Capítulo 13

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Un amor tan fuerte como el que ellos sentían era imposible de contener. Aunque para Andrea era emocionante besarse y amarse a escondidas, como un par de adolescentes enamorados, se moría por gritarle al mundo que ella y Leonardo estaban juntos, y por vivir su relación libremente.

Mansión Cárdenas... Una semana después..

Andrea se encontraba en su despacho, esperando a Esteban. Ya no podía más, quería a ese hombre fuera de su vida de una vez por todas. Los abogados le habían entregado los papeles del divorcio y sólo faltaba que el los firmara.  Tocaron la puerta, y entró el.

Esteban: Hola Andrea ¿de que quieres hablar conmigo?

Andrea:  Esteban.  Sientate, por favor (se quito los lentes, senalando la silla enfrente del escritorio)

Esteban se sentó, mirandola extrañado por tanta formalidad.  Andrea respiro profundo, y sin decir más palabra le paso los documentos.  Al leerlos el, su ojos se agrandaron de la sorpresa, su rostro colorado del coraje. No lo podía creer.

Esteban: ¿Acaso estás loca? Yo no voy a firmar esto (dijo, tirando los documentos sobre el escritorio)

Andrea: No te queda de otra.  La repartición de bienes es mas que justa.  De hecho es mas de lo que te mereces.  Si no los firmas ahora llevaré esto hasta la corte, y eso no te conviene.  Tengo pruebas de que me has engañado por años con tu secretaria (tirandole el sobre con las fotografías de el y su amante), y entonces si que no te tocaría nada en el divorcio por ser un maldito infiel.  Todo sería mío.  Podemos hacer esto por las buenas, o por las malas.  Así que piensa muy bien lo que harás, querido.

Esteban: ¿De donde sacaste esto? Es una mentira, una fabricación. Yo no te sería infiel.

Andrea: Esteban, por favor (riendose) No trates de negarlo.  Tengo hasta videos, si los quieres ver. Aunque dan asco, la verdad.

Esteban: Eres una maldita. Una bruja. No se por que te soporté tanto tiempo.

Andrea: Ni yo a ti, ¿por que no te largaste con tu amante entonces? Podríamos haber terminado con esto hace tiempo... Ah, ya se por que.  ¿Es por mi dinero ¿verdad? Sin mi no serias nada, solo un simple abogadillo de cuarta que raramente gana casos.

Esteban: De mi no te vas a burlar más (advirtió)

Esteban tiró la silla a un lado, rodeando el escritorio, y Andrea se levantó, tomando pasos atrás, aterrada.

Andrea: Ni se te ocurra ponerme una mano encima. Esta vez no respondo.

Esteban:  Tu eres mi mujer, Andrea.  Podemos hacer que esto funcione si me dieras otra oportunidad (acorralándola contra la pared)

Andrea: Esteban, basta.  No me hagas gritar por ayuda (respirando rápidamente)

Esteban: No se por que me rechazas, si yo te deseo tanto.  Ya te esperé mucho tiempo.  No más.  Y de la estúpida idea del divorcio te puedes ir olvidando (bruscamente tomando su mentón para que lo mirara, pero ella apretó fuertemente sus ojos)

Andrea: Tu sabes muy bien por que no quiero que me toques, Esteban. Desde que abusaste de mi aquella vez, todo mi amor por ti desvaneció.  Lo único que me provocas es asco. Tu eres el único culpable de mi odio por ti. Firma el divorcio, y vete por favor. Déjame vivir en paz.

Esteban: Eso nunca. Tu siempre serás mía, y te lo voy a demostrar..

Esteban la tomó del pelo bruscamente, besándola a la fuerza, y el terror se apoderó de Andrea, por unos momentos dejándola incapaz de reaccionar. Empujándola sobre el sofá, sus manos recorrían su cuerpo, forzando sus piernas abiertas, y subiendo su vestido. Andrea por fin reaccionó, y comenzó a llorar, tratando de quitárselo de encima, arañando su rostro.

Andrea: ¡Basta, por favor, basta, Esteban! ¡LEO, LEO!.. ayúdame.. (gritó lo más fuerte que pudo)

Andrea lloraba incontrolable, y Leonardo, quien se encontraba en el vestíbulo, al escuchar sus gritos corrió al despacho, su sangre hirviendo al encontrarse a Esteban tratando de abusar de ella.

Leonardo: ¡Imbécil, suéltala!

Leonardo lo empujó, tirándolo al piso, y lo comenzó a patear, lleno de ira, Esteban cubriéndose como pudo con sus brazos.

Andrea: Leo, basta.  No vale la pena

Andrea lo tomó del brazo, y Leonardo al mirarla a los ojos paró su ataque.

Andrea: Firma los papeles ya.  De otra manera no sólo quedarás en la calle sin un peso, si no que te refundiré en la cárcel por intento de violación.

Esteban limpió la sangre de su labio, matándolos a los dos con la mirada, se levantó, acomodando su saco, tomó los papeles y finalmente los firmó.

Esteban:  Esto no se va quedar así, Andrea.  Tenlo por seguro que me las vas a pagar (amenazó)

Esteban por fin se largó, y Andrea no pudo más.  El llanto se apoderó de ella, temblando sin parar, y Leonardo la abrazó fuertemente, besando su cabeza, acariciando su espalda.

Leonardo: Todo estará bien, bonita. No permitiré que ese maldito té haga daño.

Andrea se aferró a Leonardo, era su salvavidas, lo único que la mantenía a flote en ese momento.   Por fin estaba divorciada de Esteban, pero sacarlo por completo de su vida no sería tan fácil como ellos pensaban.

InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora