—Nelly, no creo que hacer esto esté bien —resopló aún cerca de mi rostro. Una pequeña parte de mí ya sabía que esto venía, pero la otra pequeña parte —que estaba muy junta a la anterior—, ni siquiera podía mirarlo después de haber dicho eso.
—Está bien —relamí mis labios sin mirarlo y me di cuenta de que aún sentía la esencia de los suyos—. Busquemos a Debby entonces.
—Bien —murmuró despacio como si no quisiera lastimarme. Y sí, estaba frágil—. ¿Recuerdas a dónde fue? —dijo un segundo después rascándose la cabeza.
—Sí, vamos —mentí; no lo recordaba, pero sí lo sabía. Pasé por su lado rápidamente sin querer mirarlo, porque no tenía idea de lo que sentía en realidad. ¿Vergüenza? ¿Enojo? ¿Decepción? Era probable que todas a la vez. Sin embargo, y sin esperarlo, sentí un jalón en mi muñeca lo suficientemente fuerte como para voltearme y plantearme delante de él.
—Nelly... —comenzó a decir—. Perdona si te ilusioné. Ni siquiera fue mi intención que termináramos besándonos, y esto puede sonar algo descarado, pero me gustó. Me gustó y no me arrepiento pero... —se detuvo y ahí fue cuando realmente vi lo que sentía en sus ojos. Había miedo, inseguridad.
—Está bien —medio sonreí y, joder, me maldecía mi misma porque 1) era demasiado comprensiva y 2) quería romper a llorar en ese momento, y yo nunca lloraba—. Lo entiendo, Bryan. Sólo nos besamos un par de veces, realmente no importa porque seguramente hay alguien más y yo sólo me estaba interponiendo y causando un proble... —decía, pero él me interrumpió agarrando mis mejillas fuertemente con ambas manos y fundiendo sus labios con los míos por unos cortos segundos.
—No hay nadie más en realidad, Nelly —informó separándose de mí—. Además, hablas demasiado —trató de ocultar una sonrisa aunque no lo logró y trazó sus labios con los dedos para luego relamerlos. Todo rastro de inseguridad desaparecía cada que me besaba. Me quedé sin aliento y con un vuelco en el corazón.
—¿Estás lista? —preguntó y asentí. Pero no, no estaba lista y tampoco estaba bien si es lo que se preguntaba. Nunca había besado (no a un humano al menos), y cuando por fin lo hago, me encuentro con semejante pequeño placer de la vida.
Bryan me tomó de la mano y comenzó a caminar hacia a algún lado de no sé dónde. Sólo me dejé llevar, porque ahora no podría pensar claramente si tan lo intentara. En el fondo, dejando atrás todo lo que sentí y estoy sintiendo por ese beso, estoy consciente de cuán ridícula me siento y de cuán estólida estoy siendo.
Luego de un rato haciéndole creer a Bryan que no sabía dónde estaba Debby y que la estábamos buscando ya desesperadamente, nos dirigí por el camino en el que ella se encontraba. De un momento a otro él paró bruscamente y choqué fuertemente contra su espalda.
Por un segundo sentí todo dar vueltas.
—¿Qué pasa? —lo miré y vi como su cara se desfiguraba mirando hacia un punto fijo. Parecía estar realmente furioso. Cuando pude reaccionar y adivinar hacia dónde miraba, este ya estaba caminando a grandes zancadas a un lugar cerca de nosotros, en donde un chico estaba tomando a una chica de la cintura y besándola.
Debby.
Lo siguiente que pasó fue rápido, aunque se podría decir que sucedió en cámara lenta. Bryan jaló a Julién bruscamente de la camisa y le dio un puñetazo, pero a Julién no pareció afectarle mucho y se lo devolvió, dejando a Bryan en el piso. Este último comenzó a reclamarle algo a Julién que yo no podía escuchar desde allí y él sonrió como si supiera algo que Bryan no. Procedió a levantarlo del piso por la camisa y darle otro puñetazo.
Dos chicos de la escuela en la que estudiaban, al ver la situación, se acercaron y comenzaron a golpear a Julién. Debby comenzó a gritar desorientada y uno de los amigos de Bryan se volteó bruscamente, dándole un golpe en la quijada, y haciendo que cayera inconsciente en el piso.
Oh, por Samaritha...
—¡Debby! —grité angustiada y furiosa con la respiración pesada por la rapidez en la que estaba pasando todo. Comencé a correr hacia ellos y Julién vio a Debby en el piso y quiso acercarse a ella.
—Debby —murmuré preocupada y retiré el cabello que había sobre su rostro mientras metía mi mano por detrás de su cabeza, inclinándola hacia arriba—. ¡Debbitha, despierta! —le grité pero no lo hacía. Miré desesperada a todos lados. Bryan yacía en el piso tratando de recuperarse y los dos chicos también, pero inconscientes. Miré hacia donde estaba Julién y él estaba respirando dificultosamente sobre una pierna, pero para su fortuna, estaba bien.
—Vamos a llevar a Debby a un hospital —dijo apenas como pudo—. Déjame tomarla —pidió y me eché a un lado mientras veía como él se acercaba difícilmente y tomaba a Debby en brazos con todo el cuidado que se le era posible.
—Julién... —comencé a decir y él volteó a verme un segundo antes de clavar su mirada en Debby otra vez—. No hay que llevarla a un hospital, sólo llevémosla a casa —dije a sus espaldas y por unos segundos pensé que no me escuchó pero luego asintió lentamente—. Y Julién... —tragué saliva—. ¿Podemos ayudarlos? —jugué con mis dedos avergonzada por lo que acababa de decir.
—¿Ayudar a ese pedazo de idiota? —se dirigió a mí provocando que un escalofrío recorriera toda mi columna vertebral y contuve la respiración—. ¿Alguna vez has leído un libro de Lía Belikov? —preguntó y negué consciente de que no podía verme porque miraba a Debby—. Bueno, pues, en uno de ellos, todos los lectores desearon que al personaje principal lo violaran diez unicornios porque así lo había escrito la autora. No me hagas conseguirle los diez unicornios a este idiota —dijo y se echó a andar con mi pelirroja amiga en brazos.
Sí, aceptaba que lo que hizo Bryan lo convertía en un completo imbécil y a sus amigos dos imbéciles aún más grandes por haberse metido en una pelea que no les correspondía. Era cierto que no lo merecía pero, incluso así, no podía dejarlo tirado en la calle. Tal vez a este par sí, pero a Bryan no. Y no sólo por haberme besado con él, sino porque era amigo de Debby, aunque cuando ella despierte no lo quiera volver a ver. Lo miré fijamente, y justo cuando creí que tendría que usar más fuerza de la que tenía permitida enfrente de los humanos para poder levantarlo, Julién apareció y tomó a Bryan en brazos, llevándoselo por el mismo camino en el que se había marchado con Debby hace unos pocos minutos.
—¿Qué estás haciendo? —susurré para mí misma mirando fijamente hacia el camino por el que se había ido, y entonces fue cuando me di cuenta de que en ese lugar yacían decenas de personas mirando todo lo que había pasado y todo lo que estaba pasando justo ahora. Éramos el centro de atención en todo el parque y ni siquiera me había dado cuenta.
Tragué incómodamente y traté de mirar a otro lado pero me encontré con los cuerpos sudorosos de los chicos inconscientes y volví a mirar hacia arriba. Debby definitivamente sabría qué hacer este momento; yo no. Era muy incómodo que todas las personas de ese lugar te miraran fijamente haciéndote sentir como un animal acorralado a una pared o como si tuvieras algo extraño en el cuerpo. Sólo que no te podías mirar en ese preciso momento porque ellos ya estaban observándote.
A los pocos minutos, Julién volvió y me miró unos segundos antes de volver a hablarme.
—¿Quieres que me lleve a este par también? —preguntó, pero no como si fuera una molestia como esperaba que saliera el tono de su voz, sino con amabilidad.
—¿Serías tan gentil? —asentí; él miró a los chicos para luego suspirar. Sabía lo que estaba pensando. Lo sabía y no podía creerlo.
—Está bien, pero necesito que me ayudes. Me cansé bastante llevando a Bryan y Debby —me pidió y asentí aún sorprendida por sus pensamientos.
''Quisiera la compresión que esta chica tiene antes de que vaya a partirle la cara a estos dos.''
Compresión, pensé y dejé esas palabras vagando en mi cabeza.
Era comprensiva. Pero ¿a qué límite?
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Oscuridad en la luz.
FantasiDebbitha Ophenie jamás pensó que podría llegar a enamorarse de un humano. Mucho menos después de haber sido engañada por su exnovio hace 113 años. Sin embargo, al conocer a la todo menos ordinaria reina de los de su especie, se encuentra a sí misma...