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¡Listo! Estaba afuera de su casa, lista para partir al instituto. Ahora solo tenía que aprender a manejar esa cosa. Pensó que sería muy fácil pero fue todo lo contrario, al parecer las personas que la utilizaban diario eran una especie de genios, ya que para la ojiluna no era nada fácil.

A como pudo fue moviendola poco a poco, chocando contra todas las paredes como abejón en temporada, en definitiva, su trayecto al instituto sería muy larga.
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-¡Sasuke apurate, me tengo que ir!- Gritaba Itachi desde el primer piso.

-Ya voy, ya voy- Dijo molesto bajando las escaleras -Si tienes tanta prisa no deberías pasar a dejarme, además es muy temprano-

-Te voy a ir a dejar y te callas- Contesto el pelinegro sonriendo y abriendo la puerta de la casa para que ambos se marcharan.

Sasuke entró al auto bostezando. No acostumbraba a irse tan temprano pero su hermano le había prometido que lo llevaría.

-¿Y cómo vas con el gimnasio, hermanito?- Hizo platica el mayor.

-Bien supongo, aunque no deja de ser cansado- Respondió.

-Aunque estés fit el gimnasio siempre te va a cansar, de eso se trata- Comentó el Uchiha.

Iban de camino y de pronto se detuvieron en un semáforo peatonal para dejar pasar a un puchado de personas ahí.

-¿Qué pasa ahí?- Preguntó Itachi tirando su cuerpo hacia delante ya que, veía como las personas intentaban esquivar algo y la voz de una chica decía "Lo lamento" "Perdón" "Disculpe" "Permiso".

El azabache hizo lo mismo que su hermano y pudo notar como una pequeña ojiluna intentaba maniobrar una silla de ruedas.

-Oh Dios, déjame aquí- Y salió del auto sin tener que darle explicaciones a su hermano mayor.

-No estuvo tan mal- Exclamó la Hyuga al llegar a otro extremo de al calles sana y salva.

-Eso fue peligroso- Se volteó en dirección a la ronca voz y se sonrojo al mirar a su guapo compañero de clase.

Se veía hermoso arreglado para la primera hora de clases, bueno, él siempre se veía muy lindo, ¿también cuando se despertaba?

-¿Hina?- La voz la sacó de sus pensamientos.

-H-Hola, no viste eso o ¿sí?- Jugó con sus dedos indices.

-Lo vi todo y por eso estoy aquí-

-¿Qué?- Antes de poder entender a que se refería el ojinegro tomo la silla de ruedas y comenzó a empujarla.

-A-aguarda, y-yo puedo- No quería que su amado pensará en que era una inútil.

-Sé que puedes pero... yo quiero hacerlo- Aparto la mirada para que la ojiluna no pudiera ver un leve sonrojo que había en él.

No se sentía nada mal llevarla en su silla, no era pesada, además era una manera de devolverle el favor por lo que ella hacia todos los días por él.

Aunque más que eso ella era importante para él, así que, aún si no lo ayudara de otra manera lo haría de todas formas. No estaba nada mal sacar su lado servicial en algunas ocasiones, aunque pocos creían en que tan cosa existiera.

-¿L-le fue bien ayer con Niisan?- Consultó Hinata rompiendo el silencio.

-Sí, es buena persona- Dijo intentando ocultar su risa al recordar la vergüenza que le hizo pasar a Itachi.

-S-sí, él es muy bueno. Lamento no haber podido acompañarlos-

-No te preocupes, fue una emergencia-

El peso del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora