Capitulo veintidós

20 24 0
                                    

Capítulo veintidós

Ángel…

1 de enero del 2018

No puedo evitar sentir el dolor, y duele carajo, duele mucho. Lágrimas brotan de mis mejillas mientras mi padre, si es que aun lo puedo llamar así, golpea con fuerza el látigo en mi espalda.

Pretende que a base del dolor recupere mi vulnerabilidad de ángel, pretende golpearme hasta que no sienta nada, pero duele mucho.

-Deja de llorar, los ángeles no lloran, soportan el dolor. No debiste caer en ese pecado.

-Me hablas de haber pecado cuando por tu cuerpo recorre la ira, la furia y se supone que eres un ser de luz que guía los caminos.

«¿Qué pretende enseñarme cuando usted, padre, por su cuerpo recorre uno de los peores pecados?

-¡Calla!- me sigue golpeando -Aprenderás a obedecer y seguir las reglas, no quiero un hijo defectuoso, no quiero saber el que dirán, eres un ángel.

Golpea unos cuantos minutos más antes de que mi madre lo llame para que valla a almorzar.

Estoy sentado en la esquina de uno de los cuatros que jamás hemos usado en la casa, razón por el cual este esta sucio y me siento como una rata despreciada. La habitación es oscura y una franja de luz se asoma cuando abren la puerta. Veo a una hermosa mujer asomarse, siempre fue mi guía, mi luz de camino.

-Ángel

-Mamá- a duras penas puedo pronunciar la palabra que raspa mi garganta seca

Mamá se acerca a mi con una bandeja, se arrodilla delante y me ayuda a sujetar el vaso de agua para poder tomar el líquido.

-Oh cariño ¿Qué hiciste?- soy consciente de escuchar su voz quebrarse, me molesta verla así, no me gustaría nunca verla llorar.

-Lo siento- ella es la única que merece mis disculpas, me deja apoyar la cabeza en su regazo mientras con sus dedos peinan mi cabello -Me gusto la chica, sabía que esto no iba a acabar bien, pero luche por ello con un poco de esperanzas y me enamoré de ella.

«Tiene unos hermosos ojos color caramelos, y algunas pecas adornan sus mejillas de su piel trigueña. Su cabello siempre es un lío y siempre hace lo que quiera, no me hacía caso- mamá sonríe mientras me escucha atenta -Me enamoró su personalidad, no es una chica que derrocha felicidad, pero tiene un poco cuando baila, ese es su sueño. Me gusta que sea directa y su mente es una locura.

«Narra todo lo que pase en su vida, como si escribiera su autobiografía. Es una chica que no le importa el lugar donde este, ella se sentirá bien cuando esta bien con ella misma, no espera las cosas de los demás, ella quiere las cosas por sus méritos, es fuerte, si vieras las cicatrices en su espalda mamá, su historia…

-Estas muy enamorado hijo, ese chica es toda una tentación por lo que me cuentas.

-Tan solo si la conocieras madre, es mi tentación, mi pequeña demonio que me hacía pecar. Y aunque pecar es algo malo en el mundo, con ella se hacía ver una de las mejores cosas, una fantasía, una maravilla.

-Lo siento mucho cariño, por lo que me cuentas, parecía el paraíso

-Para mi lo era, ella tiene todo lo que yo necesitaba, eramos un ángel y un demonio, la pareja perfecta.

Mamá ríe antes mi elocuencia y me ayuda a comer las frutas que trajo. Son muy deliciosas, un verdadero manjar.

-Necesito curar tus heridas hijo- dice agarrando un algodón y bañarlo en alcohol

-No madre, no quiero que padre se enteré

-Tranquilo cariño, no pasara nada- se acerca a mi espalda y aunque lo haga con delicadeza duele las heridas al presionar el algodón en ellas.

-Mamá ¿Y tus heridas? ¿Quién las cura?

Mamá se queda en silencio mientras sigue limpiando mis heridas.

Se que no dirá nada, nunca lo hace, guarda su dolor pero pa he visto sufrir, la vi ser golpeada cuando era niño y aquel entonces no entendía nada.

-¿Qué haces?- la voz gruesa de mi padre nos hace sobresaltar.

-Amor, por favor

-¡Te deje bien claro que no te acercaras!- la toma del brazo y la arroja a la otra esquina de la habitación lejos de mi.

Con su pie patea la bandeja por todo el lugar y aprieta mas el agarre del látigo en su mano y en ese momento mi cuerpo no le respondía, solo me quede mirando como mi padre golpeaba a mi madre sin piedad, sin delicadeza. Mamá grita y suplica por su perdón.

Lágrimas salen de mis ojos y mi cuerpo no me responde, las heridas arden y tengo miedo.

-¡Mamá!- grito e intento ponerme de pie

-No hijo, no hagas nada, quédate ahí, sera peor- dice mamá tras gruñidos de dolor

Con mi mano en puño golpeo el costado de mi padre, por las costillas, esta muy viejo y su cuerpo se dobla en dos. Me coloco en su frente y alzo el pie ocasionando que mi rodilla golpee su mandíbula.

-¿Qué cara tienes tú para decirme que hacer cuando eres el primero que tiene que cambiar? Los ángeles no están llenos de ira y no golpean a la mujer ¿Por qué tanto rencor hacia mi? ¿Por qué tanto dolor? ¡Soy tu hijo!- golpeo el centro de su abdomen haciendo que el caiga sentado

-¡No eres mi hijo! ¿Preguntale a la zorra de tu madre quién es tu padre?

Miro a mi madre ensangrentada en el suelo, con una mirada triste y llena de culpa, una parte de mi agradece no ser hijo de ese señor, pero otra parte de mi, no puede creer que mi madre halla sido infiel, pero mi otra parte puede más y apoyo a mi madre, se que mi padre la golpea desde antes de que yo naciera.

-Me obligaste- habla mi madre y tiene toda mi atención -Me obligaste a acostarme con otro ángel, me obligaste- lágrimas gruesas y con sangre salen de sus ojos

Siempre estaré del lado de mi madre, confió en ella, nunca me ha mentido, nunca me ha traicionado

«Yo no quería, tú llegaste borracho y me obligaste a estar con aquél ángel- los llantos de mamá parecen no parar.

-No llores madre, no merece la pena- me acerco a ella

-¡Cuidado!- me lanza hacia un lado con la poca fuerza que le queda y veo a ese señor que llamaba padre encajar un cuchillo en el muslo de mi madre.

La ira llena mi cuerpo y me abalanzó sobre el tirándolo al suelo, agarro del látigo y lo azotó sobre él.

-Me dices que merezco un castigo por caer en esos pecados, y tu obligas a una mujer estar con otro hombre y la golpeas porque tiene un hijo que no es de usted, eso no es de ángeles

-No soy un ángel- una risa burlona escapa de su boca -No soy un puto ángel como ustedes- ríe más -Te engañe Elle- mira directamente a los ojos de mi madre a medio cerrar -Soy un demonio se sangre pura, de padres demonios, nunca me enamoré de ti, solo fuiste un juego.

No puedo escuchar más y le sigo golpeando con el látigo, lo odio, lo odio tanto y ese odio me hace agarrar el látigo con mas fuerza y azotarlo.

-Cariño, para, no eres así, para- la voz de mi madre me hace parar por mas que quiera golpearlo.

Pero recuerdo sus condiciones, no puedo dejarla así, me acerco a ella y cuidado quito el cuchillo poniendo rápido un pedazo de la tela de su vestido en la herida.

-Sujetala fuerte madre

Asiente y la cargo entre mis brazos, aprovechando la debilidad de aquél señor para escapar del lugar…

Última oportunidad Ángel [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora