Sucediste tú

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Esa misma noche

Dylan y Yue se dan un baño juntos en la tina. Ella se sienta en sus piernas y se acuesta en su pecho mientras él la acaricia por todo el cuerpo y le roza los hombros con la nariz y los labios...

"Estoy feliz de que te sientas cómoda conmigo. Me calienta el corazón saber que ya no hay obstáculos entre nosotros y que confías en mí lo suficiente como para pedir lo que quieres..."

Yue se da la vuelta y chasquea los labios ruidosamente en la mejilla de Dylan con una gran sonrisa en el rostro. Le encanta cómo él no ha podido dejar de tocarla. ¡Esto es el paraíso!

Dylan continúa: "Y ahora que no hay más secretos, puedo confesar que me vuelve loco lo mucho que me deseas... ¡No puedo decirte lo fantástico que es eso!"

Dylan aprieta a Yue y luego le da muchos besitos en el cuello. Brrr... Escalofríos. Si continúa así...

Yue se da vuelta y deja caer su cuerpo, dándose cuenta de que él se ha recuperado de la tormenta anterior y que todos los abrazos compartidos han traído otro ciclón sobre ellos...

"Parece que no necesitas más tiempo, ¿verdad?" ella pregunta con picardía.

Dylan sonríe con ojos seductores. El clima está nublado con probabilidad de tormentas eléctricas.

Yue desata un poco de rayos cuando pone sus brazos alrededor del cuello de Dylan y acerca su rostro tanto al de él que sus bocas se tocan y ella habla lentamente a propósito para sentir cómo sus labios se hacen cosquillas: "No has respondido mi pregunta. ¿Necesitas más tiempo?"

Como una ráfaga de viento imprevista, Dylan agarra a Yue, la vuelca debajo de él y entrelaza sus dedos, salpicando el agua de la bañera por todas partes, y le demuestra que el tornado ha llegado para arrebatarla sin previo aviso.

¡Oh, el sonido que hace Yue! Dylan lo adora... Y los que le siguen son igual de hechizantes. Yue no puede hacer otra cosa que ceder a las fuerzas de la naturaleza que él despliega.

Un fuerte y largo jadeo cambia el clima y Dylan y Yue se miran fijamente el uno al otro, desconcertados y afanosos.

"Lo siento, lo siento..." finalmente dice Dylan, acariciando el rostro de Yue.

"¿Por qué? -pregunta ella y se ríe-. Quiero decir, me sorprendiste un poco porque necesito acostumbrarme al hecho de que seas mi esposo y todo eso, pero yo misma te lo estaba pidiendo..." admite en tono jocoso.

"¿No te asusté? Hice un lío en el baño, y no dije ni una palabra, solo..."

"No me asustas para nada -Yue lo consuela acariciando sus brazos-. Esto es exactamente lo que quiero de ti..."

Dylan parece sorprendido; Yue es la que da miedo en esta relación.

"Quizás deberíamos dormir un poco..." sugiere Dylan ya que se está haciendo tarde.

Yue asiente. Sin embargo, ¿podrán dormir?

La pareja se seca y se cepilla los dientes, bromeando y hablando. Entonces Dylan pide ropa de cama limpia y cambia las sábanas porque estaban todas mojadas a causa del momento impulsivo que tuvieron poco antes.

Yue usa un atractivo pijama de satén, Dylan usa un pijama de algodón suave y ambos se meten en la cama.

"Buenas noches."

"Buenas noches."

Aun así, miran el techo por un rato, con las sábanas debajo de los brazos y las manos a los lados. No pueden cerrar los ojos a pesar de que es hora de descansar.

Un disparo al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora