Primer amor

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Pareja: Catarina x Anne.

Capítulo especial para holazporfa.

¡No comentarios ofensivos, por favor!

Aclaración: En esta historia Anne tiene 20 años, mientras que Catarina y Keith tienen 10 años. Como son menores, la historia hablará del primer amor de Catarina, un amor tierno e inocente.

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¡Anne es genial! Fue lo que había pensado cierta niña castaña mientras observaba a la mujer cocinar con facilidad. Las cualidades de Anne la volvían una mujer perfecta a los ojos de la niña, quién, con sus pocos años de vida, no conocía del amor romántico.

Ella amaba y admiraba a Anne, pero nunca se había puesto a pensar profundamente en sus sentimientos. Si le preguntaban a Catarina, fácilmente podría decir que amaba a Anne, pero ¿hablaba del amor romántico?

En cierto día de invierno, cierta pelinegra se encontraba en la cocina de una gran mansión, cocinando unas deliciosas galletas para ciertos pelicastaños que todavía se encontraban dormidos. Mientras sacaba las galletas del horno, un grito se escuchó por toda la mansión.

—¡Hermana! —Gritó un niño de complexión pequeña y delgada mientras corría hacia la habitación de su hermana mayor. Resulta ser que Catarina Claes se cayó de la cama, esto debido a que en las noches ella se movía mucho y, en la mañana siguiente, amaneció en la orilla de la cama, por lo que fácilmente de golpeo con el suelo.

Los hermanos Claes llegaron a la cocina, oliendo y babeando por aquellas galletas que estaba preparando la sirvienta de la mansión Claes.

—¡Buenos días, Anne! —Saludaron los hermanos, sentándose en aquella mesa que usaban los sirvientes de la mansión para comer.

Anne se volteó a verlos, observando como Catarina no se había lavado la cara, puesto que se veía a simple vista un rastro de baba seca, mientras que Keith lucía limpio, lucía impecable, como siempre.

—Buenos días, Catarina-sama, Keith-sama —Devolvió el saludo. Tomando un trapo y mojándolo, se acercó a la joven Claes para limpiar aquel rastro de baba. —Catarina-sama, debe de limpiar siempre su rostro.

Catarina asintió, dejando que las suaves manos de la pelinegra recorrieran su rostro para deshacerse de aquella suciedad. Inconscientemente, Catarina empezó a divagar en sus pensamientos, mientras las suaves caricias que le propiciaba la mayor se hacían más intensas, pero no hablando de mala manera, sino que Anne empezó a tallar con más fuerza el trapo mojado para terminar rápido.

Anne tiene las manos suaves. Pensó la menor, sonriendo inconscientemente.

—Anne. —Keith habló, interrumpiendo los pensamientos de su hermana. —¿Puedo agarrar una galleta?

Anne asintió. —Yo se la daré, Keith-sama, usted podría quemarse. —Las manos de la pelinegra abandonaron el rostro de la niña, dejándole un sentimiento de abandono.

A Catarina se le salió una mueca de desagrado.

—¿Pasa algo, Catarina-sama? —Preguntó Anne, dándose cuenta de aquella mueca.

A Catarina le agradaba la sensación de tener solo la atención de Anne, pero le incomodaba cuando Keith tenía la atención de la mayor.

A Catarina le agradaba jugar con Anne, pero no le gustaba cuando sus padres llamaban a Anne.

Ella adoraba abrazar a la mayor, pero le dolía que Anne solo la viera como la hija de sus patrones.

Anne era reluciente.

|El harem de Bakarina| One-Shot's Y AnécdotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora