Me veo sentada en la sala de estar del ruso. Creo que las copas no fueron lo suficientemente efectivas como para hacerme olvidar el mundo. Se sienta a mi lado con una copa de coñac. La bebe mientras me mira. Me incómodo y me cabreo. Me siento como una mera estúpida a merced de él. No sé cuál es su empeño.
—Diga lo que tenga que decir, luego me iré señor si no le molesta.
Deja la copa a un lado. Estoy tensa, el aire se puede cortar con un cuchillo. Mirándome fijamente responde:
—Han solicitado mi presencia en varias delegaciones en Europa. Quería proponerle que me acompañara en el viaje. Necesitare tenerla allí.
—¿Por qué no lleva a América? Ella tiene mucha más experiencia que yo en esto. Yo solo le estorbaría señor Ivanov. Además tengo universidad.
Intenta ablandarme con palabras dulces pero hoy no hay nada que pueda endulzarme, nada.
—Meg...
—Señorita McMillan para usted —interrumpo.
—Discúlpame por mi actitud... pero hay veces que no puedo contigo Megan.
Me quedo con el ojo cuadriculado, ¿Este pidiendo perdón? Se va acabar el mundo.
—Tu actitud me saca, eres tan frío, cabezón, gilipollas, engreído y todo lo demás que me dan ganas a veces de darte unos buenos puñetazos y dejarte la cara con el ojo morado e hinchado.
—¿Eso piensas de mí? —pregunta intrigado.
Digo que sí con la cabeza sin más.
—Es lo que me has dado a ver Mikhail. Vale, seamos sinceros. Soy una mujer que no se calla nada y soy agresiva y macarra cuando me encuentran el demonio, pero soy yo. La gente sabe quién soy, no escondo nada y no temo por nada. Tú lo sabes todo absolutamente todo de mí. En cambio tu desde que te conocí te empeñas en encerrarte en tu urna de cristal y obviar al mundo. Eres frío e intentas evadir a la gente. Tu actitud prepotente es tener un ¡granito en el culo! Joder trato de entenderte pero es imposible cuando no conoces nada de esa persona. Siquiera en el sexo te abres un poco. Solo sé que te gusta mirar a otros en el acto, y que no esté encima de ti. ¿Por qué? Ósea, ¿acaso esperas que yo siga esas conductas morbosas solo porque lo pides tú? Lamento decirte esto pero el que tengas millones no te hace ser el ombligo del mundo Mikhail.
Se queda callado por unos minutos, creo que internaliza lo que le he soltado sin tapujos. Jamás pensé que le podría cantar sus verdades con tanta fluidez. Resopla y serio me dice:
—¿Crees que el tener millones debería hacerme tener una sonrisa de oreja a oreja? Es solo dinero Megan, no es la felicidad.
Su pregunta me pilla por sorpresa. Lo miro y respondo lo más elocuente posible, aunque difícilmente logro serlo cuando hablo con él.
—Al menos debería ayudar...
Suelta un respiro ceñudo.
—Megan, no espero que me entiendas, no espero eso de nadie. Pero si espero una cosa, no trates de inmiscuirte en mi vida. No conseguirás nada y saldrás muy mal librada. Tómalo más bien como un consejo.
—¿Ah y tú si puedes entrometerte en mi vida? Lo has hecho desde que entre a trabajar a tu empresa.
Tuerce el gesto hastiado.
—A diferencia, tengo todo el derecho de saber sobre los que trabajan para mí. Eres mi empleada y por ende se todo sobre ti.
¡La madre que lo parió! Me dan ganas de soltarle unas frescas de las mías pero no. Debo comportarme. Respiro y replico lo más serena posible, lo más centrada que mi personalidad me lo permita.
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Tuya Por Una Noche© Nuevamente en wattpad!!!
RomanceMegan McMillan es una joven violinista que sueña con algún día ser reconocida por sus melodías. Los problemas económicos la persiguen por lo que se ve obligada a buscar un segundo trabajo. Se presenta a una entrevista de trabajo en biofarmacéutica...