Capítulo 3 Noah

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Había entrado por la puerta, miró que había una cama de perro en la entrada, algo que estaba totalmente prohibido por él.

-¿Hola?- Dijo acercándose al comedor donde procedía el delicioso olor a pollo al horno. En realidad no sabía si era pollo al horno, pero olía de maravilla.

-¡Noah!- Saludó su madre animada, con su pelo rubio recogido y los labios pintados de rojo, algo poco común en Isabelle.

-¿Celebramos algo?- Preguntó el moreno al ver que había más de dos cubiertos.

Isabelle sonrió incómoda.

-Pues aver cariño quería hablarte de una cosita.

El joven sintió una punzada de advertencia dentro de él, era como una especie de corazonada de que algún cambio estaba por llegar, cosa que le sacaba de quicio.

-¿Ha llegado Noah?- Sonó una voz masculina saliendo de la cocina con un delantal culinario.

Era un hombre de pelo cobrizo y ojos azules, bastante elegante.

-¿Hola?- Saludó molesto el adolescente al ver que a su lado le seguía un chiuaua con los ojos desviados de forma opuesta.

-Hijo te presento a James...- Dijo mientras sonrrojaba porque el hombre le había cogido la cintura.

¿Qué hace con mi madre? ¡Quiero matarlo! Tranquilo Noah... Seguro que solo son amigos.

-Estamos saliendo.

-¡Joder!- Gritó molesto acompañado de un estornudo.- ¿Qué hace el perro aquí?- Cogió una servilleta y se limpió la nariz.

-Es Amazon.- Lo presentó animado aquel hombre.

¿Amazon? ¿En serio?

-Los he invitado a cenar para que los conozcas porque bueno hemos barajado la idea de que se muden con nosotros.

-¿Se? ¿Hay más gente? Soy alérgico a los perros.- Volvió a estornudar.

-Amazon es muy importante para ellos, puedes tomarte tus pastillas.

Si claro... y me tengo que medicar por el chucho.

-Vamos tomando asiento...- Dijo Isabelle tratando de imponer paz.

Había un cubierto sobre la mesa y eso era algo que le dejaba más nervioso.

-¿Falta alguien?

-Sí, mi hija.- Sonrió el hombre.- Tiene quizás tu edad.

-Seguro que os haréis muy amigos.- Dijo Isabelle yendo a la cocina a por la comida.

-Seguro...- Susurró Noah mientras apoyaba su cabeza sobre la palma de su mano.

-¡Hola! Perdón por la tardanza.- Apareció por la puerta aquella voz femenina.

Noah se dió la vuelta para observarla, y su corazón en ese instante dio un vuelco, provocando que se levantara de la silla rápidamente mientras esta se caía al suelo.

-¿¡Qué!?- Se puso las manos sobre la cabeza.

-Hola guapísima.- Saludó la madre poniendo sobre la mesa coliflores asadas con verduras.

Al sentir el olor de la verdura Noah hizo una pequeña arcada, pero no llegó a vomitar.

-¡Pensaba que era pollo!- Señaló con la mano la coliflor.

Isabelle sonrió.

-Bueno es que Bambi es vegetariana.

-Esto no puede estar pasando.- Volvió a estornudar.

Odiando el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora