No eres a quien llamaba

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Antes que nada, aunque el título es bastante claro menciono que este fanfic explora la relación entre Luo Binghe (SAVE) y Lan Zhan (MDZS). Si no te agrada que se corrompan las parejas principales de cada novela lo más probable es que este no sea un fic para ti.

Lo segundo es que es mi primera vez escribiendo cualquier cosa, así que los comentarios, sugerencias y observaciones son bien recibidos. Más que nada este fic nació como un desfogue a un gusto personal por esta pareja de la cual no he encontrado material, así que esta historia aún se está cocinando bien en mi cabeza. Desde ya hay aviso de ligero OOC.

Sin más agradezco que den una oportunidad a estos dos como shipp y a mí como escritora. Espero la historia sea de su agrado.

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No eres a quien llamaba

La calma reinaba en el ambiente esa noche, la tranquilidad era traída al Receso de las Nubes después del toque de queda, el viento siendo el único sonido que se aventuraba a romper la quietud del Clan Lan hasta que una melodía de cuerdas sonó delicada para hacerle compañía.

Lan Zhan se encontraba sentado dentro del JIngshi, toda su concentración puesta en tocar aquella fina citara que llamaba incansable a un alma que se negaba a responder desde hacía 5 años. Su temple siempre sereno ni siquiera fue interrumpido cuando un aura oscura invadió el lugar, una energía demoniaca llena de resentimiento como nunca antes se había sentido; o tal vez sí.

El corazón del Jade dio varios latidos rápidos en su pecho mientras se preparaba para recibir a cualquier persona o criatura que emergiera ante sí, una mano firme empuñando la vaina de Bichen. Una grieta se abrió a mitad de la nada, una abertura como si alguien rasgase un papel tapiz, la figura alta de un joven apuesto e imponente sujetando una espada emergió de ésta, sus ropas oscuras con toques rojos danzaban con la brisa causada por la energía diabólica que emanaba del arma den su mano. El hombre levantó su rostro, revelando las facciones apuestas y proporcionadas, tan perfectas que no perdían belleza alguna a pesar de fruncirse en una expresión sombría. Una marca brillaba en color carmesí a mitad de su frente, un par de ojos negros intensos se posaron furiosamente sobre los ambarinos del Segundo Lan.

— Wei Ying... — Dijo apenas audible Han GuangJun mientras daba un paso hacia adelante, olvidándose de toda precaución o cortesía mientras examinaba con la vista al chico frente a él. Nadie podría culpar al Segundo Jade por esperanzarse un momento. El estilo de ropa, la energía resentida que le rodeaba, el porte orgulloso y arrogante, los ojos negros que ahora denotaban un toque de locura y desesperación, toda aquella escena evocaba en Lan WnagJi un sentimiento de déjà vu.

— ¿Dónde estoy? — Demandó saber el recién llegado mientras inspeccionaba la habitación. Aunque no era consciente de ello, Lan Zhan se encontraba en presencia de un Lord Demonio mestizo, un joven aparentemente invencible que había agotado ideas, así como recursos con el único objetivo de recuperar el alma de aquel que fue su maestro. Luo Binghe había empezado a usar a Xin Mo con el fin atravesar el mundo en busca de algún atajo hacia su amado cada vez que la desesperación, influida por la espada, le corrompía por completo, haciéndolo viajar a lugares desconocidos para exigir la ayuda de adivinos, demonios, maestros o cualquiera que se jactara de poder invocar a los muertos. Esta medida solo significaba que Binghe estaba agotando su paciencia mientras sentía que lograr el acceso al Santo Mausoleo para llamar el alma de quien anhelaba le estaba tomando demasiado tiempo.

En esta ocasión, el medio demonio abrió un portal a lo desconocido dejándose guiar solamente por la energía demoniaca de la espada, lo que le había conducido a aquella inmaculada habitación, frente a este joven cultivador de túnicas blancas que le miraba detenidamente. Nadie además de Lan XiChen, habría adivinado que el siempre correcto Lan WangJi se encontraba gritando internamente, haciendo uso de todo el autocontrol que su cinta le proporcionaba para evitar entre tomar el rostro frente a él en sus manos.

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