Capítulo 4 Serena

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Había pasado un día desde que Noah no había ido a su cumpleaños la noche anterior, y que tampoco le había felicitado en el móvil, además añadiremos que hacia un día gris con nubes, una neblina típica de la humedad. Por si fuera poco se sentía nerviosa, estaba a la espera de recibir un mensaje de una agencia de modelaje la cual se había apuntado en secreto a un casting.

[Pendiente de candidatura].

Vaya mierda...

-¡Serena! Estamos agotadas...- Se quejó Amber que era lo más parecido a su mano derecha.

La morena le dedicó una mirada de pocos amigos a la joven rubia.

-¿A caso quieres estar gorda?- Se levantó y se puso delante de su amiga.- El entrenamiento de hoy es duro porque esta grasa que tienes aquí...

Cogió del vientre a su amiga estirando su carne.

-Es pura mierda.

Amber tragó saliva.

¡Ding!

Sonó su móvil en el bolsillo de su chaqueta, se dió la vuelta y observó que era una actualización de la candidatura.

[Candidatura aceptada].

Sintió una fuerte emoción, como una especie de llama que se encendía dentro de ella.

-Me voy...- Cogió su mochila.- Y como dejéis de entrenar antes de las seis lo sabré....- Trató de disimular su alegría. Nadie tenía que saber que se había presentado a modelo y menos su familia que fantaseaban con su futuro de abogada. La profesión de selección de los Hunter.

Dejó de pensar mientras caminaba a prisas hasta el autobús dirección al centro de la ciudad, donde una vez sentada y sin importar quien estuviera allí pegó un grito de emoción. En cierto modo no le sorprendía, había agregado unas cuantas mentirijitas en la inscripción. A pesar de eso tenía que lograr la manera de que esas "mentiras piadosas parecieran verdad".

El autobús se detuvo, una de las paradas era delante del Gran edificio de la marca más importante de modelaje "in touch".

Respiró profundamente, quizás nunca había estado tan nerviosa en toda su vida.

¿Y si me pillan? Debería haber ido más preparada.

-¿Perdona? ¿Vas a bajar o no?- Le preguntó una señora con cara de pocos amigos.

Serena le dedicó una breve mirada con el labio levantado a un lado y el ceño fruncido. Que vieja más amargada.
Se dirigió a la puerta del autobús la cual se dió de cara contra el cristal.

-¡Oiga!- Se quejó Serena al conductor.- Voy a salir...- Al ver que esta estaba cerrada.

-¡Haga el favor de no decidirse tanto... es solo una parada señora!- Se quejó el hombre abriendola.

¿Por qué hoy todos se habían vuelto tan idiotas...? Serena resopló bajó del vehículo y observó el gran edificio. Desde aquella altura realmente imponía.
Avanzó hasta recepción donde a prisas sin que nadie la pudiera ver se metió en el baño para hacer su increíble magia.

Se metió en el baño apoyando la mochila sobre la taza del váter, la abrió y sacó unos tacones negros de aproximadamente 14 centímetros más de lo que ella media, un vestido verde oscuro estilo de seda, un abrigo del mismo color que el calzado y no le había dado tiempo a conseguir un par de prótesis falsas para el pecho. Quizás se lo podría haber pedido a Noah si le dijera la verdad... Sacudió la cabeza. Nadie puede saberlo. Por suerte era demasiado ingeniosa y se las había arreglado para hacer unas redondas bolsas de sopa. Bueno quizás no fuera tan ingeniosa la idea pero fue lo único a lo que pudo recurrir en esos momentos.

Odiando el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora