Capitulo 38: Confesión

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Despierto extrañamente, ¡temprano! Miro a mi lado y mi ruso particular duerme. Ha pasado la noche completa sin horribles pesadillas. Me siento a su lado y acaricio su cabellera castaña. Es perfecto, su cuerpo, su rostro todo él es perfecto. Me levanto de la cama con cuidado de no despertarlo entro en puntitas al tocador y me cepillo los dientes. Agarro se mi bolso, mi ipod y salgo de la habitación. Camino hasta la cocina. Todo en acero inoxidable y una nevera americana alucinante. Como soy como soy me adentro en ella y abro la nevera. ¡Maldita sea el vegetarianismo! No hay nada de lo que me gusta desayunar. Cierro la nevera y miro con curiosidad los gabinetes, no tienen agarre para abrirlos. ¿Seré bruta? Busco y busco dándole vueltas a como abrir el puñetero gabinete pero paso de él, no consigo abrirlo. Cojo frutas, es lo más que puedo comer entre las cosas raras que este hombre tiene aquí. Termino de cortar las frutas mientras canto y las pongo en un platito hondo. Al girarme me congelo, palidezco y me siento como una imbécil de remate.

—Buenos días Megan, veo que has despertado muy enérgica.

Habla Megan, habla. No te quedes como idiota aquí parada. Trago saliva.

—Buenos días, ¿Cómo dormiste?

—Extrañamente bien, ¿y tú?

—Mejor que nunca.

Sirvo zumo de naranja en dos vasos mientras guardo algo de silencio. De momento la escena se ve tan real, podríamos ser ambos en una relación normal pero no, al parecer no hay forma de que eso suceda.

—¿Te sientes bien?

—Si te refieres a mi salud, estoy bien.

—¿Te tomaste la dosis que te toca?

—A ver Megan, ¿Qué ahora te vas a dedicar a ser mi enfermera?

Sarcástica respondo:

—No creo, en dos semanas te largas a Rusia.

Tuerce el gesto.

—¿Por qué en vez de pelear contra algo inevitable, disfrutas del tiempo que nos queda?

Bajo la mirada y cuando pienso seguir argumentando me detengo, no vale la pena.

—Tienes razón, vale no buscare más el tema.

Se levanta del taburete y tras darle la vuelta a la isla se detiene tras de mí acerca su nariz a mi cuello y responde:

—Créeme que no me olvidaré de ti jamás por más tiempo que pase. Ha sido lindo haberte conocido —Vuelve a sentarse en el taburete y noto que su semblante cambia, algo inquisitivo—. ¿Qué te pareció un tercero?

Respondo:

—Excitante, pero si escojo, estaría solo contigo.

Suspira algo nostálgico.

—¿Qué ocurre? —pregunto

—¿Qué quieres hacer hoy?

Su actitud me desconcierta. Se ha puesto gélido de la nada. Me trago mi macarra y respondo.

—Me da igual —Le pongo el desayuno en frente con sequedad—. Buen provecho.

Arquea una ceja desconcertado por mi negación de hacer algo.

—¿Qué ocurre?

—Nada, solo que te eres un trozo de hielo cuando te da la gana.

Se levanta del taburete y avanza hacia mí, me toma de la cintura con suavidad y pienso que me besaría pero no, no lo hace. Solo reposa su frente sobre la mía y cerrando los ojos comenta.

Tuya Por Una Noche© Nuevamente en wattpad!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora