Traidora - George Weasley (Terminada)

XXIV

"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida." 

Neruda

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-Me alegra que Peggy te haya encontrado, querida.- le dijo Molly cuando por fin se sentaron a almorzar. Supuso que aquella tal "Peggy" era su abuela. La mesa estaba repleta por hombres, mujeres y adolescentes; algunos mirándola aún con escepticismo, otros compadecidos y Ron y Ginny destelleaban emociones encontradas. Un hombre la miraba con recelo, tenía cabello negro y sus mismos ojos grises, vacíos y llenos al mismo tiempo. -Apenas pude lograrle a George unos bocados desde ayer.- él se revolvió incómodo en su asiento y murmuró algo inentendible. Permaneció serio y sujetando esporádicamente la mano o pierna de Evelyn debajo de la mesa. Fred rio y Molly hizo un gesto de confuso y resignado.

-Gracias por la comida, señora Weasley. Estuvo deliciosa.- El cruciatus es mi favorito, ¿Sabías? 

-No me agradezcas, una buena comida siempre ayuda en los momentos de tensión eso es seguro.- le lanzó una mirada culposa y continuó doblando varios repasadores con un habilidad inusual. -He notado a George distinto hace ya varios meses, más fervoroso últimamente.- hizo una mueca -Bueno, más de lo normal.- Evelyn volvió a pasarse la mano por el antebrazo derecho cubierto afortunadamente por su manga. -Creí que era por la tienda, pero ahora veo ciertas novedades...- Evelyn vio a dónde apuntaba la conversación. 

-Sí, lamento que no haya sido notificada.- Molly mostró una expresión vacilante. -Mi nombre es Evelyn Warren.- Dolohov - Conocí a los gemelos hace dos años y llevo uno con George. 

-Ajá, sí. Pero ¿Qué tal con tus calificaciones en clases, querida? En esta familia no se acepta a nadie sin un Extraordinario en cada E.X.T.A.S.I.S.- dijo una voz burlona pasando por el brazo por el bajísimo hombro de su madre -Por supuesto que nosotros no contamos, somos los vecinos de en frente.- Molly rio sarcástica y le dio un tirón en la oreja.

-Oh, cariño. ¿Por qué nunca me contaste sobre tu novia?

-Porque resulta ser que ella no es mi novia.- replicó. Molly prestó un gesto desencajado.

-¿Qué? Pero ella dijo...- tomó ambas manos con las suyas -Malinterpreté la situación, discúlpame, querida.- Evelyn rio grácilmente y señaló hacia el costado con la cabeza.

-George está por allá, Fred está bromeando.- Molly se sonrojó notoriamente. Fred rio antes de soltar un quejido por la fuerza que empleó la señora Weasley al golpearlo con el repasador.

-Llámame Molly, querida.

Luego de hablar sin reciprocidad con su abuela sobre lo poco que ambas habían compartido durante su infancia, se dirigió al baño. El roce de la tela con la marca había sonrojado mucho más su piel pálida. Le pareció que la tinta se había inmiscuido aun más en su piel desde la última vez que la vio. 

Siempre prefería la reserva con sus asuntos, pero esta vez necesitaba verdaderamente un soporte. Nadie con quien se había cruzado era un auror, solo brujas o magos justicieros. Le habían dicho que primero le contara a Dumbledore cualquier acontecimiento que hubiera atestiguado, pero esperaba al anciano desde hacía más de dos horas y ni siquiera había tenido oportunidad de hablar a solas con George. Incluso aunque él no se despegara de ella desde que llegó.

Mojó el tatuaje con agua fría, un alivio. Pero tan pronto y estúpidamente descubrió que aquello no se lavaría con nada, rompió a llorar. Dejaste que pasara. Respiró profundo. Está bien, no habrías salido de allí de otra forma. Volvió a humedecerse y salió del baño hacia el estrecho pasillo que llevaría hasta la cocina. Aterrador. Una figura se interpuso en su camino, junto con un firme brazo en su garganta. Evelyn lo reconoció ahora, de la psicosis de hacía unos pocos años. Parecía más probable encontrarlo en la Mansión Malfoy que en el cuartel general de la Orden del Fénix, pero aquí estaba Sirius Black. Sujetando su varita en su mejilla y ella desarmada, con su varita en el abrigo colgado en una silla en la cocina.