Capítulo 13: Viaje a la Cordillera

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Alemania no sabía qué hacer, su cuerpo no respondía debido al medio solo quería salir arrancado de esa casa pero sus ojos no le quitaban la mirada al nazi, el ultimo recuerdo que tenia de su padre era casi nula apenas era un niño cuando fue separado de él, ahora solo lo podía ver como un completo extraño, aunque a juzgar por la forma en que lo describían los Aliados se notaban que tuvo un cambio físico con los años, tenía el cabello largo y ya no usaba el uniforme nazi solo conservaba ese símbolo en su rostro, sin mencionar los ojos rojos atemorizantes que paralizaban a cualquier persona que lo mirara directamente. Cuando por fin reacciono su cuerpo, el nazi comenzó acercarse a paso lento provocando que el corazón del alemán palpitara rápidamente, tenía miedo de salir herido a manos de su padre, estaba por correr hasta que una pregunta llego a su cabeza << ¡¿Qué está haciendo el aquí?! >> pensó asustado, así que todo eso de que había sido una falsa alarma resulto ser una mentira, su estrella le había engañado.

- nein... komm nicht in meine nähe- camino hacia atrás tambaleándose un poco por sus piernas temblores, todo lo que sabía era de que Third Reich era capaz de todo (no...no te me acerques)

- Ich werde dir nichts antun Deutschland, du musst mich nicht fürchten-le alegraba ver como su pequeño hijo se había convertido en un adulto (no te hare nada Alemania, no tienes por qué temerme)

-Ale ¿Estas bien? ¿Te duele la pancita? Puedo hacerte una agüita de hierbas si quieres- la voz de Chile se escuchaba abajo en las escaleras, al demorarse tanto en volver, la latina fue a buscarlo en el baño.

Toco a la puerta esperando que Alemania le respondiera pero al ver que no estaba cerrado con seguro, decidió abrirla encontrándose con la sorpresa de que no estaba <<... ¿Dónde está?>> se preguntó a si misma mientras miraba al living y al jardín, una conversación proveniente del segundo piso puso nerviosa a la chilena, reconoció las dos voces algo que no era para nada bueno, al darse cuenta que Ale estaba arriba subió corriendo hacia la habitación de huéspedes.

- ¡Alemania! ¿Estás... bien?- se topó con el europeo quien permanecía en el marco de la puerta, sus piernas parecían de gelatina.

-Chile...- miro a su estrella dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas, un impulso de querer abrazarla lo invadió aferrándose al cuerpo de la chilena.

-Alemania... ¡Weimar! ¡Más te vale que no le hicieras nada o yo misma te matare!- miro al nazi llena de ira mientras correspondía el abrazo, algo que no iba aguantar era que lastimaran a Alemania.

-cálmate, que no le hecho nada- se cruzó de brazos sonriendo un poco, se notaba mucho que Chile amaba a su hijo así que estaba tranquilo de verdad que Alemania estaba con alguien que lo quería en verdad y no cualquier otro país.

-Meine Kuche... *sniff*- se negaba a soltarla, necesitaba de sus mimos y que lo ayudara a sentirse seguro, no estaba preparado mentalmente para reencontrarse con su padre después de todos estos años.

-... *sigh*vamos abajo los tres para poder conversar... perdóname por haberte ocultado esto mi amor...- le seco las lágrimas acariciando sus mejillas para luego darle besos, sentía una enorme culpa en el pecho al verlo llorar.

Los dos alemanes le hicieron caso a la chilena, bajando así al primer piso, se encontraban los tres sentados en los sillones del living en silencio esperando de que Alemania lograra calmarse, siguiendo el consejo de Chile comenzó a respirar hondo consiguiendo que su cuerpo dejara de temblar de a poco, mientras tanto Third Reich miraba a la chilena preocupado, un sentimiento que compartía ella, no sabían cómo explicarle todo lo que estaba pasando ni en donde debían empezar.

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