Dentro de la helada habitación una ruptura de espacio se hizo presente. De la grieta formada por oscura energía emergió un joven de túnicas negras, tropezando contra el mismo portal y aterrizando en cuatro puntos como si fuese un bebé aprendiendo a caminar en lugar de un poderoso demonio inmortal. Su desafortunada posición hizo que el cultivador que venía tras de sí trastabillara contra él.
Intentando no caer de bruces, Lan Zhan jaló al Lord Demonio mientras este lo empujaba, lo que hizo que se desafiaran todas las leyes de la física y la lógica para hacerlos rodar un par de veces hasta aterrizar justo uno sobre el otro, la oscuridad de la noche mirando a unos centímetros al sol, Lan Zhan usando la fuerza en su brazo derecho para controlar a Xin Mo que se agitaba descontroladamente, como buscando regresar con su legítimo dueño en turno; el digno Rey Demonio presionando su espalda contra el suelo para tratar de mantener una mínima distancia del joven sobre él, evitando que su pilar dormido se rosara contra el “eight pack” del contrario. Si Lan WangJi hubiese sido un nuevo usuario, el Sistema estaría anunciando su bienvenida con una prueba gratis de la función “Empujador de Escenario”.
Los ojos de Luo se tornaron un carbón encendido, recuperando de un manotazo su arma mientras con su otro brazo empujaba al cultivador sobre de él al otro lado de la habitación sin el mínimo de consideración.
Rápidamente, Luo se incorporó y apuntó Xin Mo hacia el Segundo Jade, un aura asesina emanaba de todo su ser. Mientras, con una sola mirada, Lan WangJI había examinado el lugar en el que se encontraban. Había pedido regresar a su hogar, sin embargo, la habitación en la que habían aterrizado estaba inmersa con un aura gélida más allá de lo normal en Gusu.
Se encontraban de hecho en una recamara con exquisita pero contada inmobiliaria, de entre la cual sobresaltaba una cama cubierta con finas cortinas traslucidas a través de las cuales se divisaba una figura esbelta que parecía profundamente dormida, pero los refinados sentidos del cultivador no notaron más que dos agitadas respiraciones, la suya propia y la del Lord Demonio que le veía con intención asesina, un aire helado rodeando el ambiente.
—Maldito ladrón oportunista ¡¿Qué planeabas hacer?! No importa lo que intentes, esta espada no te responderá — Gritaba Luo Binghe amenazando al Jade con su arma.
—Te consume.
—¿Y qué si lo hace? Es mi esperanza de encontrar a Shizun ¿Cómo te atreves a sujetarla si quiera?
Luo bajó su espada y sujetó por el cuello de la túnica desarreglada al Segundo Lan, acercándose a su rostro hasta que sus labios sintieron un leve cosquilleo, un calor que jamás había experimentado, como un recuerdo fugaz. Bajó su mirada a los labios del contrario, ambas narices rosándose ante la invasión del espacio personal, la marca demoniaca alineándose a la perfección en el centro de la banda de cabello del clan Gusu, unos centímetros más y estas se fundirían en un suave toque. Luo sintió nauseas repentinas sin saber la razón, su mirada se apartó en dirección a la cama, la sangre subiendo para formar un rostro rojo de irá.
—¡Largo de aquí! — Advirtió en un tono amenazante.
La verdad era que Lan WangJi se encontraba frustrado y confundido, con un profundo deseo de desafiar en un duelo a muerte al demonio que había corrompido su cuerpo cuando él no había buscado sino ayudarle, sin embargo, una ráfaga de energía abrió las grandes puertas de la habitación y Lan Zhan, así como su pobre instrumento olvidado, salieron volando por la puerta que se cerró tan pronto el cultivador la atravesó.
Esta vez Lan Zhan pudo aterrizar grácilmente sobre ambas piernas. A pesar de que su cuerpo estaba débil debido a toda la energía usada anteriormente, sus reflejos estaban intactos, sin embargo, un pobre cultivador que pasaba casualmente por el pasillo no tenía una décima parte de esas reacciones.
La citara WangJi hizo un ruido al agitar las cuerdas y un gran “¡Ah!” se escuchó no muy lejos de él. Lan Zhan alzó la mirada para encontrarse con varios pergaminos desperdigados por el suelo, un cultivador encapuchado bajo una larga túnica negra yacía tirado no muy lejos de ellos, sosteniendo el hermoso instrumento que le había golpeado justo en el pecho. WangJi había encontrado algo con qué amortiguar su salida; el pobre maestro de cumbre por su parte no tuvo la misma suerte.
—¿¡De donde mierdas salió esto!? — Chilló el hombrecillo encapuchado. Lan Zhan fue en su ayuda, sosteniendo primero su preciada citara, quitándola del sujeto que volteó la mirada en su dirección y se quedó sin habla alguna, maravillado como si una deidad se le hubiese aparecido — Que facciones tan perfectas — Dijo en voz baja el de cabellos castaños, como hablando hacia sí mismo. Luego reaccionó y movió la cabeza, sacudiendo sus pensamientos. — Disculpe, me parece que no le había visto en el castillo ¿Puede este humilde cultivador saber su nombre?
Lan Zhan no dijo palabra, analizando aún el lugar donde se encontraba, sin saber si este fuese territorio amigable u hostil.
—Oh, que grosero he sido, pidiendo presentaciones sin haber dado ninguna antes. — El cultivador se puso de pie y, con cautela, miró hacia ambos lados del largo pasillo donde se encontraban con la intención de comprobar que no hubiese nadie más a la vista. Solo entonces se quitó la capucha, revelando un rostro un poco más apuesto que le promedio, con ojos avellana y una fina nariz afilada, una corona de cabello asomándose sin parecer imponente. — Mi nombre es Shang QingHua — Dijo en un tono bajo mientras saludaba en una ligera reverencia.
Lan Zhan dudó un poco, pero el cultivador no parecía ser amenaza alguna, además sus finos modales no le permitirían dejar un saludo sin responder, así que juntó sus manos mientras respondía.
—Segundo Jade de Gusu, HanGuang Jun.
—No eres de esta novela ¿Cierto? — Los ojos ambarinos se clavaron en su figura, rápidamente Shang QingHua enmendó su error. — Quiero decir, no es de esta secta ¿cierto? No, definitivamente no olvidaría ese porte tan majestuoso, y me temo no estar familiarizado con los símbolos en sus túnicas. Este sirviente no puede más que asumir que usted viene de muy lejos ¿Cómo llegó aquí?
—Xin Mo
—¿¡Eh!? ¡¿A caso Lord Luo lo ha traído?! — Preguntó el autor asustado. El Jade Lan solo asintió con la cabeza.
Los pensamientos del hermano avión se hicieron un laberinto, repasado cada nombre de cada personaje que había creado sin encontrar coincidencias ¡Puede que tuviera una mala memoria y una infinidad de relleno en su novela de sementales, pero no era tan descuidado como para olvidar a un personaje tan guapo que pudiera rivalizar con su protagonista! Solo quedaba una opción en su mente ¡Su hijo malcriado estaba empezando a traer personajes de quién sabe qué novela para ayudar al Pepino Sin Igual! ¿A caso esto era posible? ¡Maldito sistema! ¡¿Cómo es qué te encuentras en una actualización en este momento tan crucial!?
La cara del apuesto Jade se ensombreció. Por su lado, el otro cultivador comenzaba a recoger todos los documentos desperdigados en el suelo, pensando cómo sacar a este nuevo personaje de su ya arruinad trama, recordándole de paso su mecánica madre al sistema que lo había arrastrado a su novela.
—Ah, sí ha usado la espada para traerlo me temo que debe ser de algún lugar muy remoto y de difícil acceso, de otra manera hubiese mandado a algún sirviente por usted. Repítame ¿De dónde dice que es?
—Receso de las Nubes. Clan Lan de Gusu
—¡¿Gusu?! Querido amigo, me temo que o usted se está confundiendo o el lugar que me menciona realmente está más allá del Reino Demoniaco, puesto que ni entre las los pequeños clanes de cultivación he escuchado este nombre antes. Encuentro que lo mejor es que me acompañe para encontrar la manera de regresarlo a su hogar, tal vez en nuestra biblioteca pueda haber un mapa donde pueda señalarme su lugar de origen. — Mintió el Señor de An Ding para ganar tiempo y averiguar si realmente esta belleza era un hijo ajeno traído a la fuerza.
Lan WangJi asintió, por alguna razón, él también sentía que se encontraba muy, muy lejos de su secta, así que fue tras él cultivador que ya se había puesto su capucha negra nuevamente, cubriendo gran parte de su cabeza. Shang QingHua guiaba a WangJi, caminando a paso nervioso y veloz, como una rata en un laberinto lleno de depredadores. Normalmente, Shang QingHua llegaba encubierto y muy puntualmente a resolver algunos asuntos para su Rey y su Lord, evitando ser reconocido por los demás discípulos del palacio o los subordinados de Binghe, tarea que no era complicada ya que nada había en él que llamara la atención más que cuando se tropezaba con algo o brincaba de nervios ante cualquier mínimo susto, sin embargo, al lado de un joven con tal digno porte temía que alguien les viera y comenzara a hacer preguntas que preferiría no responder.
Pronto, llegaron a un gran salón lleno de pergaminos. QingHua pidió a Lan Zhan que cerrara la puerta antes de descubrir nuevamente su cabeza. Ahora se encontraban en un gran salón elegante, tres veces más amplio que la biblioteca en Receso de las Nubes, pero sus estantes no estaban ni la mitad de cuidados. Muchos pergaminos se encontraban apilados en una montaña desordenada como si alguien los hubiera revisado y luego los aventara sin el mínimo cuidado, lo cual alteraba terriblemente los genes Lan del Segundo Jade.
Siendo un estudiante estrella y un apasionado del conocimiento, Lan Zhan se sintió llamado por todo el lugar ¿A caso aquí hallaría algún método desconocido para invocar a quien buscaba? No, si ese fuera el caso, el mitad demonio no le estaría acosando para que llamara a su Shizun. La voz del cultivador lo distrajo.
—Aquí están todos los mapas que poseemos, revíselos por favor y diríjase a mí si encuentra un lugar que le sea familiar, yo debo atender unos asuntos urgentes para Lord Luo.
—Cultivaré primero — Dijo el de ojos ambarinos, asombrando al hermano Avión.
Ciertamente, en los Túmulos Funerarios, WangJi había utilizado gran parte de su energía para estabilizar y defender al mitad demonio, y su forzado aterrizaje le había dejado muy agitado. Reponer un poco de su Qi era una tarea prioritaria si quisiera regresar a su secta. Shang QingHua le indicó un rincón del lugar donde podría sentarse y reponerse mientras él atendía otras tareas. La biblioteca era un lugar muy tranquilo que casi nadie visitaba, siendo los merodeadores de la secta más famosos por su fuerza que por sus estudios, por lo que esta hermosa mina de conocimiento se había vuelto casi totalmente el territorio de QingHua cuando Luo Binghe comenzó a liderar el castillo.
Las horas pasaron sin que ninguno de los dos se diera cuenta cuando, de un instante a otro, el Lan notó que su aliento se condensaba en humo blanquecino y el frío mortal invadió sus sentidos.
Interrumpió su curación ante tan extraño descenso de temperatura, su mirada dirigida hacia el pequeño cultivador, que también había volteado y temblaba incontrolable, aunque pareciera que esta reacción fura más por miedo que por frío. A su lado, había aparecido un hombre de piel pálida y cabellos negros que caían sobre sus hombros anchos, cubiertos en un extravagante abrigo de piel que se abría para mostrar sus trabajados pectorales. Aunque alguien más estaba ahora en la habitación, la puerta del lugar seguía firmemente cerrada y los sentidos del Lan no habían escuchado nada extraño antes, lo que le hizo alzarse a la defensiva.
—¡Dawang!
El demonio de hielo lo miró fijamente, Shang QingHua se apresuró a tomar un par de pergaminos en los que había estado trabajando y se los entregó mientras agachaba la cabeza.
—Dawang, aquí está la información que solicitó Lord Luo — Mobei Jun los tomó y luego volteó su atención al otro cultivador.
Ante los ojos de QingHua, una épica escena se desarrollaba sin que él pudiera escribirla, Lan Zhan fue el primer cultivador conocido que le sostuvo la mirada a su Rey sin rastro de temor u admiración alguna, una cara de póker que estudiaba meticulosamente a la criatura que se encontraba frente a él, lo cual hizo que el siempre orgulloso Rey del Norte levantara una ceja ante la osadía del visitante. Una lucha de miradas intensa que podría haber hecho saltar chipas entre los dos se intensificaba, no deteniéndose ni cuando los labios de Dawang pronunciaron unas palabras en tono áspero.
—Iré con Lord Luo al reino demoniaco. Mientras, pide que se le encuentres una habitación a su nuevo sirviente. Si este cultivador sale del palacio Lord Luo te hará personalmente responsable.
Y tras este anuncio, el Rey del Norte se marchó tan repentinamente como había llegado sin necesidad de usar la puerta.
El segundo Jade se sentía profundamente ofendido ante su nuevo título para con Luo Binghe, pero incluso si lo intentará, ya no quedaba mucha energía para usar, parecía que por ahora se había rebajado de ser un cultivador de renombre a un nuevo sirviente en las filas del mitad demonio, y sin fuerzas suficientes, cualquier intento de escape lo dejaría vagando por lo que parecía ser un mundo desconocido.
Shang QingHua por su parte se encontraba temblando mientras maldecía para sus adentros. Pensar que irremediablemente había terminado como niñera de un hijo ajeno, tal era la suerte del pequeño avión, al menos este cultivador parecía ser tranquilo y racional, aunque de inigualable osadía para no agachar la cabeza frente a Su Rey, el pobre autor solo esperaba no le causara problemas.
Sin más opciones para él, Shang QingHua se dio a la tarea de buscar una alcoba y regresar para escoltar así al segundo Jade, quien llevaba consigo pergaminos diversos para estudiar el lugar donde ahora se encontraba.
El palacio era un lugar lleno de suntuosos ornamentos y acabados en dorado brillante, si acaso rivalizaba con la Torre Carpa de los Jin en ostentosidad, sin embargo, algo en el ambiente le hacía parecer que se encontraba caminando por los pasadizos de una cárcel más que de un palacio. Después de recorrer un largo rato, doblando aquí y allá de vez en cuando, llegaron a una puerta sencilla con un grabado en oro, una habitación que era obvio había sido reservad para invitados importantes en otros tiempos, Shang QingHua abrió la puerta, invitando a Lan Zhan a pasear.
La pequeña habitación no se encontraba muy lejos del cuarto frío donde habían aterrizado en primer lugar. Una cama, un taburete, un cojín y una mesa era todo lo que se encentraba. Lan WangJi dejó su guqin y los pergaminos en la mesa, dispuesto a revisar varios de los documentos que había traído consigo.
Por más que estudió, realmente no parecía encontrar el nombre de un solo lugar que le resultara familiar, además ¿Qué era ese reino de los Demonios? Lan WangJi había escuchado de esas criaturas, pero parecía ser más mitos que realidades, era como si su captor le hubiera traído a otro mundo completamente diferente al suyo.
Cuando su mente comenzaba a agitarse sostuvo que era tiempo de hacer algo más importante que solo pensar en sí mismo. Se acomodó en una esquina para tocar aquella melodía que le decepcionaba cada noche, dispuesto a preguntar por dos almas perdidas que le habían metido en una situación que por primera vez se sentía más allá de sus capacidades. Incluso si de joven fuese capturado por el temible Clan Qishan Wen hubiese tenido más probabilidades de vencer a los guardias que de salir de esa dimensión desconocida para él. Alejando esos pensamientos desesperanzadores, enfocó toda su atención en probar suerte en este nuevo mundo. Si su amado también se encontraba cruzando por dimensiones más allá del reino de las almas esta era una oportunidad única para buscarlo, con la esperanza de cubrir más territorio, buscando hasta el fin de cualquier mundo por aquel rebelde de accionar caótico, pero de corazón sincero.
Como cada noche, su canción se mantuvo sin respuesta, la estabilidad del Lan derrumbándose un poco cada noche.
Cuando sus dedos dolieron y su biología Lan le informó que pronto sería tiempo de dormir en Gusu decidió parar. Llegadas las 9, el segundo Jade se recostó, cruzando los brazos como si de un muerto se tratara, disponiéndose a ver a su amado al menos en sueños.
Lan WangJi comenzó a tener otro de sus sueños recurrentes. De hecho, aunque el segundo Jade nunca lo admitiría frente a nadie, se encontraba disfrutando nada menos que su sueño favorito, uno que le dejaba sin aliento cada vez que despertaba, con las orejas rojas ardiendo de vergüenza y lujuria.
En el paisaje onírico del Lan, la figura de un joven Wei Ying revoloteaba molestándolo en el pabellón de la biblioteca, acosándolo con acciones y palabras, burlándose divertido de la supuesta inocencia virginal de Lan Zhan que, para este momento, era bastante letrado en diversos temas del amor, aunque fuese solo por parte de la teoría.
El sueño avanzaba y el corazón del Jade se aceleraba, comenzando una pelea de espadas con su compañero hasta que de un golpe las armas salieron volando por la ventana. Wei Ying parecía muy sorprendido y quiso ir tras Suibian, pero Lan WangJi le impidió el paso, sujetándole firme con la fuerza que había adquirido a través de la disciplina y un constante tiempo equiibrado solo por sus brazos. Cuando parecía que Wei Ying lograría zafarse de esa situación bochornosa, el joven Lan se despojó de su cinta de la frente para atar las muñecas del pobre cultivador que yacía presa de la sorpresa, enrollándose tres veces alrededor de estas.
Junto al escritorio del pabellón, Wei Ying aulló por un momento, atado por Lan Zhan. Después de que se calmó, trató de razonar con el otro:
—Lan Zhan, un caballero usa su lengua en lugar de sus puños. Serías de mente estrecha si no lo hicieras de este modo.
—Está bien — Dijo el joven vestido de blanco.
Y tras estas líneas, el joven Lan se abalanzó con un beso apasionado que le quitó el aliento al cultivador de coleta, retorciéndose bajo el agarre de Lan WangJi tratando de escaparse por todos los medios, pero Lan Zhan sujetaba firmemente usando solo una mano para apresar sus brazos sobre su cabeza, mientras la otra palma presionaba un muslo contra el suelo, acariciándolo suavemente mientras hacía a un lado la molesta túnica que no le dejaba palpar la suave piel de su amado. Los ojos de Lan Zhan permanecían abiertos, negándose a perderse la deleitable expresión del orgullo de Yumeng.
—Lan Zhan ¿¡A caso te has vuelto loco?!
—Pediste que usara la lengua
La cara de Wei Ying cayó más allá del infierno con esta frase, definitivamente había sido él quien usó esas palabras, pero no esperaba que el honorable Lan fuera el tipo de persona que retorciera las frases para crear un doble sentido tan miserable. Ni bien pudo salir de su aturdimiento cuando Lan Zhan volvió a besarlo por la fuerza, sus manos recorriendo la piel de los brazos y muslos respectivamente, acariciando todo como si la vida se le fuera en ello, sintiendo que su entrepierna comenzaba a despertar.
Tan concentrado estaba el Jade en el momento que se perdió en el deseo, cerrando los ojos y disfrutando de someter a este ruidoso adolescente que solo en estos momentos era capaz de cerrar la boca que no prestó atención al instante preciso en que el cuerpo de su compañero de abajo comenzó a responder a sus mimos, dejando de luchar para que, contrario a lo esperado, decidiera participar activo ante la escena, levantando sus caderas con fuerza para rozar sus entrepiernas, dos bultos que comenzaban a frotarse con vigor entre las capas de tela. Los dulces y delicados labios que antes luchaban por repeler los finos toques del discípulo de Gusu ahora parecía roerlo, dando entrada a que su lengua jugara, una batalla por quien fuera el más feroz dentro de la cavidad bucal ajena.
Aunque Lan Zhan se encontraba indescriptiblemente complacido por este giro de eventos, sabía que esta era una reacción demás extraña a lo usual en sus sueños. Era cierto que había pequeños detalles, como diálogos o acciones, que solían cambiabar de vez en cuando, resultado de la creatividad diaria y de su sedienta imaginación. Sin embargo, era una constante que el cultivador Demoniaco no dejaría de luchar hasta que todo él fuera un desastre de fluidos bajo los toques y estocadas del segundo Lan. Ante la extrañeza, Hang GuangJun abrió los ojos, encontrándose con un par de pozos negros de indescriptible profundidad que destellaban en deseo al encontrarse con su mirada.
El corazón del Jade se detuvo en su pecho. En medio de la frente del cultivador que yacía bajo su cuerpo, una marca roja ardía como el fuego mismo.
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Y este es un nuevo capítulo. Como vemos, hemos entrando en territorio del Hermano Avión y el Malévolo Sistema, y como esta humilde es más fan del MoShang que persona no pudo aguantarse las ganas de meter a estos dos a como diera lugar, pidoperdón. Espero que el pequeño cambio de redacción al principio del capítulo no les haya desorientado mucho, solo soy yo tratando de encontrar un estilo de narración, como ya he dicho, esta es mi primera vez escribiendo algo.
Aprovecho este espacio para anunciar que se viene una escena de NONCON para el siguiente capítulo, dudaba si dar esta información puesto que es como un pequeño spoiler, pero se me hace importante dejarlo claro para que ustedes decidan si continuar o no la lectura, sobre advertencia no hay engaño, sé que son escenas que pueden no ser del agrado de toda/os, así que lo separaré en un capítulo extra para que ustedes decidan si saltarlo. Para aquellas lectoras sensibles, pueden pasar directo al capítulo 7 sin miedo a perderse algo importante tan pronto como este se haya subido ¡Nos leemos!
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No eres a quien llamaba
FanfictionLuo Binghe busca el alma de Shen QingQiu, Lan Zhan busca el alma de Wei Ying. En un cruce de destinos, la persona que encuentran no es justamente la que estaban llamando, aunque parecen traer algo que calma su anhelo. La imagen de portada es cortesí...