Ese sueño que algún día tuvo Andrea se convirtió en realidad. En sus brazos tenía a la más preciosa bebé del mundo, una muñequita de tres meses con sus ojos el mismo color verde que su mamá, su piel blanca, y el pelo negro como su papá. Andrea la arrullaba, cantándole suavemente, Leonardo abrazándola por la espalda mientras los dos observaban llenos de amor a esa pequeñita que poco a poco fue cerrando sus ojos, quedando profundamente dormida.
Andrea: Es tan bella, mi pequeña Eva.
Leonardo: Es igual de hermosa que su mamá. Las amo, mis mujeres [Leo besó su mejilla a Andrea luego la cabecita de la bebé]
Andrea sonrió, dejándole un besito en la frente a Eva y la colocó cuidadosamente en su cuna. Tomando el monitor de bebé salieron los dos sigilosamente para no despertarla, regresando a la recámara de ellos al cruzar el pasillo. Al entrar, Andrea se encontró con la sorpresa de que Lola de alguna forma se había subido a la cama y se encontraba dormida en medio de esas sabanas blancas.
Andrea: Ay no no no. Leo, baja a la Murci de la cama o los dos se duermen en la sala hoy.
Leonardo: Que mala, amor. Lola quiere cariño también, siempre dormía conmigo antes.
Andrea: No Leo. La acepto y hasta se puede decir que la quiero, pero hay límites. Lola tiene su camita aquí al lado, no la quiero en nuestra cama.
Leonardo: Pero Andy..
Andrea: Además.. si ella está en la cama nosotros no podríamos hacer cositas [dijo mordiéndose el labio, y desatando el nudo de su bata]
Leonardo: ¿Cositas? No juegues conmigo amor.
Andrea: No estoy jugando.. pero ya sabes lo que tienes que hacer [alzando una ceja]
Leonardo no tuvo que pensarlo un segundo más, cuidadosamente cargó a Lola para no despertarla, colocándola en su camita en el piso. Desde que había nacido la pequeña Eva ellos no habían tenido intimidad, con la recuperación de Andrea y luego el cansancio que viene con cuidar a un recién nacido, eso no había pasado por sus mentes, hasta este momento.
Andrea dejo caer su bata al suelo, quedando solo en ese camisón color lavanda de seda. Leonardo se fue acercando lentamente a ella, la manera que la miraba, como si la quisiera devorar, erizaba su piel. Enredando su mano en su pelo la trajo hacia el, besándola tan apasionadamente que sentía sus piernas flaquear. Al faltarles el aire los besos de el bajaron a su cuello, mordiéndola levemente, recorriendo su piel hasta sus hombros, bajando los tirantes de su camisón con sus dientes.
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5. Atrevida
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Inalcanzable
FanfictionUna mujer dura y su guardaespaldas. Aunque traten de evitarlo, un sentimiento crece más cada día en ellos. Uno que poco a poco sanará las heridas de ese corazón que ahora el sería capaz de defender hasta con su propia vida.