Hit the road with(out) love [•KOOKMIN•]

1.

Jimin aspiró profundo del porro entre sus dedos, tosiendo con fuerza cuando la calada llegó a sus pulmones, quemando. Aquello le hizo sonreír perezosamente.

Con el cuerpo relajado contra su comodo asiento de cuero, sus pequeñas manos sobre el volante, Jimin pasó el cambio de su lindo y querido Kia Stinger. Aceleró ya, con la conocida adrenalina pegada en sus venas como si fuese su segunda piel mientras doblaba el manubrio ante un curva y apretaba levemente el freno para luego enderezarse bruscamente acelerando de inmediato sobrepasando autos despreocupadamente en zigzag, algo rutinario para él. Sabía lo que hacía, confiaba en su instinto, la adrenalina le ponía alerta en sus más mínimos sentidos y es por ello que siempre era el mejor

Es Park Jimin despues de todo, uno de los mejores de las carreras clandestinas en lo bajo de Seúl.

Zigzagueando por las calles oscuras con las luces apagadas evadió las cámaras entre las penumbras de ese lugar, tonteando por si aparecían los cerditos, hasta que se sintio seguro y llegó donde quería.

El portón gigante de acero chirrió y se abrió cuando el inclinó la cabeza fuera de la ventana dejando a la vista su particular cabello rosa.

-Ya te estabas tardando en abrir, maldición.-gruñó frustrado a Kang, haciendo rugir levemente el motor para acceder.

El mencionado rodó los ojos y se apresuró a cerrar rápidamente con los candados correspondientes.

Joder que no le pagaban lo suficiente por abrir ese maldito porton del infierno.

Cuando Jimin se encontró en el interior hizo rugir fuertemente su amado auto raspando el forro de las ruedas llenando a su al rededor de neblina. Como siempre, toda la atención de las personas se dirigió a él mientras se acercaba a la zona abandonada. Inmediatamente se sintió parte del ambiente, hombres y mujeres, semidesnudos o con ropa extravagante y sobresaliente. Había de todo un poco rodeandole mientras le hablaban por las ventanas, inclinándose con sonrisas grandes y expectantes. Si, joder, el pertenecía ahí. Jimin sonrió y se estacionó, todo el bullicio a su al rededor estallando cuando bajó del auto con delicadeza y elegancia innata digna de un corredor respetado. Saludó a sus representantes y amigos, escuchó alabanzas, escuchó el ronroneo de los autos, el olor a tabaco, marihuana, el olor a alcohol, la música retumbando. Oh joder que amaba esa sensación.

Estaba en su ambiente.

Pero entonces como si el destino estuviese ansioso por arruinarle la noche apenas ésta empezando, otro motor rugió y a paso lento se acercó un (para su mala suerte) conocido audi rs7, completamente negro, exaltando y haciendo al público chillar para recibirle como a los Reyes se les hacía aunque...ambos no estaban lejos de ello, de hecho.

Jimin odio saber de quien se trataba.

Jungkook.

Un imbécil.

Su competencia y eterno enemigo, por supuesto.

Jimin se cruzó de brazos con su típica expresión burlesca y altanera esperando a que el recién llegado bajase. Ni por mas loco que estuviese se iría solo porque Nochu estaba llegando. Jimin era de esas personas que no le interesaba ahorrarse el mal rato, prefería mil veces pelear. Jimin lo enfrentaba porque sabía que era un momento inevitable y común entre ellos. Jimin no se iría.

No.

Eso significaría darle entender que le importaba y molestaba su presencia (lo cual era cierto), que se sentía intimidado. Que no podía lidiar con el y sus palabras que le cabreaban mas allá de lo posible.

Significaba perder, y Jimin odiaba perder.

Jungkook no era nadie para el, pero su orgullo le mantenía ahí de pie listo para lanzar el primer ataque. Porque Jimin también era un cabron, para nada inocente, borde, arrogante.

Y no estaba en sus planes ceder ante un idiota como Jeon.

Mirándole con falsa diversión Jimin presenció como se bajaba triunfal, saludando a su equipo de apuestas de manos y abrazos. Jimin resopló con una sonrisa socarrona y rodó los ojos. Cuando menos lo notó se encontraban rodeados de personas.

-Bueno, bueno, pero si es que ya llegó la ratita.-dijo Jimin con una sonrisa burlesca y una delicada ceja alzada, retando a Jeon.

Al instante las personas se callaron a
su al rededor, todas haciendo el típico sonido "uuuh" con sus bocas. La tensión y emoción se sintió, sin duda lo mejor de las carreras clandestinas eran estos momentos donde dos grandes de las calles se encontraban y se tiraban mierda mordaz, avibando el sentimiento de competencia y odio mutuo. Sobretodo cuando antes de correr ambos, se enfrentaban con palabras para nada lindas enfureciendose el uno al otro sabiendo que aquello solo les haría correr con mas fuerza, con mas rudeza y darían
la mejor carrera de sus vidas, entreteniendoles. Porque por eso
ellos estaban ahí: por entretención.

-Oh, Enano rosa! Tsk, me alegra verte, quería saber que tan adolorido tienes el culo, digo, para que no te duela más cuando te gane y te patee el culo de puta que te cargas-dijo Jeon con falsa preocupación, todos exclamaron vivaz, Jimin enterró sus uñas en sus brazos pero su rostro permaneció inmutable.

-¿Sabes qué, ratita? Este duende que dices tú, con el culo completamente dolorido fue que te ganó hace dos semanas, ¿recuerdas?-le sonrió fríamente.

A jungkook se le borró la sonrisa de inmediato y todos a su al rededor se miraron unos a los otros exclamando excitados y susurrando lo que se venía.

Hijo de puta.

-Bueno pues ya veremos hoy quien le patea el culo a quien.-siseó Jungkook con los dientes apretados.

Jimin se rió dulcemente, pero de esa forma sarcastica y falsa mientras clavaba sus ojos en los contrarios con una mirada depredadora.

-¿Apuestas, Jeon?-le provocó.

Jungkook gruñó ante esa mirada que parecia desear ahorcarle.

Como si el sentimiento no fuese mutuo.

-Jodidamente sí.-y todos estallaron a sus lados completamente emocionados.

Iba a ser una larga noche.

NOTA.

No apoyo este tipo de conductas, no las promuevo y espero que no lo hagan nunca. Cuídense y tranqui que ya vendrá lo chido para ests historia.

Iré a dormir, estoy cansadísima por mi trabajo,:(

Cualquier error será corregido, ire a dormir!

Denle amor<3