Aquí voy, a ceder a regañadientes, a torcer el brazo, a doblegarme. El muy idiota conoce mi talón de Aquiles y lo ha usado a su favor.
Me miro en el espejo de la cómoda. «Megan, todos los problemas que tienes desde que entraste a trabajar a esa maldita farmacéutica parecen sacados de un libro de terror. Tengo que hacerme la idea ya, será algo rápido. Si, Mikhail me atrae, pero no para terminar en una cama. Joder, me encuentro dividida, creo que siempre he tenido una guerra interna con la razón y el corazón. ¿Enserio quiero hacer esto? Joder, estoy jodidamente liada».
Subo al piso cincuenta y me acerco al mostrador.
—Emma, ¿le dices al señor ese que estoy aquí?
—Ay Megan, no cambias. Siéntate, te anuncio en un momento.
Me siento en un diván blanco en piel, miro el reloj, «vaya que puntual soy, aún faltan cinco minutos». Estoy que subo por las cuatro paredes del mosqueo que tengo.
Emma me hace una seña.
—Puedes pasar, suerte...
Me levanto de la silla, tragando saliva. Estoy algo fuera de lugar. Creo que mi vestimenta no le gustará al ruso maldito, me encanta la idea. Llevo puesto una camiseta negra, unos vaqueros rasgados y unas converse rojas. El pelo suelto y rebelde, con un toque natural de maquillaje. Me da igual, ya ese idiota me da igual.
Camino hacia el despacho del ruso, «joder, siento que necesito un cuchillo en mis manos».
Abro la puerta y ahí está dando la espalda a la entrada, solo puedo ver que sostiene una copa de Brandy muy cómodo él.
—Señorita McMillan... Sabía que tarde o temprano vendría, tenemos una conversación pendiente.
Trago saliva.
— Señor, ¿porque insiste en joderme la vida? Hay muchas que podrían acostarse con usted. La verdad es que no entiendo cuál es su empeño.
—Pero yo quiero tenerla a usted. —Se gira mirándome fijamente a los ojos—. Deseo tenerla a usted en una cama.
Intento controlar las lágrimas, pero el mosqueo me lo impide. Estoy a punto de retractarme de todo esto, pero luego pienso en Mel, ella merece todo este esfuerzo que estoy haciendo.
—¿Cuándo fue la última vez que tuvo intimidad?
—Eso a usted no le importa.
Cruza los brazos y solo me mira, me mira queriendo sacarme la respuesta de los ojos.
—¿No ha habido ultima ni primera vez cierto, Megan?
«No quiero darle el gusto, no puedo ni soportaría darle el jodido gusto». Niego con la cabeza y aquí voy a inventarme una de las mías.
—No se haga ilusiones, no soy virgen si eso es lo que le interesa de mí. Hace un mes que tuve sexo de lo lindo. ¿Contestada su pregunta?
—Entonces no entiendo cuál es el lio por una noche.
—Yo me acuesto con quien quiero porque lo deseo, y perdóneme, usted no me levanta ni un pelo. Usted es tan frio, tan amargado que no despierta pasión alguna.
Se enfurece con lo que le he dicho, me encanta que le haya dolido. Se cree que puede manejar a todos a su antojo, pero conmigo se equivoca.
—¿Sabe porque he aguantado todos sus insultos sin despedirla en el instante? —Curva la comisura con sarcasmo—. No lo hice porque yo mismo me encargaría de demostrarle que usted no puede conmigo, McMillan, esos aires de grandeza se los voy a domar en una noche. Espero que su macarra le ayude en estos momentos.
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Tuya Por Una Noche© Nuevamente en wattpad!!!
RomanceMegan McMillan es una joven violinista que sueña con algún día ser reconocida por sus melodías. Los problemas económicos la persiguen por lo que se ve obligada a buscar un segundo trabajo. Se presenta a una entrevista de trabajo en biofarmacéutica...