El ruso se encontraba temprano en la comisaría aquel día, el día anterior había nevado nuevamente por lo que estaba con la chaqueta de cuero que tenía por rigor la LSPD para esos casos, al menos tenía capucha, se encontraba revisando papeles cuando alguien entró a su oficina sin tocar.
—Buenos días para ti también -saludo-
—Ni que buenos días ni que nada, Horacio se infiltró junto a los demás a la mafia esa y Conway me mandó ayudarte a revisar papeles.
Una suave risa salió de los labios de Volkov, si bien nunca se había llevado también con Gustabo cuando trabajaban juntos, ahora que conversaban un poco más se podría decir que se llevaban mejor. El rubio entró a la oficina para dejarle un vaso de café en la mesa al ruso quien lo agradeció.
—Tienes que comprender que es por tú bien, Gustabo.
—Por mi bien deberían de dejar que Horacio se infiltre, con lo último que pasó y sin ninguno de los dos en ese lugar para cuidarle la espalda puede que pase algo más. -se sentó en el rubio frente al superintendente
—Yo le dije, pero sabes como es Horacio de terco, alegó que tenía la investigación desde el día 1 y como parece que hace un mohín y todos le decimos que sí entonces uso eso y todos le tuvimos que decir que siguiera haciéndolo.
—Lo viene haciendo hace 15 años conmigo, sé de lo que hablas. Siempre coloca un pequeño puchero y te mira con ojos de cachorro en los cuales no puedes decir que no.
Víktor asintió tomando un poco de su café para pasarle unos papeles a Gustabo y que lo ayudará a archivarlos.
—Creo que hoy día Conway tenía una actividad preparada cuando lleguen los cadetes de entrenar con Willy -Comentó el rubio-
—Sí, me comentó algo pero dijo que quería incluir toda la malla y el FBI -se encogió de hombros-
—Ya veo que nos manda a entrenar en la nieve, con lo desgraciado que es.
Una suave sonrisa se coló en los labios del ruso, porque tenía la misma idea, Conway a veces era duro para los entrenamientos.
—Atención a las unidades, tenemos un 10-14 el cual está en la grúa, creo que es un intento de suicidio -Hablo O'conner a través de la radio.
—10-4, envié 10-20, vamos para allá. -contestó Volkov para levantarse y mirar a Gustabo que lo siguiera.
Bajaron rápidamente hasta el estacionamiento para tomar el vehículo policías y comenzar a manejar hacia donde el GPS dictaba, al llegar bajaron, se encontraba Paquito en el lugar y el capitán Miller con Collins.
—¿Todo bien, capitán? -preguntó Volkov-
—Sí, O'Conner acaba de subir para intentar hablar con el muchacho.
Víktor asintió para mirar hacia arriba, la figura le parecía conocida pero no sabía de donde. Por cualquier cosa hicieron un perímetro y además pidieron a EMS. Fue entonces que un conocido auto se estacionó cerca de allí y vió bajando a una chica y aún enmascarado, volvió a mirar hacia arriba y se dio cuenta que era Dante, el amigo de Horacio.
Gustabo se acercó a Horacio quién hablaba por teléfono, Volkov se acercó segundos más tarde.
—Escuchame Dante, no estás solo en esto, podemos ser un familia, pero necesito que bajes de ahí.
Horacio levantó su cabeza para mirar a Volkov un poco desesperado, el ruso le hizo una seña para que respirara.
—No, no está todo perdido, nos sigues teniendo a nosotros pero es cosa de que te des cuenta que tampoco puedes obligar a Kate a que esté contigo.
Segundos de silencio hasta que el mago suspiró llevando una mano a su cabello. Volkov volvió a mirar hacia la grúa.
—Escuchame algo, primera y última vez que te diré lo siguiente ¿Bien? Los problemas se cogen y se enfrentan a la cara, no puedes obligar a una persona a que esté contigo, apoyala y te va a doler pero estaremos ahí.
Volkov giró su cabeza rápidamente para mirar a Horacio el cual lo miraba de vuelta, tragó en seco porque sabía el porqué de que el cresta dijera aquello. Cuando se declaró y lo rechazó, cuando a pesar de eso él estuvo presente ante la muerte de Torrente a pesar de que era Volkov el que debía consolarlo, Horacio siempre lo apoyó a pesar de que le dolía. Su cabeza ya no oía lo que decía Horacio.
Quería tomar su mano y entrelazar sus dedos con los de Horacio, abrazarlo y susurrarle en su oído que lo quería, que lo amaba, sin embargo no podía.
—Te espero aquí abajo, te esperamos aquí abajo -murmuró Horacio en voz baja mientras seguía mirando al ruso.
Volkov suspiró y pasó una mano por su cabello.
—¿Todo bien, caballero? -preguntó.
—Sí, gracias, mi amigo ya va a bajar -susurro Horacio, no sabía porque le dolía el corazón.
Al ruso también le dolía, era solo recordar un pasado amargo que se podía haber escrito de otra manera si no hubiese sido por su miedo.
—Bien -contestó Víktor para girar y caminar hacia donde estaban los demás, O'conner había hecho un gran trabajo por lo cual se devolvieron a comisaría en un silencio, tanto Gustabo como Volkov iban sumidos en sus pensamientos. Al llegar nuevamente Gustabo fue por dos cafés para subirlos a la oficina y seguir trabajando con el comisario. Tomó un poco más de café mientras seguía firmando los papeles. La puerta se abrió algunos minutos después y dejó ver a Greco quién iba riendo con Kovacs, tanto Volkov y Gustabo los miraron.
—¿Tan rápido llegaron? Pensé que Conway se iba a demorar más. -Hablo Volkov-
—Se apiado de los chavales, aparte no se puede entrenar con tanta nieve, así que dijo que se cambiarán de ropa y en 20 minutos más nos iríamos al lugar que quiere ir. -respondió Greco sentándose en el sofá-
—¿Te tienen de secretario, agente Gustabo?
—Soy el secretario favorito de Volkov, hasta le traje café
—Espero y no tenga veneno solamente -respondió Volkov para tomar otro poco y hacer reír a Greco y Kovacs-
—¿Dónde creen que nos lleve el viejo? -preguntó Gustabo
—Eh, que es tu papá -respondió Greco-
—¡Pero si es viejo, eso ya no es mi culpa, Greco!
—Yo creo que nos llevará a entrenar al mar, con lo desgraciado que es. -murmuró Volkov y Kovacs asintió-
—¿Te acuerdas cuando eras teniente y el desgraciado nos llevó a los alumnos a entrenar a la playa y estaba lloviendo?
Greco y Volkov se colocaron a reír porque recordaban perfecto ese día, todos los alumnos salieron cansados y lo peor es que después los envió hacer patrullaje.
—Eh, gracias por lo de desgraciado, anormales.
—Al menos no escuchó cuando Gustabo lo llamó viejo
—Que traidor que eres Greco, que hijo de puta.
El comisario le mostró el dedo del medio al rubio quién le sacó la lengua en señal infantil
—El matrimonio déjense de pelear, vamos a preparar la malla para que salgan.
—¿Y Horacio y los demás? -preguntó Kovacs
—Vienen en camino, están haciendo una reunión con los rojos se demoraron un poco por el capullo de su compañero que intentó matarse, tienen el chivatazo así que entre hoy y mañana harán el chivatazo y hay que estar atento, será en el puerto.
—¿Es el tema de armas y lavado de dinero? -preguntó Volkov y Conway asintió- Bien, solo voy a pedir una cosa, Horacio fuera.
—¿Qué cosa? -preguntó Gustabo, quería asegurarse lo que había oído-
—Que Horacio quede afuera, lo conozco y sé va a tirar como si nada al peligro y de verdad que no quiero verlo en el hospital nuevamente
—Tenemos ese punto en común, porque yo también lo quiero fuera esta vez, aún es muy reciente todo -pregono Conway- ya le dije a Armando y los demás en todo caso
—Creo que todos queremos al chaval afuera esta vez -suspiró Greco- y es lo mejor.
Todos asintieron, Conway se sentó al lado de Greco y Kovacs en la punta del sofá para conversar mientras Volkov y Gustabo firmaban los últimos papeles.
Cerca de 20 minutos después la puerta fue abierta causando un estruendo.
—¡¿Cómo qué estoy fuera del chivatazo?!
Suspiros colectivos se escucharon por el lugar, incluso de Armando que estaba fuera de la oficina. Horacio había llegado con su uniforme del FBI puesto que no podía llegar con su ropa de infiltrado, se sacó la máscara para mirar a todos.
—Horacio, lo que te sucedió es muy reciente, por eso hemos decidido dejarte fuera del chivatazo esta vez. -Comentó con calma Conway-
—¡Pero va a ir Gustabo!
—¡Pero me puedo cuidar solo, joder!
—¡Siempre eres abatido primero, perro!
—Horacio, va a ir más gente, quizá no pase esta vez.
—Gusnabo, escúchame perraco. Rubier está tras tu cabeza y tú estás como si nada ¡Como si nada!
—¡Porque te tengo que cuidar a ti, cara de huevo! ¡Tú eres el importante aquí, no yo!
Horacio suspiró para tomar con dos dedos el tabique de su nariz.
—Si yo no voy, Volkov tampoco va.
—¿Cómo? -preguntó el ruso mirándolo-
—Eso, que sí yo no voy, tú tampoco, estás operado del corazón no puedes ir.
—Pero -reclamó Greco- Volkov es uno de los que tiene mejor puntería.
—¡Entonces me llevan a mi para que seamos dos con buena puntería!
Kovacs se colocó a reír y Volkov negó, Horacio estaba haciendo una de sus pataletas puesto que ya tenía un puchero en sus labios.
—Horacio...
—No, no me hables traidor, no pensé que estarías de acuerdo con eso, Volkoff.
El ruso se colocó a reír para levantarse y acercarse al de cresta, colocó una mano en su hombro.
—No me hagas puchero y escúchame. Es por tu bien, créeme que nadie quiere revivir nuevamente el estado con el que te encontramos ni las horas infernales que pasamos en el hospital, además hace poco te sacaron el yeso de la muñeca.
—Pero Víktor, si yo estoy bien, no es justo; me dejan fuera de la que es mi misión.
—Y créeme que Dominic también está de acuerdo con eso.
—Perro desgraciado -murmuró Horacio.
Al ver que "El mago" había desaparecido de la ciudad Dominic lo buscó hasta que llegó donde Willy, Horacio entonces tuvo que contarle la verdad a Dom lo que sucedía y aunque este primeramente se sintió traicionado, se dio cuenta que Horacio no los traicionaría y que los cuidaba, le prometió que lo cuidaría. Por lo que ahora trabajaba de chivatazo de los policías.
—No seas así, te cuidamos, Horacio -dijo Kovacs con una pequeña sonrisa-
—Si le pasa algo a Volkov, los voy a matar ¿Entendido? De Gustabo no digo nada porque sé que lo abatiran de igual manera
—Gracias por esa fe, hijo de puta.
—Tu padre será puta -respondió Horacio el cuál salió corriendo segundos después puesto que Conway había sacado la porra para pegarle, Gustabo y Greco reían a carcajadas, los demás agentes del FBI que iban subiendo miraron con extrañeza como Horacio gritaba mientras bajaba las escaleras y como Conway le seguía.
Armando suspiró y Volkov igual.
—Vamos a pararlos, venga. -comentó Grúas para caminar hacia el ascensor tranquilamente con Volkov siguiéndole los pasos.
Cuando bajaron Conway ya había dejado de pegarle a Horacio quien reía entretenido sentado en el escalón de la comisaría.
—Fórmense fuera de la comisaría, ahora.
Habló Conway a través de la radio para acercarse a Armando y colocarse a conversar, Volkov se acercó a Horacio y lo ayudó a levantarse.
—Ay, es divertido hacer enojar a Papu.
—Siempre te ha gustado molestarlo ¿Te fue bien en tu infiltración?
—Sí -murmuró Horacio- Víktor yo...siento lo que dije a Dante ahí, es que...
—Tranquilo Horacio -interrumpió el ruso- no pasa nada, solo le dio un consejo que no me hubiese gustado que experimentará.
—Son las caídas que te hacen aprender.
Víktor asintió con su cabeza, no quería seguir hablando del tema por lo que ladeó su cabeza cuando vio a los alumnos, oficiales, tenientes y la malla completa aparecer entre risas, detrás de ellos caminaban los comisario y agentes de la FBI.
—Van a tomar los autos y van a seguirme ¿Bien? Algunos compañeros se irán con ustedes.
Greco y Volkov terminaron yéndose solos, aunque esta vez Volkov iba manejando la patrulla, cuando se dio cuenta dónde iba Conway suspiró.
—Va a la antigua comisaría.
—¿Quieres ir? -preguntó Greco- porque si quieres alegamos algo y nos devolvemos.
—No, tranquilo, vamos a verla.
Minutos después los autos aparcaban alrededor de la comisaría, Volkov aparcó frente y atrás suya aparcó Horacio. Bajó del auto al mismo tiempo que lo hacían Greco, Gustabo y Horacio.
Se colocó al lado de Greco para subir las escaleras, los alumnos y quienes no conocían el lugar ya se encontraban indagando.
—¡Hey! ¿Te acuerdas que aquí siempre había alguien limpiando los vidrios?
Preguntó Gustabo y Horacio se colocó a reír
—Sí, y siempre le preguntaban si necesitaba algo y él decía "No, estoy limpiando vidrios"
Greco rió al escuchar eso y Víktor sonrió con nostalgia al recordarlo, los dos hombres entonces pusieron un pie dentro de la comisaría donde conversaban oficiales, tenientes, alumnos.
—Tantas cosas que pasamos aquí, Volkov...
—Así es Greco, creo que volvimos al hogar.
—Nuestro hogar -murmuró el de Barbas mirando todo atentamente, Conway estaba parado de brazos cruzados con la misma mirada nostálgica que ellos, los de The Union hacían bromas al respecto recordando las veces que habían pisado el lugar al ser detenidos.
—¿Recuerda cuando los mecánicos hicieron una huelga afuera? -preguntó Gustabo al lado de ellos y aquello hizo explotar en carcajadas a los ex mecánicos.
—Que hijos de puta, Conway quería pegarles -contestó Greco.
—No y lo peor es que después fue a reclamarles a su taller. -comentó Volkov
—¡Y se tiró sobre el auto simulando que yo lo atropelle! -respondió Armando
—¡Me atropellaste, capullo!
—¡No seas mentiroso, Jack!
Volkov miró de reojo a Horacio el cual conversaba con Willy. Suspiró para caminar, siempre la entrada estaba llena y no había nadie en el mostrador, Greco, Gustabo, Conway y Horacio siguieron a Volkov el cual fue a ver la oficina.
—¡Hostia! ¿Recuerdas que siempre nos parábamos aquí y nos daban nuestro ascenso, Horacio?
—Sí, y aquí fue dónde...-contestó Horacio más Gustabo no le dejó hablar-
—Y ese ventilador sigue funcionando, joder.
—La oficina sigue igual de siempre -contestó Conway mirando el lugar con nostalgia.
—Igual de desordenada -comentó Volkov para salir corriendo antes que Conway se le ocurriera pegarle, Greco se colocó a reír.
Bajaron a la parte de los calabozos, la oficina de interrogatorio ya no estaba, sin embargo el lugar donde se archivaban las denuncias seguía igual, con las mismas carpetas y papeles.
—Y yo les decía que si pusieran en la primera así podían insultar -Dijo Gustabo-
—¿Te acuerdas que aquí metimos al marciano y luego a otro y comenzaron a darse de hostias?
—Casi se matan -respondió Gustabo riéndose a la par con Horacio.
Volvieron a subir para ir hacia los camerinos los cuales se encontraban igual. Incluso la fotografía en uno de los casilleros seguía ahí.
Volvieron a la entrada principal, Greco se colocó hablar con Kovacs, Conway se colocó hablar con los de The Union mientras que los demás seguían recorriendo el lugar. Tantos compañeros que ya no estaban, tantos recuerdos que tenían en ese lugar.
Gustabo estaba al lado de Volkov y Horacio, mientras que Horacio y Volkov se encontraban frente a frente.
—Tantos recuerdos que hay aquí, y tantos compañeros que faltan, también -murmuró Horacio-
—Al viejo justo se le tenía que ocurrir traernos hoy, justo cuando hubo un casi suicidio, atracos y nieves que cala hasta los huesos el puto frío de mierda.
"intentó de suicidio" Volkov recordó lo que había dicho Horacio en aquel lugar, cuando llamaba a Dante.
"Los problemas se cogen y se enfrentan a la cara, no puedes obligar a una persona a que esté contigo, apoyala y te va a doler pero estaremos ahí."
Recordó cuando Conway le avisó que le habían disparado en las piernas, como Horacio le recriminó el que no había estado para él y que lo necesitaba, como se había sentido mal al no haber protegido al de cresta, como le había pedido perdón por eso.
"Le llega a pasar algo, le llega a pasar algo a Conway, le llega a pasar algo algún compañero nosotros lo daremos todo. Así que no se preocupe por eso, mis disculpas Horacio.."
"Me he quedado sin palabras, disculpas aceptadas, Volkov"
"Muchas gracias, ahora que salgamos de servicio si quiere, se viene a mi departamento y nos tomamos un vodka ¿De acuerdo? No le voy a servir lo de la otra vez porque le he servido mucho"
"Me gustas ¿Te gusto..?"
Se dio cuenta que estaban en la misma posición, Gustabo al medio de los dos, uno frente al otro y en el mismo lugar donde había ocurrido aquello.
—Horacio
—¿Sí?
—Me gustas ¿Te gusto?
Los que estaban a su alrededor se quedaron callados, entre ellos algunos alumnos, oficiales, tenientes.
Horacio lo miró estupefacto hasta que miró, a su alrededor y se dio cuenta de lo que sucedía, sus ojos se llenaron de lágrimas, Volkov recordaba ese momento como él había recordado su rechazo en la oficina. Habían pasado cerca de 7 años o más y el ruso seguía recordando.
—Me sales con las mismas palabras que te dije y no te hablo más -advirtió el ruso-
Greco entonces se colocó a reír puesto que también había recordado ese momento, Conway sonreía al mirarlos al igual que Gustabo.
Horacio rió bajito secándose una lágrima que había caído.
—Aber Volkov yo le boi a ser sincero ¿De akuerdo?
Dijo Horacio haciendo reír a todos los que sabían la historia de lo que había sucedido son esas palabras, sin embargo se colocó la capucha de su chaqueta.
—Ponte la capucha -murmuró y Víktor hizo lo que ordenó.
Se acercó a él para tomarlo de las mejillas y darle un beso en los labios, al menos sus capuchas cubrían el beso que se daban, el primero en aplaudir aquel momento fue Gustabo.
—QUE BIBAN LOS NOVIOS.
Grito haciendo reír a los de sus alrededor, sin embargo Víktor y Horacio seguían con aquel beso, quizá eso hubiese pasado hace 7 años si él no hubiese sido tan cobarde de negarse a la posibilidad de amar, si Horacio hubiese entendido que no era un rechazo como tal sino que un "dame un tiempo", si es que los dos hubiesen conversado bien las cosas.
Sin embargo, ya no se podía volver al pasado y cambiar todo, pero si se podía vivir el presente y su presente era ahí, uno al lado del otro apoyándose, protegiéndose la espalda como siempre había sido.
Se separaron cuando el aire les falto, se miraron a los ojos y los dos sonrieron, porque sabían que en el mismo lugar donde su historia había terminado de una forma para empezar a escribir otra, en el mismo lugar iban a dar vuelta la página de esa historia ya concluida de desaciertos y tristezas para comenzar otra y lo iban a ser juntos, tomados de la mano como debía haber sido desde el principio.
—Te amo -murmuró Horacio para que solo Volkov escuchase.
—Спасибо, что явился в мою жизнь и озарил своей радостью, Solntse. [Gracias por aparecer en mi vida e iluminar con tu alegría, sol]
Horacio sonrió para darle un pequeño beso en la mejilla y separarse bastante sonrojado, los dos se quedaron con su capucha puesta ya que estaban avergonzados. Sin embargo, Volkov tomó la mano de Horacio para entrelazar sus dedos y no soltarla.
Cuando la visita terminó, Horacio decidió irse en la patrulla con Volkov, al subirse en el copiloto, Volkov nuevamente tomó su mano.
—Parece que alguien no me quiere soltar.
—Ahora que estamos juntos, no te soltaré más, Solntse.
—¿Me lo prometes?
Volkov asintió para darle un beso en el dorso de la mano a Horacio y encender el vehículo con su otra mano para empezar a conducir despacio hacia la comisaría.
—Viktor sobre lo que le dije a Dante, yo sé que ya me dijiste que no había problema, pero igual quiero dejarte en claro que no estaba dolido contigo, solo que en ese momento me acordé cosas y bueno...
—Horacio -lo llamó el superintendente- No tienes que pedir disculpas, cuando dijiste eso también recordé cosas y de verdad que fuiste muy fuerte en ese tiempo porque siempre estuviste ahí apoyándome a pesar de que yo te "rechacé"
—Si me rechazaste
—No fue un rechazo como tal, solo fue como un "Dame un tiempo" a Paola la rechacé, a ti no.
Horacio suspiró para ladear su cabeza y mirar al ruso.
—Fuimos unos idiotas, eh.
—Sí, pero al menos ahora estamos juntos. Y hay que escribir una nueva historia.
—Sí ... aunque ahora que me acuerdo yo igual fui ciego, cuando nos hicimos parte del CNI tu siempre estabas preocupado por mí y me protegías.
Víktor se sonrojó un poco, carraspeo para hablar nuevamente.
—Inconscientemente ya me gustabas.
— Menos mal no me dijiste nada, pasábamos por cosas muy extremas y la dos teníamos un pistola apuntando a la cabeza
Víktor asintió apretando un poco la mano de Horacio, sin hacerle daño.
—Por eso te protegía y te cuidaba, no quería que te pasara nada, tú no merecías toda la mierda que pasabas en ese momento. Y tanta carga que te había dejado Conway sobre tus hombros, eras un chaval todavía Horacio. Ver a tu hermano de esa manera, no saber qué hacer ni que decidir, si hubiese estado en tu posición créeme que también hubiese estado en constante angustia y tensión; Gustabo no es tu hermano de sangre sin embargo siempre fue el único que estuvo para ti. Intenté quitarte un poco de esa carga, ayudarte a sobrellevarla, no sé si habrá funcionado pero si hoy estás aquí, siendo director de la FBI, más maduro y con experiencia es porque quizá ayude en algo.
El de cresta se secó unas lágrimas para acercarse y darle un beso en la mejilla al ruso, dejó su cabeza sobre el hombro del contrario hasta llegar a la comisaría, Víktor aparcó el auto y con cuidado lo separó para tomarlo de la mejilla nuevamente y besarlo en los labios, Horacio emitió una pequeña sonrisa en aquel beso.
—Venga, vamos hacer 10-10 y nos vamos al departamento ¿O tienes algo que hacer?
—¿El superintendente dejando sus labores? ¿Desde cuando?
—Desde que me di cuenta que está pronto a llover y es una mierda manejar con nieve y lluvia.
—Me parece perfecto entonces, vamos a realizar ese 10-10.
Los dos bajaron de la patrulla, Horacio trotó un poco para tomar la mano del superintendente el cual no lo alejó, metió sus manos entrelazadas al bolsillo de su chaqueta.
—¿Hacemos chocolate y galletas?
—¿Sabes hacer galletas? -preguntó Volkov y Horacio asintió con una sonrisa-
—Cuando me fui a vivir solo al Pueblo, una señora que era mayor de edad y era mi vecina me enseñó.
—Perfecto, yo hago el chocolate entonces, pasamos por un 24/7 para comprar los ingredientes.
—¿Podemos ir al que está en el límite del norte y sur?
Volkov alzó una ceja pero solo asintió, ni cuenta de dio que adentro todos los miraron por llegar de esa manera, los dos fueron a dejar sus armas e ir a realizar su 10-10.
—¿Te vas ya? -preguntó Greco y Volkov asintió-
—Hace un frío de los cojones y no me gusta manejar con nieve y lluvia
—Me parece bien, yo también realizaré un 10-10 pronto, con Gustabo iremos a ver una película a casa.
—Lleven condones -comentaron al mismo tiempo Horacio y Volkov, los cuales se colocaron a reír, Greco le pegó un codazo a Volkov.
—¡Me dijiste lo mismo a mi, estamos a mano!
—Joder tío, que odio cuando te pones de forma bromista y me das vueltas las palabras
—Ya, ya hombre, no se sonroje, haga su 10-10 pronto, le doy permiso.
—Pero si lleva condón -le dijo Horacio e hizo reír nuevamente a Volkov.
Los dos salieron de la comisaría a los minutos riéndose por lo que había pasado con Greco, subieron al auto de Volkov y el ruso comenzó a manejar hacia el 24/7 que le había dicho Horacio. Al llegar los dos bajaron y se adentraron a la tienda.
—¡Hola, ¿Les puedo ayudar en algo?
—¡Honey! -dijo feliz el de cresta y la pequeña chica soltó un chillido de alegría.
—¡Horacio! Mira que me han dicho que has estado en el hospital y cuando te fui a ver aún seguías dormido como un gatito. Me alegro que hayas despertado
La chica se acercó para darle un abrazo al de cresta el cual la levantó del suelo para darle un abrazo más grande.
—Me alegro que Elena te haya salvado la vida, de verdad que si, no la hubiese matado
—Y a mi me alegra que te hayas preocupado por mi, Honeeeeeey.
—Siempreeeeee -le siguió el juego la chica riendo para separarse y mirar por sobre su hombro.
—¿Ese es el super bombón? Mira que te lo tenías guardado, Horacio. Ya veo porque Elena decía que te tenía loco; también me separo de mi pareja por él, eh.
—Te estoy mirando, eh que me costó mucho que se fijará en mi.
El ruso negó divertido para acercarse a los dos.
—Priviet, señorita.
—Buenas tardes superintendente, es un placer conocerle, Elena me ha comentando cosas de usted, Horacio no porque sabe que lo iba a molestar.
—Elena y tú viven para molestarme.
—Eres muy niño, no digas que no, Horacio.
Volkov asintió y Horacio lo miró mal para empezar a buscar los productos que debían llevar para hacer las galletas y el chocolate, Honey se colocó a reír por el enojo del de cresta.
—Que lo de ti huyendo cuando conociste a Elena porque te respondió un coqueteó no se olvida, eh.
—¡Ya pero Honey!
—Horacio, siempre tienes tus ataques de pánico de bisexualidad. Es común, conmigo tuviste varios.
—Viktor, me voy a ir a mi casa si sigues así.
Y el ruso sonrió divertido para ayudarle a buscar las cosas mientras seguían buscando los ingredientes, al comprarlos se despidieron de Honey para ir hacia el departamento, a mitad de camino la lluvia los pilló por lo que Viktor comenzó a conducir un poco más rápido.
Las gotas de lluvia caían por el ventanal mientras los truenos iluminaban la ciudad de los santos, Horacio y Viktor se encontraban en el sofá tapados con una manta, Viktor lo abrazaba por detrás mientras sus manos seguían entrelazadas, como si no quisieran separarse, el de cresta miraba atento a la ventana.
—¿Qué piensas? -susurro el ruso-
—También comenzó a llover el maldito día ese. -murmuró Horacio- te llevamos al hospital, y comenzó a lloviznar
—No recuerdes eso...
—Desde ese día me da miedo la lluvia.
Viktor abrazo a Horacio sintiéndolo temblar un poco con su toque, quería hacerle saber que estaba con él, que todo había pasado. Le dio un beso en el cuello para quedarse allí, escondido pensando en sus siguientes palabras
—Te amo
Porque desde que Horacio había despertado jamás se lo había dicho, sin embargo ya era hora de decirle todo lo que sentía por él en esas dos palabras.
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Volkacio Valentine
Fanfic28 días en donde Horacio y Volkov demostraran porque son almas gemelas. Reto que se ha hecho en twitter en febrero 2021. Del barco cuesta bajarse.