¡Qué día más pesado! Siento que no puedo más con tanto trabajo. Cojo el primer taxi que veo y a toda prisa pido que me lleve al hotel donde toco para sobrevivir.
Miro tras la ventana y ya ha oscurecido, cae un diluvio y solo pienso en conseguir dinero para Mel. No puede seguir sin su medicamento.
Aprieto los dientes y busco mi cartera, solo tengo cincuenta hasta la próxima quincena. Resoplo cansada, « ¿Cómo le hago para estudiar, trabajar y cuidar de mi hermana a la vez sin volverme loca?».
— ¿Cuánto es del viaje?
—Son quince—responde el taxista.
Quince menos y todo por llegar temprano al hotel. Bajo del taxi y me cubro la cabeza para no mojarme con el estuche del violín, los zapatos se empapan, mi bolso se humedece y estoy hecha un asco.
Entro al vestíbulo del hotel y le pregunto al botones si ya ha comenzado la actividad donde voy a tocar, algo confundido niega con la cabeza sin saber muy bien de lo que le hablo.
«Vale, que puedo informarme solita».
Entro al salón de actividades y veo a mi jefe hablando con unos señores. Le hago gestos para llamar su atención y este viene hacia mí.
—Hola, ya estoy aquí puntual y lista para trabajar.
Me mira con cara algo apenada y responde:
—Megan, ya no necesitamos que toques por el momento. Si surge alguna actividad te llamamos.
— ¿Cómo? ¿Pero y la actividad de hoy?
—Ha sido cancelada.
Me lleno de enojo y me enfado.
— ¿Por qué no me avisaron antes? Me hubiera evitado llegar hasta aquí.
Encoge los hombros sin mucho afligimiento.
—No se nos ocurrió.
Asiento con la cabeza y vuelvo a agarrar el estuche.
Salgo del hotel a toda prisa con lágrimas en los ojos. Tengo menos dinero y una hermana en casa que se retuerce en el suelo con horribles convulsiones si no tiene su medicamento. Ha cesado de llover un poco, pero aun así estoy mojada. Mi casa está lejos del hotel y no puedo coger otro taxi.
Odio mi vida, todo es un jodido desastre. Solo me consuela tenerlo a él, a Julián. Llevo dos años a su lado y ha sido el único que ha logrado levantarme el ánimo.
Cojo mi móvil y pienso en llamarle, pero no sé qué hacer, últimamente nuestra comunicación es poca. Hoy lo vi en la universidad y apenas cruzamos palabras.
Camino entre la gente con mi violín y pienso en como regresar a casa. Ni modo, tendré que irme en el metro. Camino desganada hasta la terminal y tengo muchas cosas en la cabeza, desde estudiar una carrera que no me gusta nada, y Melanie.
Durante el viaje, reposo la cabeza sobre el cristal y cierro los ojos, «Megan, ¿Cómo le vas hacer?». Derramo una lágrima y buscando que al menos Julián me suba el ánimo le mando un SMS,
Megan a las 9:30pm
Mi amor, porque no nos vemos y no sé..., ¿hablamos? Necesito verte. Te amo
Miro el móvil por un rato y no recibo ningún mensaje. Trago saliva y lo guardo resignada.
Llego a casa, bueno, al apartamento cuatro por cuatro que comparto con Melanie. Antes de abrir la puerta, seco las lágrimas y trato de parecer serena.
Entro al apartamento esperando que Melanie ya se haya dormido, pero no, está ahí sentada en el sofá.
— ¡Hola, Megan!
— ¿Qué haces despierta?
—Te estaba esperando.
Suelto mi bolso sobre la isla de la cocina y me sirvo un vaso de agua.
— ¿Aún te queda del anticonvulsivo?
Baja la mirada y me responde:
—No, la última dosis me la tomé antes de ayer. Pero no te preocupes no creo que pase nada porque no me lo haya tomado dos días.
Aprieto los dientes y seria le respondo:
—Voy a conseguir ese frasco. Tú solo, no te alteres ni hagas cosas extraordinarias.
—Vale, pero no te estreses ni nada por eso. Por cierto, ¿Hoy no tocabas?
Camino hacia mi cuarto y le digo que se ha cancelado y prácticamente no tengo trabajo hasta sabe Dios cuando.
Y como si mi vida fuera fácil, pasado mañana tengo examen en la facultad y ahora recuerdo que Julián tiene mis libros de farmacia.
« ¡Joder! Ni modo, tendré que salir a estas horas de la noche a buscarlos. ¡Los necesito urgentemente!».
Vuelvo a coger mi bolso y frustrada conmigo misma le digo a Mel:
—Tengo que salir, voy a casa de Julián a buscar unos libros.
Mi hermana me mira riéndose con picardía
— ¿Segura?
—No es lo que insinúas, ya te he dicho que he decidido no tener sexo con él hasta que nos casemos.
Mel asiente con la cabeza.
—Vale, si tú lo dices.
—Regreso en una hora más o menos.
Salgo a la calle y vuelvo a coger el metro. Le marco a Julián pero no responde. Ni tampoco me contesta los mensajes. Cuando llego a su apartamento y me dispongo a llamar a la puerta me doy cuenta de que no tiene seguro. Así que entro y veo ropa tirada por el suelo, un verdadero desorden. Mis libros están encima del sofá y rápidamente los cojo. Quizá se le olvidó asegurar la puerta.
Escucho unos ruidos extraños que provienen de su cuarto. Algo extrañada avanzo por el pasillo, la puerta está entreabierta, así que me asomo y al ver el interior de la habitación en un segundo se derrumban mis ilusiones.
Esas que tenía de casarme y entregarme al hombre que amo. El sueño de desfilar vestida de blanco hacia un altar...Julián está siendo penetrado por otro sujeto, mientras él gime de placer. Derramo una lágrima, siento que me quiero morir. No es el simple hecho de la traición, sino de la humillación de descubrirlo siéndome infiel con una persona de su mismo sexo.
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Tuya Por Una Noche© Nuevamente en wattpad!!!
Roman d'amourMegan McMillan es una joven violinista que sueña con algún día ser reconocida por sus melodías. Los problemas económicos la persiguen por lo que se ve obligada a buscar un segundo trabajo. Se presenta a una entrevista de trabajo en biofarmacéutica...