Capítulo 14.

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—¿Está todo bien? —me preguntó Nelly mientras manejaba a la escuela.
—Supongo que me siento mal por el señor pingüino. Quiso manejar y no lo dejaste.
Ella soltó una carcajada.
—A otro perro con ese cuento. ¿Qué te pasa?
—Nada —sonreí—. Sólo estaba pensando... cómo sería volver al submundo. Ya casi no lo recuerdo, ¿sabes?
—Yo tampoco —negó con la cabeza—. Pero, se siente como si aquí todo fuera mejor, ¿no crees?
—¿Y eso lo dices porque te andas besuqueando con J o...? —dije, elevando una ceja hacia ella y apartó la mirada.
—Siento cosas por Julién —pausó—. Hablo de J, no Julién ''El Julién'', sino J, ¿entiendes? —dijo nerviosa y reí.
—Lo sé, Nelly —sonreí negando con la cabeza—. Y lo digo por las dos cosas: no hay que mencionar que te gusta, se nota a leguas —dije, y de repente frenó el auto, haciendo que nos lanzáramos hacia adelante—. ¡¿Qué fue eso?!
—¡No quiero que se note que me gusta, sabes? No quiero parecer... regalada. No quiero ser como otras chicas. ¡Tú no eres como otras chicas y por eso Julién está enamorado de ti! ¡Pero yo no soy tú! No puedo ser tú, soy yo,  entonces... —paró de hablar y bajó la mirada—. Entonces... no sé qué hacer.
La miré atónita, viendo cada movimiento que hacía al hablar y la agitación de sus brazos de forma desesperada. Y luego le sonreí.
—¿Por qué sonríes? —se quejó, chillando como niña pequeña y reí.
—Nelly... tú eres tan rara como un fósil para J. No tienes que ser como yo, lo sabes, lo tienes claro, pero tampoco debes de no ser tú porque creas que así no vas a... —paré de hablar porque no sabía cómo expresarme y me acomodé mejor en el asiento—. Mira, personas como J están acostumbradas a decir un par de cositas y conseguir a la chica para acostarse con él esa noche.
Ella me miró espantada.
—Pero... él me parece adorable.
—¡Exacto, Nelly! —le dije y ella se quedó pensando.
—Entonces... ¿Me dices que le atraigo a J porque mi forma de pensar hacia él le parece un enigma?
Ladeé mi cabeza a ambos lados.
—Más o menos. Es porque, sus palabras, en vez de hacerte querer acostarte con él, te parecen adorables... y él no sabe por qué. ¡Oh, vamos! ¿Para qué estudiar sobre el comportamiento humano? Yo misma me doy por graduada.
Ella se rió y noté algo de ilusión en ella.
Por primera vez, noté ilusión en alguien desde hace tanto tiempo, y no quería arruinarla con mis poderes...
Le sonreí.
—Oye, Debby...
—¿Sí?
—Gracias —dijo y nos miramos un rato antes de volver a sonreír. Ambas habíamos pensado en lo mismo: jodido mundo humano.
Cuando llegamos a la escuela, vimos al equipo de porristas y fútbol pasar cerca de nosotras, y cerca de ahí vi a Truly. Me quedé impactada un momento al saber que era porrista.
—¿Vas a clase ahora? —me preguntó Nelly estando en mi hombro y siendo invisible para los demás a excepción de algunos como J, Chris y Julién.
Negué con la cabeza y me dirigí a mi casillero. Al verlo, afuera tenía un sobre pegado y lo tomé.
—¿Qué es esto? —pregunté, mirándolo por afuera antes de abrirlo.
—¡Carta! —chilló Nelly emocionada y dio aplausos con sus pequeñas manos—. No lo abras ahora, no tendrás tiempo para ir a clase. Apuesto a que es de Julién.
Fruncí el ceño y asentí. Fuimos a clase de matemáticas, y luego de sentarme en una de las últimas sillas, abrí la carta con el corazón desbocado.
Eran sólo dos hojas que tenían una letra...
Una tenía una ''S'' y la otra, una ''L''.
Fruncí el ceño y miré a Nelly, quien se encogió de hombros.
—Qué decepción —dijo y se rió—. Bueno, ¿al menos es de Julién?
—Supongo que sí, ya había visto su ''L'' antes.
—Pues... llámalo y pregúntale —dijo, y lo iba a hacer, pero justo entonces comenzó la clase, así que decidí usar un mensaje de texto.
«S y L? Xq eso?»
Respondió al instante:
«JAJAJAJAJA, hasta ahora lo ves? He puesto esa carta ahí hace tres días!»
Revoleé los ojos y sonreí mientras escribía una respuesta.
«Bueno, soy despistada, lo siento. No había pasado por mi casillero desde... hace tres días.»
«Qué coincidencia.»
«¿Por qué S y L?»
«Es un juego. Descúbrelo tú. Te amo, Debbitha, ya me voy»
«JULIÉN, ¿QUÉ SIGNIFICAN?»
«Te pones muy gruñona en las mañanas... Qué miedo. No te diré. Adiós.»
No sabía si estrangularlo o reírme, pero en ese momento escuché a Nelly soltando una carcajada.
—Ustedes son más divertidos por mensaje de texto —dijo ella, aún riendo como tonta.
—¿Divertido? Quiero matarlo —bufé insatisfecha porque no me dijera.
—Señorita Holwteem... —murmuró el profesor—. ¿Hizo lo que le mandé?
—¿Los ejercicios de trigonometría? —me pregunté y asintió—. Ah. Claro que sí —dije desde el fondo y me levanté y caminé hasta llegar al frente y entregarle un folder lleno de ejercicios.
Sentía cómo todos me miraban desde atrás. Sentía cómo yo parecía intimidarlos de alguna manera, y aunque se sentía bien para que no se acercaran a mí, y aunque fuera impropio de mí, en un arrebato le pregunté al profesor si podía decir algo a la clase. El profesor asintió mientras revisaba mis ejercicios y entonces me volví a mirarlos a todos.
Había 40 personas, sin contarme a mí o al profesor, y lo poco que recuerdo del submundo es que, en las aulas, había al menos 80 estudiantes.
Inhalé aire por la nariz y sentí cómo todos prestaban atención al mínimo movimiento que hacía.
—Hola —dije para todos y algunos se miraron de reojo—. Soy Debbitha Holwteem, pero todos me dicen Debby. He llegado a esta escuela hace unos meses. Durante los primero, me sentía como un ratón a punto de ser tirado a la hoguera en medio de muchas ratas. Ustedes eran las ratas, obviamente. En este lugar... he hecho amigos, no lo puedo negar, y es que la verdad nunca pensé hacerlos. Sí, es cierto, soy extraña, pero la mayoría de las personas extrañas piensan en ''Conóceme antes de juzgar'', y es que hasta mi extrañeza es extraña... porque yo no quería que me conocieran, yo no quería llamar la atención, sólo quería ser yo y que me dejaran en paz en medio de la hoguera, lejos de los demás. El punto es... que ya no soy así —medio sonreí—. He cambiado. Puede que digan que esto que digo es innecesario, o como aquella chica de la esquina que está pensando que soy una perra que sólo quiere hablar bonito porque los chicos saben que soy linda... —dije y la chica de la esquina que había señalado se quedó atónita, y todos voltearon a mirarla—. Sí, ya te dije que soy extraña. Y bueno, la cosa es... que sí tengo mis razones para ser así, pero eso tampoco me da el derecho de tratarlos mal, así que... a lo que me refiero es, que dejen de pensar en que los intimido, en que tengo algo raro... o en que estoy muy buena —puse los ojos en blanco—. Soy una persona normal. Como tú, tú, y tú —dije señalando a varios de ellos—. Y no siempre les caes bien a todos, soy consciente de eso... pero no importa —solté una risilla—. Si quieren conocer a alguien, háganlo. Conózcanme, acérquense, hagan algo... ¡Yo qué sé! El punto es que dejen de verme como algo increíble. Oigan, también me puedo cortar con un cuchillo y me va a doler, ¿saben? Soy normal, así que háganme sentir igual. ¿Ya terminó profesor? —dije, volteándome a verlo, pero él me miraba fijamente boquiabierto.
—Es su forma de pensar increíble, señorita...
—No, señor, es normal —medio sonreí y tomé mi folder para volver a mi silla. Truly, quien estaba en mi salón también, se levantó de su silla y se acercó a mí.
—¿Me puedo sentar? —dijo señalando la silla al lado de mi pupitre y asentí—. Hola —me sonrió.
—Hola, Truly, ¿cómo anda lo de Daniel?
Ella abrió los ojos con sorpresa y al instante se puso nerviosa.
—Bien... me encontré con él ayer en la fiesta.
—¿Cuál fiesta? —dije confundida.
—¡La fiesta a la que te invité y no quisiste ir! ¿Por qué no quisiste ir?
—Oh...
—Sí, ''Oh''. Ahora, dime —dijo y me reí.
—Salí con mi mejor amiga y su novio —dije, y en parte era cierto. Recibí un golpe en la cabeza de parte de Nelly.
—¡No es mi novio!
Pero ojalá, ¿no?, dije mentalmente y se quedó callada.
—Ah, entiendo... ¿Has hablado con Bryan?
—Sí, de hecho, fuimos a un bar en donde estaban Bryan y Camille... y Bryan estaba borracho, diciendo cosas sobre mí.
—¿Sobre ti? —entreabrió los labios, sorprendida—. ¿Por qué?
—Gritaba que lo perdonara por una cosa sin sentido —puse los ojos en blanco—. Luego hablaré bien con él.
—A Bryan le gustas —soltó y luego se tapó los labios arrepentida. Sentí cómo Nelly se tensó en mi hombro y me comenzó a arder. Fruncí el ceño.
¿Qué te pasa?
Nada, respondió cortante y me sorprendí al oírla hablar de ese modo.
—Yo tengo novio, Truly —medio sonreí—. Nunca me ha interesado Bryan en absoluto.
—¿Tienes novio? —gritó y toda la clase volteó a vernos.
—Sí —respondí sin más y escuché a algunos chicos maldecir en sus pensamientos y a otras chicas saltar de emoción—. Julién Chryst, ¿no me has visto con él antes? —dije y en cuanto mencioné a Julién, los saltos de emoción de las chicas acabaron. Estaban maldiciéndome de muy mala manera.
—No pensé que fueran novios —dijo—. Julién es del tipo que tiene conocidos por todos lados, pero no novias —soltó una carcajada—. No lo sabía, lo siento.
—Está bien —me eché de hombros e hice que el timbre para salir de clase sonara antes. Tomé mis cosas y me fui, no sin antes decirle a Truly que me acompañara.
—Y... ¿Cuánto sacaste en el trabajo de mates?
—¡Oh! Se me había olvidado revisar —agarré el folder de mi mochila y lo abrí para ver mi calificación.
—A —dije, echándome de hombros—. ¿Y tú?
—A.
—Bonita e inteligente.
—Lo mismo digo.
Al llegar al final del pasillo, atravesamos unas puertas, las cuales nos llevaban a la cafetería; una que estaba abarrotada de personas. Nos dispusimos a buscar una mesa vacía para poder sentarnos porque la nuestra habitual, la habían tomado. Cuando encontramos una, me dejé caer en la silla más cercana que tenía y solté un soplido. Truly me sonrió.
—Oye, Truly...
—¿Sí?
—¿Sabes el significado de S. L?
Ella arrugó la frente y negó con la cabeza, poniendo su bolso encima de la mesa.
—No, ¿por qué? —dudé un minuto antes de decidir pasarle los papeles con las letras. Debía confiar. Eso era lo que nos hacía amigas... ¿No?—. Oh, que linda letra... pero no, no sé.
—Pues yo sí sé —escuché que dijo una voz, y sin darme tiempo a hacer nada, alguien parado detrás de mí, bastante cerca, bajó la cabeza hasta llegar a la altura de mi  cara y me besó. Sonreí porque yo conocía esos labios.
—Hola —dije risueña y él levantó una ceja.
—Gatita.
—Panguro.
—No, digo que pareciste una gatita cuando me dijiste hola —se rió de mí y miró a Truly—. Hola, Truu.
—Hola, Julién —le sonrió y nos miró tiernamente—. ¿Debby? ¿Te acuerdas que un día dije que Bryan y tú se veían lindos? Olvídalo. Julién y tú lo superan en gran número —suspiró con una mano apoyada en la barbilla porque tenía los codos en la mesa y nos miró a ambos, y luego se incorporó de repente, como si se hubiera acordado de algo—. Ay por Dios...
—¿Qué pasó? —le preguntó Julién.
—Necesito tomarles una foto. Ustedes tienen que ser en definitiva la pareja más linda de Wangent —dijo seriamente mientras tomaba una cámara de su bolso—. Sonrían —dijo y lo hice porque me causó gracia lo que me dijo. Julién me agarró de la cintura, acercándome más a él.
—¡Listo! —chilló y se rió—. Oh por Dios, voy a ganar el premio este año. Mira estas fotos que tengo —dijo y me pasó un montón de fotos. Mi sonrisa se fue borrando al tiempo que veía las fotos. Mi corazón comenzó a latir fuertemente y entonces sentí la mano de Julién tomando la mía.
—¿Qué pasa? —dijo y se acercó a ver una foto que yo no dejaba de ver, y entonces él comprendió.
—Truly —tartamudeé—. ¿De dónde conseguiste las fotos?
—Mi papá las tomó —sonrió—. ¿No te parecen hermosas? Me dijo que las tomó todas estando joven, pero si lo ves ahora, te preguntarás ¿joven cuándo? Porque incluso podría pasar siendo mi novio.
Miré a Truly, y por primera vez estudié su rostro.
—Truly, no eres castaña realmente, ¿verdad?
—No, soy rubia —se sonrojó—. ¿Tanto así se nota?
—No se nota nada —dije mirándola aún sin poder creerlo y le mostré la foto—. Estás niñas corriendo por el pasillo de una casa, ¿quiénes son?
—Mi papá dice que eran unas amigas de él —frunció el ceño—. La foto es muy vieja aunque no lo aparente; la ha estado cuidando muy bien. Dijo que murieron hace mucho tiempo en un accidente. No lo sé... parecen ser bonitas aunque no puedo verles bien el rostro ni nada.
—¿Y cómo se llamaban? —pregunté agitada.
—No tengo idea, nunca le pregunté.
—¡Oye, Linna! La entrenadora te busca —dijo una chica y luego se acercó a la salida de la cafetería.
—¿Linna? —pregunté.
—Oh, sí, eso es porque...
—¡Linna!
—¡Ya voy! —dijo y luego me miró—. Luego te cuento —prometió agitada y tomó sus fotos, se despidió de nosotros y salió por la puerta con la otra chica.
—Debby...
—Creo que Truly es mi hermana —dije, mirando con la mirada perdida por donde se fue.
—Lo sé, pero...
—Imagínala rubia —le dije y asintió—. Y ahora mira a mi hermana cuando estaba pequeña —dije y le mostré una imagen en su cabeza.
—No puede ser...
—No, no puede ser —metí mi rostro entre mis manos, frustrada—. Mi hermana murió, toda mi familia lo hizo. ¿Cómo puede tener esa foto?
—Tal vez tu padre tuvo un amigo o algo...
—Sí, pero no le daría una foto de nosotras —negué con la cabeza—. Y tampoco las demás. Las fotos son del submundo, de donde yo vengo.
—Parece ser un paraíso...
—Lo es. Pero también es secreto y mi padre siempre fue lo bastante discreto como para darle fotos a un humano.
—Hey —murmuró bajo y lo miré—. Tranquila, ¿sí? —agarró mi mano y la entrelazó con la suya. Me dio un vuelco en el corazón. Luego de unos meses, he descubierto que no importaba cuántas veces entrelace sus dedos con los míos de esa forma, siempre me iba a dar un apretón en el corazón.
Me acerqué a él y lo abracé, y oculté mi rostro debajo de su cuello.
—Te quiero, Julién, pero si no me dices qué son esas letras, tendré que patearte el culo...
Él soltó una carcajada estruendosa.
—Eres una experta en eso de arruinar momentos, ¿verdad?
—Totalmente. Ahora, dime.
—Bien —se relamió los labios—. La S y la L no significan nada. Son 14 letras en total, luego significarán algo —dijo y sacó otro sobre de su pantalón—. Tómalo, ahí hay una letra más.
Abrí el sobre con suspicacia y él me sonrió; una de las sonrisas más hermosas que había hecho.
La letra ''E'' estaba en el papel.
—Por cierto, ¿cómo aprendiste a escribir así? —le pregunté y frunció el ceño.
—Ahora que lo pienso... no lo sé. Siempre he escrito así.
—Es lindo —dije y asentí una vez.
—Cómo tú.
Sonreí y me volví a mirarlo con una ceja levantada.
—Julién Chryst, ¿es idea mía o estás tratando de flirtear conmigo?
—Bueno, preciosura... —pasó un brazo por detrás de mi hombro y yo curvé mi ceja—. Es inevitable no notarte. ¿Vamos al pasillo oscuro a besarnos o qué?
—O qué —murmuré y lo tomé de ambos lados de la cara para besarlo. Apegó sus labios a los míos lentamente, pero de alguna manera el beso se tornó más intenso y Julién me tomó de las caderas sin separarse de mí, haciéndome envolver mis piernas en su cintura y acariciando la mía. De un momento a otro, me abrazó y se dejó caer hacia atrás, conmigo encima de él.
¿Quién diría que los bancos largos de la cafetería servirían para tal cosa?
—¡Ya váyanse a un motel! —nos gritó Nelly, y Julién trató de separarse pero volví a besarlo, agarrándolo de su cabello—. Debby, voy a vomitar, y será encima de ti, lo juro —nos dijo y reí mientras lo besaba. Me separé de Julién y ambos estábamos agotados y casi sin respiración.
—Por Dios —murmuró Julién—. ¿Por qué es como si cada beso superara al anterior? —dijo sonriendo y aparté la mirada con una sonrisa—. Hola, Nelly.
—Hola —dijo y dio piruetas en el aire mientras volaba—. ¡Me aburro mucho!
—¿Por qué no sales? —le dije a Nelly y ella sonrió.
—¿En serio? ¿Sí puedo?
—Sí, sal a donde quieras, pero regresa a las 10 como mínimo.
—Bien. ¡Adiós, Julién! —se despidió emocionada y se fue volando.
—¿En qué estábamos? —encorvó una ceja.
—Creo que por la parte en donde Debby se muere al necesitar un beso apasionado de su gran amor Julién.
—Esa siempre será mi parte favorita del libro —dijo y sonreí mientras nos mandaba a ambos a una habitación vacía cualquiera de la escuela. Creo que era la típica habitación del conserje, aunque no estaba segura ni me importaba.
Julién me empujó de repente, acorralándome contra la pared mientras se inclinaba para besarme. Me apoyó en ella mientras me agarraba de las caderas para subirme a su altura. Le rodeé la cintura con mis piernas y él se apegó más a mí.
—Te amo —dijo con voz agitada y volvió a besarme, pero esta vez más dulce. Me miró y me oculté en su cuello con los ojos cerrados.
—Te amo, Julién —murmuré y lo abracé fuertemente, como si estuviera a punto de romperse, teniendo en cuenta que la que se iba a romper era yo.
—Seems like yesterday when she first said hello —empezó a murmurar una canción—. Funny how time flies by when you're in love —cantó y pensé que mi corazón se había detenido en un momento. Me oculté de nuevo en su cuello y él siguió cantando—. It took us a lifetime to find each other; it was worth the wait because I finally found the one —lo escuché decir y casi sollocé.
—¿Qué pasaría si me fuera?
—I'd get lost —dijo bajito en inglés, diciéndome que se perdería, y lloré ahí, en su pecho.
Él no sabía nada. Él no sabía que yo lo tendría que dejar en un mes a pesar de todo... y yo seguía siendo lo suficientemente egoísta como para no decírselo. Y no se lo iba a decir.
Julién acunó mi cabeza en su pecho y me acarició el cabello.
—Cuando lloras me rompes el corazón, cariño... —dijo y me abrazó con más fuerza—. No llores.
Sollocé y lo miré a los ojos, y entonces me dediqué a observar su rostro; toqué un lunar que había en la parte superior de su labio, otros tres pequeños en su barbilla y otro en su cuello... había uno en su mejilla y otro llegando al pómulo... todos eran malditamente perfectos.
Sostuve su mejilla en mi mano y otra lágrima cayó por mi rostro; volví a sollozar. Él me atrajo a su pecho y volvió a abrazarme.
—¿Por qué lloras? —murmuró.
—No te quiero perder —dije sinceramente.
—No lo vas a hacer, lo prometo —dijo, tratando de consolarme. Pero yo sabía la verdad.
De un momento a otro, abrieron la puerta de la habitación en la que estábamos y apareció Truly.
—¡Chicos! Debieron tocar el interruptor por accidente.
—¿Qué pasó? —preguntó Julién.
—Todos fueron a la práctica de fútbol y porristas, y ustedes han estado en la pantalla grande del estadio todo este tiempo. ¡Todos hablan de ustedes!
—¿En la pantalla grande? —pregunté, separándome un poco de Julién y ella me miró con compasión antes de asentir y acercarse. Me quité de mi lugar y ella señaló un botón que Julién y yo habíamos dejado caer sin darnos cuenta mientras nos besábamos. Me sonrojé. Eso quería decir... que cientos de personas en Wangent vieron nuestro beso y nuestra conversación.
—Oh por Dios —murmuró Julién y medio sonrió—. Debby me hace hacer locuras indecentes.
Le devolví la sonrisa y me sequé las lágrimas con mis manos.
—Es tu parte favorita de la secuela del libro.
—¿De qué libro hablan? —preguntó Truly confundida y Julién y yo nos miramos mientras reíamos ante la pregunta.
—Es una cosa nuestra —dije, restándole importancia.
Ella asintió sin preguntas más.
—¿Vamos a la práctica de fútbol?
—Claro —miré a Julién—. ¿Vamos? —dije y asintió.
Cuando salimos de la habitación del conserje, me entregó otra carta y la abrí inmediatamente.
Tenía una letra «i».
—S, L, E, I.
¿Qué sentido tenía?
—Ya te dije, son 14 —me recordó y me sujetó la mano para empezar a seguir a Truly, quien se había adelantado.
Lo miré fijamente por unos segundos antes de clavar mi vista al piso. No, me dije, pero antes de que pudiera haberlo detenido, lo llamé:
—Julién...
—¿Sí? —dijo distraídamente, mirando hacia adelante.
Apreté los labios fuertemente. Yo no era así. No era de esas, al menos, pero realmente necesitaba saber...
—¿Qué somos? —solté, dirigiendo mi mirada al piso. Él paró bruscamente y yo me volteé a verlo—. ¿Qué pasa?
Sacudió su cabeza un momento, como si estuviera sacando una idea de su cabeza, y me dijo:
—Te pediré ser mi novia —contestó y luego miró a su alrededor—, pero no aquí, y no ahora —dijo y se acercó a mí otra vez—. ¿Está bien?
—Está bien —medio sonreí y volví a entrelazar nuestros dedos.
Para cuando llegamos al campus, ya todo se había calmado; muy pocas personas se dieron cuenta de que los chicos de la TV éramos nosotros, y estaba agradecida por eso. No quería que mucha gente me haya visto llorando, de todas formas. No era el tipo de atención que buscaba.
Subimos las gradas, y casi tropecé en una de ellas, pero Julién me ayudó a subir las demás, haciéndome reír por su instinto protector hacia mí. Era tierno.
—¡Hey! —nos gritaron y divisé un par de manos agitándose hacia nosotros. Eran J y Nelly juntos, saludándonos desde abajo. Les sonreí y agité mi mano hacia ellos también, sentada.
Nelly iba a subir un peldaño para ir a donde nosotros estábamos, pero entonces J la tomó de la cintura y la cargó hasta llegar. Obviamente, Nelly siempre se mantuvo chillando, como era propio de ella.
—Hola —les sonreí.
—¡Juli-Juli! —gritó J y se dejó caer encima de Julién.
—Mierda, J —se quejó en el piso cuando se fue para atrás por el impacto—. ¿Y ahora qué te pasa?
—¿Cómo te atreves a besarla a ella de esa forma frente a una cámara?
—Oh, ustedes también lo vieron —Nelly y J asintieron—. ¿Hubo alguien que no lo haya visto? —negaron con la cabeza.
Revoleé los ojos, y no pude evitar sonreír. Julién se levantó y empujó a J de su lugar para volver a sentarse en donde estaba.
—Nelly, ¿sabes lo que es S. L. E. I?
Ella frunció el ceño y negó.
—¿Esas no son las letras que le ibas a dar a D hoy? —preguntó J, sentándose comodamente en las piernas de Julién.
—Sí, se las di hoy.
—¡J! —le sonreí; puede que él supiera algo—. ¿Quieres salir conmigo?
Él negó con la cabeza como si fuera un niño.
—Aléjate de mí, gata. A Julién puede que lo engañes, pero a mí no. No te diré nada de nada.
—Bueno, lo intenté —fruncí los labios y me eché de hombros mientras que Julién dejaba caer a J al piso. Otra vez.
—¡Hey!
—No le vuelvas a decir gata —le dijo Julién.
—No le vuelvas a decir gata —repitió con una fingida y fea voz femenina, burlándose.
—A veces creo que son niños —dijo Nelly y yo asentí.
—Ustedes tienen algunos siete años cada uno, ¿verdad? —dije y ella rió.
 

Oscuridad en la luz.Where stories live. Discover now