Cero

43 8 1
                                    

Pobre y luchadora Lizzie. Leer este diario me hace recordar su sonrisa, su inseguridad, su ingenüidad. Hacen ya dos años de la muerte de Lis Rowinski (o, debo decir, Lis Stevenson) y aún no lo supero.

Creo que le debo a ella este último favor, el de terminar su diario explicando realmente que es lo que le sucedió, ya que en vida nadie se animó nunca a decirle la verdad. Cobardes. Somos todos cobardes. Tanto su padre, como su abuela, yo y toda mi familia. Nadie se animó a contarle su verdadera historia de vida hasta que murió ignorándolo. Oh, diario, no sabes como me arrepiento.

Lis Rowinski nació hace diecisiete años en esta pequeña ciudad bajo el nombre de Lis Stevenson, hija de Luke Stevenson y Marie Rowinski, tenía un hermano llamado Levin y fue muy feliz durante tres años hasta que sus padres murieron en ese terrible accidente de tránsito.

Ambos hermanitos, sin entender realmente lo que había sucedido fueron adoptados, cada uno por un hermano de la pareja: ella se fue con su tío, hermano de su madre, y él con su tía, hermana de su padre. Lis no tuvo la suerte que tuvo su hermano: su nuevo padre no tenía esposa y nunca se casó mientras que Levin tuvo padre y madre desde pequeño ya que su tía ya estaba casada desde algunos años.

Lis creció sin saber nada sobre sus padres, en la mente de una niña pequeña sólo es un paseo de unos días a la casa de su tío hasta que descubre que ese hombre es realmente su "padre" y se olvida de quienes la trajeron a la vida.

Lis fue diagnosticada de VIH a los dos años de vivir con su nuevo papá, tan solo tenía cinco años cuando le dijeron a sus familiares que sólo tenía de diez a trece años restantes de vida. Las personas infectadas con VIH suelen pasar varios años sin manifestar ningún síntoma de la enfermedad. Pueden sentirse perfectamente sanos y tener una apariencia normal y saludable. Pero llega un momento en el que la enfermedad aparece bruscamente, y es fulminante.

Mi madre nunca supo que tenía VIH por lo cual no dudó en tener dos hijos, pero ambos estábamos maldecidos con esta enfermedad mortal sin cura. No sé cuanto tiempo más de vida tendré, pero los médicos dicen que puedo llegar a mis cincuenta años. Mi hermana no tuvo esa suerte.

Ella tuvo los días contados desde que tenía cinco años y nunca lo supo, era más fácil decirle que tenía diabetes a decirle que tenía una enfermedad mortal e irreversible de la que jamás se podría curar, ¿Quién querría explicarle a una niña inocente que no llegaría a cumplir los dieciséis años?. La diabetes le daba la oportunidad a los médicos de sacarle sangre regularmente sin que esto sea sospechoso diciéndole que tenía mucha azucar en sangre pero en realidad fijándose que tan afectado estaba su organismo de esa maldita enfermedad. Hasta los médicos estaban involucrados en esta vil mentira.

En su decimoquinto año de vida entré yo en la historia. A mí sí me contaron desde el principio el cuento trágico en el que estoy involucrado y desde los seis años sabía que tenía una hermana dos años menor que yo en algún lado, que estaba siendo engañada por mis propios familiares para que pensara que sólo era huérfana de madre, pero al encontrar a mi abuela y preguntarle por Lis, mi corazón se encogió.

Mi hermanita era una marioneta en las manos de unos crueles titiriteros, le estaban haciendo creer que podría llegar a ser grande y cumplir todos sus sueños cuando todos sabían que no pasaría la adolescencia. Entonces hice un trato con mi tío, su padre: sería el amigo incondicional de Lis, quién estaría allí para ella en sus últimos meses de vida, pero sin contarle nada de su condición ya que sería mucho para procesar en muy poco tiempo. Quería que sus últimos días fueran únicos, la saqué a pasear, la visité en su lecho de muerte. Pero nada pudo evitar que Lis Stevenson-Rowinski muriera en mis brazos el 27 de Julio de 1998.

Hoy hacen dos días exactos de su muerte, estoy enfrente a su tumba y sigo pensando que su vida fue injusta y cruel, Lis debió haber sabido que tenía los días contados. Aunque no hubiera nada que se pudiera hacer para evitarlo.

Con amor, Levin O'Connor.

Bueeno, este no era el final que yo pensaba hacer desde el principio pero algo es algo. Si les gustó voten por favor, me ayudan mucho.

Para los que no lo sepan, el último upload que escribió Lis en el que se sentía mejor es ese momento de leve mejora antes de la muerte, les pasa a todas las personas con enfermedades mortales porque el cuerpo se cansa de luchar contra la enfermedad y se sienten un poco mejor hasta que la enfermedad los vence.

Estoy bastante orgullosa de esta historia, además es la primera que hago y espero escribir otras más.

Be happy

Bye

Lily

CountdownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora