No eres a quien llamaba

Plan AntiDemonios (Parte I)

En el palacio Huan Hua siempre se escuchaban gritos desesperados, golpes y lamentos provenientes a los diferentes castigos y torturas aplicados a quien fuera necesario, pero tal vez ninguno era tan lastimero como los quejidos diarios provenientes del que debía ser un orgulloso líder de pico, pero en vez de eso sonaba como una rata chillona siendo aplastada por un imponente iceberg.

—¡Mi rey! Mi rey, por favor, tenga piedad, este sirviente no pudo hacer nada, el cultivador que ha traído nuestro señor verdaderamente es poderoso, me tomó por la espalda y usó un hechizo desconocido para debilitarme. Tuve suerte de salir con vida, de no ser por mi ingenio y habilidad seguro hubiese terminado por matarme, maldito halo del protagonista que le han dado y sus power ups tan estúpidos para salir de todo... ¡¡¡UGH!!!

La pequeña rata dejó de chillar cuando un pie frío se estrelló en contra de sus costillas, tal vez rompiendo unas cuantas en el proceso, la sangre fresca salpicando el suelo.

—Lo hubieras tenido merecido.

La gran bota de Mobei estaba lista para dar otro golpe cuando las puertas de la habitación se abrieron de un portazo, por ellas entró el medio demonio más hermoso que ningún escritor pudiera escribir jamás, con una marca roja brillando en medio de la frente.

Al principio, Shang QingHua tuvo el impulso de aventarse a abrazar sus muslos para que le protegiese de la paliza de la que era víctima, sin embargo, detrás de él entró una belleza fría e inmaculada de mirada clara y expresión de hielo, solo entonces recordó que Su Rey le estaba castigando debido al escape de este individuo frívolo y traicionero, entonces no pudo más que retraerse y fingir que no existía.

—Hola, Shang Shishu. Estaba preocupado por ti, ya que WangJi salió a buscarme temía que algo de gravedad hubiera pasado con mi querido Shishu, pero veo que te encuentras en perfecto estado y bien atendido por MoBei. Por favor, continúen sus pendientes, no se detengan por mí.

—¡Mi señor...! *SLAP*

Atinó a decir el pequeño Shang antes de que una sonora cachetada fuera propiciada por el demonio de hielo. 

—No tienes derecho a hablar frente a Junshang.

QingHua se preparó para recibir otro golpe, cerrando los ojos y cubriendo con sus manos parte del rostro, pero el impacto nunca llegó y en su lugar sintió una figura colocándose frente a él a la vez que una cuerda sonaba melodiosa. Abrió los ojos para ver al imponente HanGuang Jun, que lo había metido en este problema, protegiéndole con su propio cuerpo, deteniendo con su ataque lo que pudo haber terminado con un diente menos para el señor del pico An Ding.

—¡Apártate! —Dijo un muy enojado Rey del Norte mientras preparaba en su palma un torbellino frío para demostrar su poder al nuevo invitado, pero un ataque por parte del Señor y amo del palacio disolvió sus intenciones asesinas.

—Muy bien MoBei, déjame aclararte. Puedes hacer lo que te plazca con tu sirviente, pero de ahora en adelante estás obligado a mantenerlo vivo, Shang QingHua sigue teniendo la orden de ocuparse de cada requerimiento de WangJi. Aclaro que nadie dentro o fuera de este palacio tiene derecho a tocarle un cabello, quien si quiera lo intente pagará el precio con su vida.

Shang QingHua estaba seguro de que su Rey estaba fulminándolo con la mirada, pero también estaba pensando 100 o mil maneras de matar al cultivador de blanco, entonces rezó a los dioses que el otro protagonista fuera de la calidad esperada para soportar los ataques de su más hermosa creación. Sin embargo, el demonio de hielo pronto solo se dio la vuelta y desapareció del lugar.

Cuando el frío comenzó a disiparse, el siempre caballero HanGuang Jun guardó su instrumento y se volteó hacia Shang.

—Lo siento