y no haga tantas preguntas.
Salió impetuosa de la oficina, con paso acelerado, sus tacones el único sonido en esos largos y vacíos corredores. Leonardo siguiéndola cercas, siempre al tanto. Se subieron al coche, ella en su celular de nuevo, y Leonardo la observaba por el espejo retrovisor.
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Inalcanzable
FanficUna mujer dura y su guardaespaldas. Aunque traten de evitarlo, un sentimiento crece más cada día en ellos. Uno que poco a poco sanará las heridas de ese corazón que ahora el sería capaz de defender hasta con su propia vida.