♧ ︎︎︎ Hᴏᴜsᴇ Oғ Cᴀʀᴅs ♧ ︎︎︎ Niragi X Lectora

シ︎Ⓒ︎Ⓗ︎Ⓐ︎Ⓟ︎Ⓣ︎Ⓔ︎Ⓡ︎ 11

✫ 𝘕𝘶𝘦𝘷𝘢 ✫

Después de quedarme un rato con Niragi, a rato me refiero a golpearlo. Salí del sótano, dejándolo amarrado.Mi intención era llegar a la habitación donde me correspondía, pero una conversación me sacó de mi destino.

-¿Ya viste a la otra nueva que llegó? Es hermosa hermano -dijpelirrubiorubio sin camisa. -Y lo mejor de todo, no es de aquí. -¿Otra extranjera? Me dije a mi misma.

Salí a la sala, y la vi, tenía la mitad del cabello rosa pintado y la otra negra. No era asiática. Era alta, pero no tanto, a los murmullos que escuchaba decían que era de Estados Unidos. Americana la chica. No le di importancia suficiente. Hasta que vi que ella caminaba hacia la misma dirección que yo, iría con el número uno, no lo se.

-¡Hey! - me gritó, pero sólo decidí ignorarla. - ¿Tu eres como yo? - pare en seco. - osea me refiero a que¿ si tú eres extranjera?.

-Si. -dije en voz baja. - ¿Porqué?. - mire a verla.

Se acercó más y me extendió la mano.

"Un gusto, me llamo Kinasu"..

____ - estreche su mano con la mía.

Ella me dijo que se dirigía a la oficia del sombrerero, no deje que terminará que hablar porque me fui. Estaba agotada.

Me acosté en esa cama. Estaba muy cansada, y mis nudillos dolían. Pero eso no me interesaba, me dormí con una sonrisa pensando que le había dado a Niragi donde más le dolía. O eso creo.

A la mañana siguiente me levanté, por el sonido de la puerta, tocaban.

Era la chica de ayer.

-¿Cómo conseguiste el número de mi habitación? — pregunté, esta chica es una acosadora de primera.

-Emm Buenos días, yo estoy bien Gracias por preguntar, a si,tu amigo Guk me la dio. — que hijo de perra. Me extendió su mano y me entregó unas pastillas. Eran para el dolor de cólicos.

-Gracias, pasa.-Me hice a un lado para que pasara me dijo que si la acompañaba a desayunar. Obvio que acepté.

Bajamos a pedir algo, ella pidió una manzana y yo pedí un café.

-Me alegra saber que tengo a una amiga. — me sonrió.

Le devolvi la sonrisa, ella se siente sola igual que yo. Pero aún así ahorita ganarse la confianza es muy difícil.

Terminó de desayunar y yo también. Reposamos la comida. Y ella se paró de la silla y se dirigió a la piscina.

-Ven, vamos a relajarnos un rato. —me decía. Me le quedé mirando tipo. "estoy menstruando duh".
Ella entendió mi mirada y se empezó a reír. Mejor la deje sola ahí y me fui. Vi como ese chico de blanco me miraba. Solo lo salude de lejos. Pero decidí acercarme.

-Tienes mirada de halcón. —su mirada era muy seria, pero me podía acostumbrar a eso.

-Mmm —dio una pequeña risita. - Me gusta observar y analizar a mis enemigos.

-¿Entonces soy una amenaza para ti? —tenía intriga.

-Mira allá. —me indicó con su dedo discretamente. -Niragi, la mano derecha del jefe militar. El no es de confiar, es listo. Pero es muy psicópata.

-Nadie puede controlarlo ¿o que? —ese Niragi necesita límites. Y unos buenos golpes.

-Claro que pueden lidiar con el, pero siempre está a un paso de todos. El es como yo, pero yo soy aún más listo. Y peor como enemigo. —este chico si me daba miedo

Platique un rato con el. No es de mucha conversación, tampoco yo, así que la conversación terminó muy rápido.

Pude observar a Niragi caminar hacia la piscina, el no me pudo ver, pero yo si a él. Espera.. ¡Kinasu!, iría por ella. Ya me dejaría en paz de una vez.

Fui a mi habitación, me puse mi traje de baño, junto con un short, tomé una de las pastillas que me entregó la chica, y salí de nuevo. Ya no encontré a Kinasu en la piscina, pero no me importaba.

Arisu, y yo con encontramos de nuevo, caminábamos sin rumbo, hasta que estuvimos solos, bueno solo habían dos chicas, pero el sonido de unos disparos nos sacaron de nuestra platica.

Sigilosamente fuimos a ver quien era. Habían varios contenedores, cuando se fueron esos dos hombres, nos acercamos a ellos. Olía muy mal. Tenía ganas de vomitar.

Abrimos la bolsa que tapaba esos contenedores y vimos lo peor. Cuerpos, llenos de disparos, ya en estado de descomposición. Realmente asqueroso.

Muerte a los traidores.
Por miedo abracé a Arisu, estábamos aterrados. Le di la vuelta al contenedor. ¡Oh Dios!

Guk...