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Celeste Daniel's.
Estaba él sentado al borde de mi cama bebiendo un poco de vino siendo alumbrado por la luz de la luna que entraba por la ventana.
- ¿Que haces aquí? -dije tratando de sonar neutra, aunque en realidad me moría de nervios, puse las bolsas que tria en la mano sobre el piso
- Te dije que te vería aquí. -tomó el último trago de su copa de vino y la dejó aún lado
- Sí, bueno ya te puedes ir, ya nos vimos.
- Ajá, me voy. -se levantó de la cama y camino a la puerta, la cual estaba a un lado de mi - Pero tu vienes conmigo. -me tomo de la muñeca, mire a donde estaba su mano
- ¿Me vas a llevar a tu cuarto de juegos? -lo mire divertida
Me miró un poco confundido, pero pareció haberme entendido. - ¿Encerio? -preguntó divertido
- Si, si no es así, de aquí no salgo. -me alce de hombros
- Bien. -me soltó la muñeca y me cargo como un saco de papas, me llevó cargando así, hasta llegar a su habitación, realmente no sabía cuál era, entramos y me sentó delicadamente en la cama - ¿Contenta? -posó una de sus manos sobre mi muslo, mientras subía mi falda un poco, se acercó a mí.
Estaba a centímetros de su cara, me acerque un poco más y susurre sobre sus labios. - Yo quería un cuarto de juegos.
- Después. -se separó de mis labios, ¿después?
- ¿Y entonces aceptas mi trato? -me levante de la cama
- Sabes, primero me gustaría conocer a la gran Celeste Daniel's. -sé sentó en un sofá y me dio un vaso de vino ¿Acaso no le hace efecto el alcohol?
- Dime que quieres saber, sobre mi. -me senté con el
- De dónde eres y cómo llegaste hasta aquí, tu ya sabes como llegue aquí, así que tu turno. -me miró
- Pues vivo en Los Ángeles, mi madre no me deja ser quien soy por ser tan "religiosa" -hice énfasis con mis dedos - Y pues me escape con mi amiga hasta acá, de hecho voy a celebrar mi cumpleaños aquí. -me alce de hombros y tomé un poco de mi copa
- Entonces la señorita Daniel's es todo una rebelde menor de edad. -me hizo burla
- Puede, pero ahora quiero saber más de ti, solo se que estas comprometido y que tienes veinticinco años.
- Tengo una empresa en Ecuador y se puede decir que soy el jefe.
- ¿Se puede decir o eres el jefe?
- Mi padre es el jefe, solo que aún necesita cosas por arreglar y seré el dueño oficial.
- Es interesante, pero ¿puedo hacerte una pregunta?
- Dime.
Me levante del sofá y me acerque a una mesa donde estaba el libro el cual había leído en el avión. - ¿Porque lees esto? -se lo mostré
- Simplemente me gusta leer. -sé alzó de hombros
- Ya veo, ¿y sabes algunas técnicas de Cristian Grey? -pregunté burlona
- Mejores. -se levantó
- ¿Entonces aceptas esta propuesta indecente? -me miró tan penetrante que sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo
- Esta bien, solo yo tendré el control de esto. -dijo tan tranquilo, me sorprendí demasiado, había estado con mas chicos a escondidas de mi madre pero ninguno había querido dominarme a su antojo y el no es un chico el ya es un adulto que sabe lo que hace.
Esto sinceramente estaba cautivandome.
- ¿Entonces.. quieres tener mi control? -sé acerco a mi peligrosamente
- Yo, controlo todo lo que me rodea. -me tomo del cuello acercándome bruscamente a él, con dedo a disposición de mi mejilla comenzó a acariciarla
- ¿Ah sí? -asintió - Pues dejaré qué me controles a tu estilo. -me alce un poco para poder depositar un beso en sus labios
- No, aún no. -se alejó de mí sintiendo un frío inmenso - quítate la ropa. -me ordenó
- ¿Q-qué? -tartamude
- Que te quites la ropa. -se sento frente a mí
Le hice caso y en mi comenzó a crecer una gran excitación, junto con un cosquilleo.
- Solo deja la ropa interior. -terminé de quitarme todo excepto la ropa interior
- Bien, dame la me mano. -le di la mano ya caminamos al baño, un olor increíble inundó mi nariz a chocolate
- ¿Ya habías pensado en todo? -pregunté mirándolo
- Tal vez. -comenzó desvestirse dejando sólo su bóxer
Tomó mi mano y entramos a la tina del baño, había una botella de vino y muchos chocolates con fresas y manzanas.
Me sirvió un poco de vino, - ¿Me vas a emborrachar para tener sexo conmigo?
- Esta vez no será necesario. -se acercó a mí y me dio un beso, tan apasionado
Subí mis manos a su cuello y me subí sobre su regazo.
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Juegos; Kevin Pazmiño
Hayran KurguPrólogo. El un gran empresario el cual llega a la famosa cuidad del pecado, para separarse de su prometida y disfrutar sus últimas semanas de soltero. Ella una chica que solo busca diversión y fiesta, algo que hacen todos los adolescentes, pero se...