Capítulo 43: Pequeña estrella

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-¡Rosa espéranos!- Alemania corría preocupado tras una pequeña niña de 4 años que estaba muy emocionada corriendo hacia lo profundo del bosque.

-¡Rápido papa! No se queden atrás jejejj- la infante no tenia problemas para correr y subir por las rocas o troncos que se encontraba en su camino, a pesar de que vestir su nuevo vestido azul con flores blancas en la parte de abajo y zapatos de charol.

-cariño te vai a caer si sigues corriendo así- la que le pillaba el paso era su madre ya que conocía mucho mejor la zona, además que debía estar atenta en caso de que la infante se cayera- siempre se pone así cuando venimos acá ¿cierto amor?

-se que extraña mucho a su abuelo, pero debe tener cuidado por donde va- sentía que en cualquier momento su pequeña princesa se iba a lastimar.

La familia iba a rumbo por el bosque de la cordillera en su viaje mensual, no obstante hoy era un día muy especial, era el cumpleaños de Third Reich el abuelo favorito y querido de Rosa, ella era la que mas deseaba volver a verlo al estar tan lejos de el, había escuchado por accidente que su "tata" (abuelo) dejo de celebrar su día desde hace mas de 30 años por lo que la pequeña se decidió que le daría la mejor fiesta para hacerlo feliz.

-mi niña espéranos tu tata no se ira a ningún lado- dijo algo cansada la chilena, llevaba un delicioso pastel que preparo ella misma y Alemania unos cuantos regalos.

-pero mami ¡quiero ver a mi abuelito ya!- hizo un leve berrinche, le impacientaba ver que sus padres eran lentos y atrasaban mas su hora de llegada.

-lo se Rosita, sin embargo debes ser paciente ¿Qué pensara tu abuelo si llegas a caerte y te lastimas? No solo te vas a a lastimar sino que arruinas tu hermoso vestido ¿Quieres que tu abu se preocupe?- respondió el alemán dándole unas palmaditas en la cabeza para que se calme, entendía su emoción pero debía ser cuidadosa en el bosque.

-no...- respondió desviando la mirada- e-es que lo extraño mucho, ustedes me dijeron que no podemos verlo todos los días por "mi seguridad"... no lo entiendo.

-cariño, ya sabes nuestra respuesta- respondió Chile mientras se se agachaba con cuidado de que no se le cayera el pastel para así poder acomodar mejor el vestido de su pequeña y las cintas en su cabello.

-"lo entenderás cuando seas mayor" mmmg... Das ist nicht fair!- inflo sus mejillas amurrada, le molestaba escuchar la misma respuesta (¡no es justo!).

-jejeje lo siento princesa, ¿Qué te parece si vamos los tres juntos tomados de la mano? Así evitaras que te caigas y también nosotros apresuraremos el paso- le sonrió levemente su padre a la vez que estiraba su mano.

-*sigh*...esta bien papi- tomo su mano y la de su madre, no quería pelear con ellos ni que estuvieran preocupados cuando llegaran a donde su abuelo.

Caminaron juntos el trayecto que les quedaba hasta la cabaña de Reich conversando sobre como celebrarían la fiesta de cumpleaños y de las cosas que harían; como acampar o ver las constelaciones, al llegar se toparon con la típica escena cada vez que iban, el alemán estaba afuera disfrutando de la mañana acompañado de los pudúes y pequeñas aves que se posaban en sus hombros. A Rosa le encantaba verlo así porque creía que su abuelo era un príncipe perdido de los cuentos de hadas, era tanta la emoción que sentía recorrer por su cuerpo que no espero mas para correr hacia a el asustando sin querer a criaturitas que descansaban en el jardín.

-¡Opa!- alzo sus brazos lista para darle un fuerte abrazo a su querido abuelo, ni le importo cuando las cintas de sus coletitas se desarmaron dejándola con su cabello negro con mechones grises suelto.

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