Nauzet Gutiérrez
El verla derrumbarse ante mi, que me demuestre esta vulnerabilidad solo incrementa mis ganas de querer protegerla. Quiero abrazarla y decirle que todo estará bien, que ahora me tiene a mi y nadie más la podrá dañar, pero no puedo, no sin su consentimiento.
En un par de segundos su llanto se convierte en un ataque de ansiedad, recuerdo haberlos tenido, son lo peor del mundo pero ya sé que hacer en estos casos. Veo cómo se le dificulta respirar a la vez que empieza a perder fuerza para sostenerse de mía.
—Natalia, mírame—, le digo suavemente.
—Yo...no...
—Shhhh, céntrate en mi voz, cierra los ojos y respira onda—, le digo a la vez que intento acercarme.
— No, no te acerques.
—Muñequta, mírame, no soy él—, sus ojos se conectan con los míos. —Bien, ahora vamos a respirar juntos, ¿si? Inhala y exhala conmigo—, quedó frente a ella.
—Nau, no puedo—, dice con la voz rota.
—Si puedes, bonita. Toma mi manos—, la extiendo y la toma. —No dejes de mirarme a los ojos y aprieta mi mano si es necesario.
Después de unos minutos de estar haciendo aquellos ejercicios de respiración juntos ella se calma, sus ojos nunca se despegaron de los míos al igual que su mano sigue agarrando la mía. Sonrío para más adentros al darme cuenta que no mentía al decirme que he ganado su confianza. Le doy una leve sonrisa para hacerle entender que todo está bien, sin embargo se aparta rápidamente cuando sale del trance.
—Yo...lo siento, hace mucho no suelo tener estos ataques y...—, sus mejillas están rosas, a pesar de todo se ve tierna.
—No tienes nada que agradecer, somos amigos, ¿no?—, sonrío.
—Si tienes razón, aún así, perdón.
El ambiente se pone tenso, busco sus ojos pero aparta la mirada, decido qué ya es tiempo de irme me acomodo el saco y me dirijo a la puerta. Algo dentro de mi me dice que no me vaya, que tal vez deba pasar un poco más de tiempo junto a ella pero si me lo dice tampoco me quedare.
"No seas idiota, quédate, ella te necesita." , mi lobo intenta que entre en razón pero yo solo le respondo que no podemos quedarnos, no después de lo que nos contó, tal vez la haríamos sentir incómoda. "Nauzet, si se va de nuestro lado esta vez si será tu culpa.", le ordeno que se calle porque no quiero más distracciones.
—Nau...—, su voz me detiene. —¿No quieres quedarte a comer-cenar? Mi tía dejó suficiente comida para dos personas... además todavía tienes un secreto que contarme—, sonríe.
—Que linda te ves sonriendo—, suelto sin pensarlo y sus mejillas se sonrojan. —Perdón—, carraspeo. —Si, me gustaría. Mi secreto es muy ridículo, ¿realmente quieres saberlo?
—¡Sí!, seguramente es algo que hiciste de adolescente—, ríe. —Pon la mesa o siéntate en la sala, yo calentaré la comida.
—¿Tu tía no notará que usaste dos platos?
—Le puedo decir que vino Jess, por eso no te preocupes—, se encoge de hombros. —Si llega a descubrir que realmente eras tú no me importa meterme en problemas, me falta poco para ser mayor de edad así que tiene que empezar a soltarme y que estoy empezando a socializar otra vez.
—No es de tus actividades favoritas, ¿verdad?
—Nop—, niega haciendo una mueca.
Yo pongo la mesa en lo que ella calienta lo que sea que vayamos a comer, cuando termino no puedo evitar recargarme en la barra de la cocina y admirarla. Es tan hermosa, su sola presencia me hace feliz, oírla tararear una absurda canción de reggaetón mientras calienta lo que parece ser pasta me resulta tierno. Yo sé que siente mi mirada pero no parece incomodarla así que no me alejo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Protector [EDITANDO]
FantasyElla era más fuerte de lo que pensaba, él solo necesitaba a alguien que lo hiciera feliz. Se complementaban el uno al otro, había secretos de por medio. Él tenía miedo a hacerle daño, ella se convirtió en su todo. Ella lo hizo feliz, sin saber que...