Capítulo 8: Amenaza

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Sus rostros reflejaban terror, Chile no se esperaba para nada la visita del soviético y lo peor es que ahora Third Reich estaba con ella quien se supone que estaba muerto y que las alarmas de su avistamientos terminaron por ser falsas, preocupada del caos que se armaría si los descubrieran tomo de la mano al nazi junto con sus maletas para esconderlo lo más rápido que podían, el único lugar que pudo pensar fue su habitación la cual se podía cerrar con llave así que subiendo por las escaleras al segundo piso entraron a la pieza llenos de nervios y casi temblando.

-Chile yo...- vio como la latina dejaba su maleta debajo de la cama actuando rápido para no hacer esperar al soviético que seguía afuera.

-shhh mantente en silencio, iré atender al soviético y luego vendré a buscarte- estaba susurrando, los nervios la estaban devorando pero debía actuar rápido así que busco la llave de su habitación y se preparó para ir a la puerta principal.

-¡pero Chile no puedes ir sola, es URSS!- la detuvo antes de que lo encerrara en la habitación, el soviético no era un hombre fácil de tratar y no se moderara con Chile ni aunque fuera mujer.

-lo sé, pero escúchame... no importa lo que escuches, no importa lo que pase... debes quedarte aquí- tomo su rostro para que la mirara a los ojos, aunque sus manos estaban temblando debía mantener la calma y lo más importante, que nadie descubriera que Third Reich estaba ahí.

-¡no hare tal cosa Chile! si algo pasa yo...- miro a la cama donde estaba su maleta abajo, tenía algo guardado que le serviría a la latina para defenderse y si no puede, el mismo la usaría contra el soviético.

-¡escúchame maldita sea! URSS no debe saber por nada del mundo que estas aquí ¡así que obedece y quédate aquí!- se estaba impacientando, no debía demorarse tanto pero no estaría tranquila si sabe que el nazi no le hará caso y saldrá de la habitación cuando se supone que no debe hacerlo.

-pero...- en verdad que no quería dejarla sola con ese tipo, no confiaba para nada en él y además que no entendía para que había venido a la casa de Chile si habían otros países de los cuales pensar en donde el había escapado.

-piensa en todos los problemas que me llegaran si te descubren, no saldré viva de eso- lo miro enojada, se estaba arriesgando mucho en mantenerlo oculto pero ella era una mujer de palabra y no le fallaría a Prusia.

Third Reich pensó bien las cosas, si URRS lo descubría no solo se encargaría de matarlo sino que declararía a Chile de traidora y le informaría a todos de que ella era una cómplice del nazi trayendo graves consecuencias que involucraban tanto a la chilena como a su país en sí, así que sin decir nada más, se sentó en el borde de la cama dando entender que se quedaría ahí para evitar problemas, Chile agradecida de que entendiera le dijo que solo debía esperarla aquí hasta que ella misma lo fuera a buscar, cerro con llave la habitación y bajo las escaleras algo temblorosa <<cálmate weona...actúa como si no pasara nada>> se dijo a sí misma en su mente para mantener la calma, ya estaba en frente de la puerta por lo que respiro hondo y la abrió topándose con el soviético que la había esperado pacientemente.

-Buenas tardes URSS, ¿a qué se debe tu visita?- parecía estar tranquila pero en su interior estaba gritando, no pensaba en que lo vería de nuevo y sin embargo ahí estaba en frente de ella mirándola con el semblante serio de siempre.

-Buenas tardes Chile, eh venido porque necesito que hablemos sobre algo que ha ocurrido en tu frontera- su voz profunda llegaba a dar miedo a cualquiera, aunque por el tic que noto la latina en sus manos daba entender que no estaba calmado.

-¿en mi frontera? Entre por favor, espero que no sea nada grave- le dio la pasada para que entrara a su casa, no ha recibido ninguna noticia sobre problemas en las fronteras y eso la tenía preocupada.

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