Capítulo 8

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Natalia Ortíz

Mi tía es la que finalmente abre la puerta primero me mira a mi y después su mirada se posa en el hombre que tengo atrás de mi. El ambiente se siente tenso pues ellos dos sostienen miradas, busco la manera de paren así que me acerco a mi tía verificando la hora, si no se va ahora va a llegar tarde y es algo que odia.

—Tía...yo...se te hace tarde.— Mi voz suena más nerviosa de lo que pensé.

—Natalia tienes mucho que explicarme, y no pienso irme a trabajar hasta que quede todo claro.— Vuelve a mirarme a mí, su expresión muestra por completo su descontento con esta situación.

—Tía, no, dijiste que hoy tenías clientes importantes, el señor Gutiérrez solo vino a dejarme...él es mi amigo.— Intento sonar lo más convincente posible.

—Nat, sabes que confío en ti, pero en él no, no después de...,—no termina la frase porque la interrumpen.

—Nauzet Guitiérrez, mucho gusto.— Le extiende la mano para saludarla, mi tía estrecha su mano pero solo lo hace por educación.

—Gracias por haber traído a mi sobrina, ahora le pido de favor que no se vuelva a acercar a ella.— Dice seria.

—Tía...— Intento hablar por mi misma pero ella me lo impide.

—¡Basta, Natalia! Es mi última palabra, él no se vuelve a acercar a ti, así que si usted me puede retirar de una vez por todas.— Lo último lo dice mirándolo a él. —No me iré hasta que usted se haya ido primero, señor.

Nauzet me mira, en sus ojos veo duda, preocupación y hasta la pregunta de si está bien que se vaya. Me acerco un poco a él, levanto la mirada viéndolo a los ojos, son más bonitos de lo que había dicho, si, son color café, pero con la luz se le aclaran un poco, a la vez que sus largas pestañas hacen que luzcan mejor. Le doy una pequeña sonrisa para que entienda que todo está bien, me da un asentimiento de cabeza a la vez que se despide de mi tía.

Veo cómo camina a su camioneta, mi tía ya está empezando con sus regaños pero suenan como voces a lo lejos, simplemente no le estoy poniendo atención porque mis ojos están fijos en él. Cuando está a punto de arrancar corro y logro alcanzarlo, al verme junto a su puerta baja la ventana y me mira preocupado.

—Señor Gutiérrez, su pañuelo.— Digo mirándolo a los ojos, él extiende la mano para agarrarlo, su mirada es confusa cuando ve que tiene unos números escritos en él. —Usted me dijo que si se regresaba tenía que mirarlo a los ojos. —Le doy una sonrisa y él me responde de la misma manera. —Pero también tengo que pedirle disculpas por haberlo rayoneado, fue una idea rápida que se me vino a la mente, no tenía donde escribir pero ese es...— Es mi número y lo sabe porque está anotando algo en su celular.

—Es tu número.— Sonríe. —Gracias, y no te preocupes por el pañuelo, ya sabes que tengo más.— Me guiña el ojo logrando que me sonroje. —Entra a casa, tu tía todavía tiene la mirada sobre mi, creo que no le agrade mucho que digamos, aun asi no me voy a alejar a menos que tu quieras; ademas que te debo un helado.

—No quiero que se aleje, estaré ansiosa esperando por el helado, seguro y me lleva a los más caros de la ciudad o algo así.— Él suelta una risita y yo bajo la mirada.— De nuevo, gracias por traerme, señor.— Extiendo mi mano buscando estrechar la suya.

—Lo hago con gusto, linda. Y por favor, dime Nau, "señor Gutiérrez" me hace sentir viejo.— Estrecha mi mano. —Y el helado lo comeremos donde usted quiera, señorita.— Acerca mi mano a sus labios y deja un beso en el dorso de esta al ver que no me aparto.

Nos despedimos, yo entro a casa y mi tía sigue aquí, no somos de peleas porque soy muy "tranquila" por así decirlo, sin embargo sé que ella convertirá esto en algo muy grande a pesar de ser muy sencillo. Solo me da una mirada de decepción, intento ignorarla y me subo a mi cuarto a hacer tareas, también le mando un mensaje a Jimena avisando que ya estoy en casa. Continuo con mi rutina, una vez acabo con que termino me doy una ducha para después ponerme la pijama, agarrar la laptop y buscar alguna película en Netflix.

Me voy quedando dormida, he estado cabeceando la mitad de la película por lo que es mejor darme por vencida y dormir. Apago la computadora, conecto el celular y le a Alexa que ponga el sonido de lluvia para dormir, cuando ya estoy acostada oigo que me entra una llamada de principio lo ignoro, la persona no parece entender que no quiero contestar por lo que es insistente. Finalmente me levanto, ni siquiera veo el número, estoy cansada, quiero dormir y ya.

—¿Joder, qué quieres?— Digo contestando la llamada.

—Buenas noches a usted también, señorita.— Oigo una risita y reconozco quien es. —Lamento interrumpir su noche pero quería saber cuando podríamos ir por su helado, mañana empieza su fin de semana.

—Señor Gutiérrez, lo siento, es que...— suelto un suspiro. —No hay excusa para hablarle así a nadie, solo perdón.

—Solo Nau, por favor. Y el que tiene que disculparse soy yo, se escucha cansada, señorita, seguramente ya iba a dormir.— Su voz ha tomado un tono suave que me gusta mucho, es relajante, podría dormir escuchando su voz. —Aun así insisto en preguntarle lo de su helado, me siento en deuda con usted por lo de esta tarde.

—Si, sobre eso, como usted...,— él me interrumpe.

—Como "tú", no me hable de usted, señorita.— Insiste.

—Lo siento señor...perdón, Nau.— Lo oigo soltar una risita. —A lo que iba es que yo podría el día de mañana, como dijiste, empieza mi fin de semana... aunque pensándolo bien, es diciembre así que ir por un café estaría mejor.

—Iremos a donde usted quiera, señorita.— Asegura. —Pasaré por usted mañana en la tarde, sin nada más que decir la dejo descansar. Bonita noche.— Se despide.

—Igualmente, Nau.

Cuelgo para poder regresar a mi cama y dormir, por alguna razón estoy nerviosa por lo que pueda ocurrir mañana. Dios, Natalia, solo van a ir a tomar un café, es lindo y de un caballero hacer ese tipo de cosas. Aun así no dejo de pensar en lo bonitos que son sus ojos, la sonrisa que tiene es perfecta y aquellos hoyuelos que se le marcan lo hacen ver mejor. 

Me quedo un par de momentos mas pensandolo, dijo que vendria por mi pero no quiero otro encuentro como el de hoy, tal vez luego le mande un mensaje diciéndole que mejor nos vemos en el café...o en la plaza porque no tengo idea de a donde quiera ir él. Mi cabeza está hecha un embrollo en estos momentos, muchas cosas que pensar pero yo solo quiero dormir de una buena vez. 

Mi Protector [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora