Mi dulce secreto

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Pareja: Gerald x Keith

Capítulo especial para yourwaifuh

Advertencia: Contenido hard, explícito.

¡No comentarios ofensivos, por favor!

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¿Qué es peor, que tu amor no sea correspondido o que sea correspondido pero tengas que esconderlo?

Por un lado, el amor no correspondido te deja con un dolor en el pecho durante un tiempo hasta que logras superarlo.

Pero, por el otro lado, el amor secreto es hermoso y bello mientras sea a escondidas pero, ante la sociedad, solo es un secreto que debes guardar en lo más profundo de tu corazón. Ver a tu pareja fingir, no gritar que lo amas a los cuatro vientos, fingir que no pasa nada... Te mata lentamente.

El amor, muchas veces, no es muy justo. Enamorarse de quién no debías es lo peor pero, a pesar de todas las dificultades, el amor verdadero siempre prevalecerá.

—G-gerald, basta.— decía, entre suspiros, el menor de la familia Claes, Keith Claes.

Más el rubio no le hizo caso y siguió con su tarea de estimular a su tierno novio. Con gran habilidad, siguió usando su mano para acariciar el pene de Keith sobre la ropa.

—¿Por qué debería de detenerme?— le susurró el rubio con una voz ronca que hizo estremecer al contrario.

—Nos pueden ver, ah~♡.— el chico no pudo evitar sonrojarse tras escuchar el gemido que escapó de su boca.

Gerald sonrió.— Tus gemidos me vuelven loco.— le volvió a susurrar en su oreja para después morderla.— De hecho, tú me vuelves loco.

Keith se encontraba sentado en las piernas de su novio mientras recibía las caricias de éste. Ambos se encontraban en la habitación del rubio, encerrados.

—Abre más las piernas.— demandó el rubio, acariciando toda la pierna de Keith por encima de su pantalón.

Sin dudar, Keith obedeció, haciendo que las caricias aumentarán de intensidad.

Gerald, siendo más impaciente que de costumbre, empezó a bajar el cierre del pantalón de Keith.

—E-espera...— rogó el joven Claes.

—He esperado por mucho tiempo, amor— Las palabras de Gerald sonaban tan dulces cerca de su oído que no podía evitar derretirse.— Además, el pequeño Keith no puede esperar más.— Keith miró su pene y, efectivamente, ya estaba duro.

Gerald, divertido por la situación, dirigió su mano hacia aquella erección pero, antes de que pudiera divertirse más, tres pequeños golpes en la puerta lograron que el ambiente sexual huyera por la ventana.

—¿Quién?— preguntó Gerald, con una pequeña vena en su frente. Lo que más odiaba era ser interrumpido en algo importante, en este caso, ser interrumpido cuando estaba a solas con su novio después de un mes.

—Joven Gerald, su prometida, la señorita Claes, ya llegó.— le informó una de las sirvientes desde el otro lado de la puerta.— Está en la sala.

—Mi hermana...— susurró Keith, levantándose de su lugar favorito, las piernas de su rubio.

—En un momento voy.— le dijo Gerald a la sirvienta, a lo que ella, con educación, fue a recibir a la joven Claes.

Keith se acomodó su ropa.

—Keith, ¿Puedes...?— le dijo Gerald.

—Lo sé, me iré en seguida.— dijo Keith.

|El harem de Bakarina| One-Shot's Y AnécdotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora