Once

37 6 0
                                    

Recibí una invitación de una de mis mejores amigas para su fiesta de quince años, pero no me gustan ese tipo de fiestas, no me gusta arreglarme para luego ir a una fiesta en la que estaré sentada mirando como todos bailan, toman o fuman mientras intento tomar un poco de coraje para ir a bailar al menos dos canciones. He visto a chicas inteligentes y timidas que bajo la influencia del alcohol se convierten en zorras descerebradas y me pregunto como será ya que no puedo tomar nada de lo que toma la gente normal. Esa es otra parte de mi enfermedad, nada de coca cola, ni cerveza, ni siquiera champagne para brindar en los dias de fiesta. Parece que todas las bebidas tienen glucosa y aunque hay algunas cosas que sí puedo tomar, queda descartada la posibilidad de emborracharme hasta no poder pensar con claridad, ya que eso me dejaría en coma. Fácil.

Aunque no es la gran cosa: no siento la necesidad de tomar. Solo una vez probé cerveza porque era navidad y mi padre estaba algo "alegre" y le pregunté si me dejaba tomar un trago, al principio puso cara seria y luego dijo:

-Todos debemos tomarnos algunas libertades de vez en cuando, ¿no lo crees mamá?

Mi abuela me miró, miró el vaso de cerveza, me miró, sonrió y dijo:

-Solo un trago.

Así que lo probé, pero me arrepentí al instante. Era asqueroso.

Es por eso que mi padre confía tanto en mi, supongo que como sabe que nunca voy a volver a casa con los tacones en la mano y el maquillaje corrido llorando por alguna extraña razón, me deja ir a todas las fiestas a las que me invitan.

El problema está en mi, yo soy la amargada que odio las fiestas. Pero en fin, creo que si iré al cumpleaños de mi amiga porque es muy importante para ella.

En otras noticias, ayer tuve un control médico, mis controles son muy originales porque además de pesarme y decirme que tengo que tomar más vitaminas el doctor me pincha el dedo y me dice cuanta azúcar hay dentro de mi cuerpo, me dijeron que tengo que adelgazar y hacer más ejercicio. Les dije que sí aunque sabía que no sucedería. Me dijeron que tengo que cuidarme mucho de cualquier raspón o herida por leve que sea. Les dije que sí aunque sabía que si me caía a la salida del hospital y me cortaba con un pedazo de vidrio la rodilla, entonces estaría perdida. Y eso nadie lo podría evitar.

Con amor, Lis Rowinski.

CountdownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora