6.

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Jimin suspiró por quinta vez esa noche. Sus ojos mirando el porro entre sus dedos apagarse lentamente.

Sus ojos se dirigieron a lo lejos, donde Taehyung se encontraba divirtiéndose y bebiendo con un grupo de chicos y chicas a los cuales no se molestó en mirar.

Taehyung estaba molesto.

No con él, sino que consigo mismo y con la situación.

Llevando su mano hacia la fea marca en su cuello Jimin acarició recordando el horrible momento, apretó los labios y frunció el ceño con odio.

hijo de perra, debería haberlo matado

Después de dos dias se había vuelto de un color horroroso, agradecía saber mucho de maquillaje así lograba cubrirla de su madre y del público en general. Ni hablar de cuando Taehyung la vió esa misma anoche apenas cuando caminaron un par de cuadras buscando como irse a casa. Había reaccionado como esperaba, alterado, enfurecido, gritando y golpeando lo que encontrase en frente.

Jimin lo entendía. Entendía el sentimiento que estaba sintiendo Tae, la impotencia de no haber hecho nada, la rabia, y miles de mas pensamientos que debían estar cruzando por su gran y explayada mente. ¿Lo malo? Cuando tae se sentía de esa forma tendía a...estar un poco distante, se iba a festejar hasta emborracharse y borrarse por completo hasta el punto de llamarlo en la madrugada llorando y pidiendo perdon por ser un amigo inútil. Cuando se despertaba a la mañana siguiente Taehyung decidía aparecer frente a su puerta, avergonzado y con sus pasteles favoritos en mano, un pack de cervezas y un porro. A veces pasaba todo el dia con el, a veces no podía y se iba, pero siempre iba a verle y pedirle perdon por llamarlo a esa hora lloriqueando como estúpido.

Jimin sonrió leve. Llevó el porro a sus labios y con un encendedor quemó la punta de nuevo mientras le daba caladas profundas que le hicieron sentirse mas ligero. Esa noche no hacía frío, el clima estaba bastante agradable. Había mucha gente y como siempre, la buena música y los buenos autos. Jimin decidió que sería bueno distraerse un rato mirando por aquí y por allá. Solamente esperaba no ver a Jungkook tan cerca de el.

Ay dios, Jungkook.

Esa era la otra espina que le estaba molestando, ahora se sentía en deuda con jungkook y tenía el presentimiento de que el idiota le haría devolver el favor algún día, pero conociendo lo idiota y sucio que era con sus jugadas de seguro le esperaba algo no muy agradable. Nadie nunca sabía lo que podría pasar por la cabeza de ese imbécil.

Bueno, si es que piensa. Cosa que no hace muy a menudo.

Jimin desliza sus ojos y evalúa el panorama de esa noche. Como siempre sus ojos eran bendecidos por autos maravilloso, y por supuesto con dueños maravillosos. En especial uno rubio de pelo medianamente largo, ojos azules como el agua. No parecia asiático, levemente de hecho. Pero era caliente como el infierno de seguro.

Jimin volvió a aspirar sin quitar la vista de él, sus ojos seductores recorriendo su vestimenta. Era sexy, muy sexy. Podía notar su cuerpo musculoso, fibroso resaltar a través de su polera negra. Quizás su mirada fue insistente, porque Jimin notó cuando el chico mas bajo y de pelo rojo que acompañaba a su posible presa esa noche, le señalaba a quien le estaba mirando desde el otro lado.

Efectivamente el rubio volteó a verle como si no le creyese a su amigo, mas sus blancas mejillas adquirieron un leve rubor cuando sus ojos azulinos toparon con los cafés de Jimin.

Sorprendio y enarcando una ceja Jimin le sonrió gratamente sorprendido y seductor, dejando embobado al contrario.

Listo, ya lo tenía.

Guiñandole un ojo Jimin se acomoda en el capo del auto volviendo a encender su porro dando una calada, para dejarse caer apoyando sus codos en el capó a la vez que soltaba el humo, echando su cabeza hacia atrás viéndose condenamente sexy. Mucha gente se le quedó viendo en ese instante, su rostro relajado hacia el cielo oscuro, su delgado cuerpo envuelto en apretada tela. Era lujuria pura, arte en su máxima expresión.

Hit the road with(out) love  [•KOOKMIN•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora