Extra: La pesadilla de Lan WangJi.

1.1K 195 25
                                    

[ ALERTA NONCON, ALERTA NONCON, ALERTA NONCON. Las cosas importantes deben decirse tres veces. Prosiga bajo su criterio]
.
.
.

Si se tuviera que describir la emoción que experimentaba el honorable Hang GuangJun en ese momento, ciertamente sería terror, sus ojos desorbitados ante la sorpresa de un toque indeseado.

Lan Zhan se separó de inmediato, su rostro ensombrecido al verse ultrajado por segunda vez en un mismo día, pensando que ni dentro de su mente tendría paz. Una sonrisa ladina se dibujó en el rostro del mestizo mientras, sin esfuerzo alguno, desamarraba el nudo de sus muñecas ante la mirada incrédula del soñador.

El segundo Jade no tuvo mucho tiempo para responder, tratando de apartarse con un hábil giro hacia atrás hasta que una mano sujetó su tobillo, haciéndole caer pesadamente. Luo Binghe lo miraba entre lascivo y divertido mientras lo sujetaba como un gato atrapando a su presa. Usando sus rodillas para presionar las piernas del Lan contra el suelo, separó las piernas blancas mientras con sus palmas sujetaba las muñecas del Jade, crucificando de esta manera al segundo cultivador más bello de Gusu.
Aunque la fuerza del Lan era impresionante, en este momento se encontraba en su cuerpo juvenil de 15 años, un retoño que aún no alcanzaba su máximo potencial ¿Cómo podría ser rival para la salvaje bestia que se aprovechaba de él?  Luo Binghe volvió a atacar sus labios, mordiendo sin reparo o misericordia, saboreando el néctar del Jade que empujaba inútilmente.

Poco a poco, los labios del mestizo rodaron hacia la barbilla del Jade, bajando por el largo cuello, succionando y mordiendo, explorando los huesos de la clavícula que sobresalían, abriéndose paso entre las capas de tela, usando sus dientes para abrir una a una las prendas que envolvían al adolescente.

Las orejas del Jade ardían en rojo vivo, sus ojos apretándose, negándose a disfrutar aquello mientras su garganta le traicionaba y emitía de vez en cundo un jadeo vergonzoso, sin embargo, cuando Luo mordió un lugar delicado, Lan Zhan se agitó cual damisela corrompida, el mitad demonio succionando como un bebé hambriento que buscaba alimento en el cuerpo de su madre.

Lan WangJi estaba a punto de gritar de frustración, deseando que este agraviador se detuviera o se preparara para una muerte lenta y dolorosa, pero el único sonido que emitió fue un gemido ahogado. El mitad demonio bajó su cadera para sentir el calor de su compañero, Lan Zhan comenzó a expirar una fina capa de sudor con hedor a sándalo, resultado del miedo profundo del Jade, el aroma sin embargo parecía embriagar al mitad demonio que mostraba su excitación en cada roce.

Lan Zhan deseaba evitar lo inevitable, pero el joven carecía de energía espiritual, su espada había volado por la ventana y no había rastro de su citara WangJi por ninguna parte; atrapado en un cuerpo joven luchando contra aquel mitad demonio en el auge de sus capacidades, lo único que le quedaba al Jade era enfrentarlo como un humano común, solo reteniendo un nombre en su mente que le obligaba a pelear, recitándolo sin parar como alguna vez recitó las 3 mil reglas de su clan. 

Tal vez era el karma lo que le había llevado a esa situación, o eso decía la culpa que corrompía al Lan por todas las noches que tenía ese mismo sueño, pero no estaba dispuesto a pagar ese precio. En una explosión de voluntad logró girar y colocar a Luo BingHe boca abajo, manos detrás de la espalda, el largo cuello de BingHe girando para encontrar esa mirada clara llena de determinación.

—Jajaja ¡Que divertido eres, WangJi! Pensé que estabas luchando porque no deseabas hacer esto con alguien que no fuera ese sucio cultivador de las artes oscuras ¡Resulta que sólo peleabas porque querías ser el de arriba! Jajajaja — La risa estridente hacía eco en la mente del de ropas blancas. Su rostro denotaba la furia de la que era presa, empujó a Luo más hacia el suelo con la rodilla, deseaba aplastar su cuerpo y callar las burlas —¡Bien! Creo que podemos turnarnos ¿Qué te parece eso? WangJi, no seas tramposo, yo ya estaba encima. Déjame hacerlo primero y después será tu turno, te lo prometo.

El tono de Luo Binghe era descarado, una burla que recordaba a WangJi que era cuestión de tiempo para que su fuerza cediera ante la del mayor. Tal vez fue el impulso de callar esas palabras o el hecho de que no sentía su cinta en la frente, pero en un arrebato de furia, Lan Zhan hizo un movimiento impulsivo con su muñeca para torcer el brazo derecho de Luo, pero el mestizo utilizó esta fuerza contra el propio Lan para empujarlo. Lan Zhan se levantó, buscando objetos para arrojar hacia su oponente, mismos que Luo evadía sin esfuerzo. Rápido como el demonio, Luo Binghe logró aprisionar al Lan contra la pared. Una mano sujeta en las abdominales perfectamente formadas, la otra deslizándose por el cuerpo ajeno hasta tocar su virilidad. Los labios hambrientos aprisionaron los ajenos, la batalla de sus cuerpos se pasó a sus lenguas, el aire agotándose en sus pulmones, la ropa cayendo mientras Binghe tiraba y desgarraba capas de fina tela. Piel al descubierto, Lan Zhan retorciéndose, luchando como un simple mortal, las fuerzas dejando su cuerpo, respiraciones agitadas y erráticas inundaban el antes pacífico pabellón. Luo Binghe separó su boca, dejando que Lan Zhan diera una profunda bocanada de aire mientras el mestizo se colocaba al lado de su oreja, susurrando con voz ronca que a cualquier doncella le hubiese hecho humedecerse con gusto.

—Ya que no has sido capaz de traer a mi Shizun, tendrás que compensarme ocupando su lugar.

Y diciendo esto, lo colocó de espaldas, observando la perfecta carne que aún no había sido ultrajada con el látigo de castigo. Usando la misma cinta con la que antes había sido atado, el mitad demonio amarró desde las muñecas hasta los antebrazos del jade, cortando la circulación de esas extremidades, para después seguir acariciado el pilar que, en contra de la voluntad de su dueño, comenzaba a alzarse y goteaba deseo.

—¡Para! — Logró gritar el segundo Jade entre respiraciones agitadas. Luo Binghe se detuvo un momento, aunque había sido su demanda, Lan Zhan podía sentir la frustración de su cuerpo reclamándole el haber dejado de ser atendido, como si su piel picara y solo las manos ajenas pudieran liberarle del malestar. Luo Binghe lo contemplaba en extremo divertido.

—Oh ¿Pero no era el segundo Jade quién estaba ansioso por usar la lengua? ¿A caso no te gusta mi técnica WangJi? He aprendido algunas cosas gracias a los libros de tus recuerdos. Sé que no has tenido oportunidad de poner todo ese conocimiento en uso, así que pensé en ayudarte un poco —.

Mientras las palabras eran pronunciadas, las manos de Luo Binghe no se quedaban quietas. El Segundo Jade sentía como era despojado de su dignidad al tiempo que cada una de las capas de ropa le era arrebatada. Una nueva descarga de adrenalina se hizo presente y lanzó una ráfaga de energía espiritual justo al centro del torso del medio demonio, pero Binghe ni siquiera sentía cosquillas ante este ataque. Para desgracia del Lan, Luo Binghe se relamió los labios con deleite mientras observaba la escena bajo él, como si el cuadro de Lan WangJi casi desnudo fuera su más grande obra maestra, ante la excitación el mismo Binghe comenzó a quitarse su túnica exterior, tomándose su tiempo para deslizar con cuidado todo lo que le cubría. Una vez que no hubo más ropa para quitar, tiró a Lan WangJi al suelo, sin importarle como rebotara, y se puso a horcajadas sobre él.

—No te preocupes WangJi, a diferencia de lo que tú acostumbras a hacer con el pobre Wei Ying, yo seré considerado.
Los ojos normalmente tranquilos del Jade se abrieron y luego se apretaron cuando una sensación desconocida invadió una parte de su cuerpo que no estaba diseñada para recibir nada en su interior. Un dedo fino y largo se abría paso por sus entrañas, moviéndose en círculos que crecían en diámetro con cada vuelta, expandiendo el espacio originalmente minúsculo mientras la espalda de WangJi se arqueaba en acto reflejo.

—¡DETENTE! — Gimió el Jade con voz temblorosa, su grito cargado de miedo e ira profunda mientras la respiración tranquila de su captor contrastaba en su oído al susurrarle.

—Ah, pero tu cuerpo responde tan bien. WangJi, estoy seguro que ya estás listo para otro apoyo.

Un segundo dedo fue introducido mientras el semental de sementales mordía los lóbulos de Lan Zhan. Los círculos dibujados dentro de él creciendo en tamaño e intensidad, sintiendo cada una de las falanges que se extendían y contraían en lo profundo de su ser. Lan WangJi sólo se atrevió a voltear su rostro cuando sintió un vacío repentino, los dos dedos salieron con un sonoro *plop*. Los ojos de Lan Zhan se llenaron de terror en el momento exacto en que vio que Luo Binghe colocaba su hombría erecta al borde de su virginal entrada, sintiendo el calor que emitía el tremendo trozo de carne.

Binghe tomó con fuerza la barbilla del Lan, obligándolo a contorsionarse para alcanzar a dar un último beso apasionado, Lan Zhan aprovechó está oportunidad para morderlo, un hilo de sangre escurría del labio del Lord Demoniaco. Lan Zhan escupió la sangre que había caído en su boca y la cara de Binghe brilló más en lujuria, un toque de locura y satisfacción se hacía presente como un resplandor rojizo en sus pupilas.

—Tranquilo WangJi, por ahora no es necesario usar mi sangre para tu placer. Pero ya que estás tan ansioso por tener algo mío dentro de ti, no te haré esperar más.

Y diciendo esto, el medio demonio empujó con fuerza su cadera, presionando al Lan contra el suelo, asegurándose de no dejar un solo centímetro de carne fuera del pobre cultivador que se retorcía en su agarre.


------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Gracias, gracias, ¡Gracias! A todas las personitas que han votado, comentado y recomendado este fic, ver las notificaciones de Wattpad me alegra el alma (lloro brillitos con cada nuevo comentario, una disculpa si no respondo personalmente a todos, esta autora aún es penosa y no sabe interactuar). Consideren este capítulo una humilde ofrenda para las que, como yo, les comía el ansia por ver el mundo arder con estos dos juntos. Si logré antojarles yo me doy por bien servida. Ahora si me permiten, me iré a rezarle a Dianxia por esta puercada que acabo de escribir, díganme si también quieren que prenda un incienso por su alma, pecador@s.

No eres a quien llamabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora