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De regreso en Beijing

Dylan abre la puerta de la casa y Yue está saltando arriba y abajo como una niña, feliz y contenta.

"¿Qué pasa contigo? ¿Por qué estás tan feliz de volver a casa? ¿No preferirías quedarte un poco más de luna de miel?"

"¡Por supuesto! Pero nada se compara con tenerte conmigo en la vida real. ¡Por fin puedo lucirte! ¡Tomar tu mano en público, besarte, abrazarte! ¡No veo lahora! ¡Quiero que todos nos vean juntos! Además, hoy te mudas a mi habitación, ¿no es emocionante? ¡Puedo apachurrarte todas las noches en mi cama!"

"¿Eh? ¡No me voy a mudar a ningún lado! " Dylan responde con bastante seriedad, y la cara de Yue se pone sombría.

"¿Qué quieres decir con que no te mudas a ningún lado? ¿Quieres que duerma en tu habitación? Es más pequeña y no tiene bañera, pero bueno..." comenta Yue, tratando de encontrarle sentido a las palabras de Dylan.

"No".

"¿No? ¡¿No qué?!" Yue pregunta, echando humo.

"¡No me dejas dormir! ¡Eres pegajosa como un cachorro! ¡Y siempre me estás comiendo con los ojos! Necesito dormir en algún momento... ¡Es agotador!"

Dylan habla y se comporta con tanta seriedad que Yue duda por un segundo. ¿Está bromeando? Su mamá dijo que era gracioso y hacía bromas... ¡Más le vale que esto sea un chiste!

Yue decide seguirle la corriente...

"Está bien, duerme en tu fría y solitaria habitación y yo dormiré en mi cómoda y sedosa cama, sin nada puesto, disfrutando de la suavidad de las sábanas sobre mi piel desnuda..." responde ella en un tono atrevido y comienza a caminar hacia su cuarto.

¡Oh, ese fue un golpe bajo! ¿Cómo puede Dylan resistir?

"¡Ven aquí! ¡Eres mala!" Dylan comienza a correr tras ella y Yue grita como si el mundo se acabara y una manada de lobos la persiguiera.

Dylan no puede aguantar: estalla en carcajadas y cae al suelo, sin fuerzas, arrastrando a Yue por la camisa junto a él.

Entre risas, casi ahogándose, Dylan intenta decir algo: "Tú, o sea... ¿Por qué?"

Yue mira al hombre, sentada sobre sus piernas, e inclina la cabeza. "¡¿Qué es tan gracioso?!"

"¿Por qué -inhala- gritaste así, Luna mía? ¡Eres demasiado graciosa! ¡Gritas como en las películas de terror!" Y sigue atacado de la risa, incapaz de detenerse o mantener los ojos abiertos.

"¿Por qué -inhala- gritaste así, Luna mía? ¡Eres demasiado graciosa! ¡Gritas como en las películas de terror!" Y sigue atacado de la risa, incapaz de detenerse o mantener los ojos abiertos

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Yue se está riendo con solo mirarlo. "Me encanta escucharte reír..." dice ella dulcemente y acaricia su rostro.

Dylan se calma con ese toque celestial y pregunta: "¿De verdad crees que puedo dormir en otra habitación sabiendo que estás bajo el mismo techo? ¿Especialmente ahora que sé cómo se siente tener tu cuerpo sobre el mío?"

Un disparo al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora