Después, tal y como lo predije, Adrián, solo hablaba de Julieta. Me contaba que ella era muy divertida, que escuchaba buena música y que bailaba muy bien. Incluso, Adrián había considerado tomar clases de baile para no quedar mal con ella.
Por mi parte, notaba que Julieta era muy distinta a mí y no sabía cómo Adrián podía llevarse bien con nosotras, siendo tan diferentes una de la otra.
Un día, Adrián me preguntó que le podía regalar a Julieta por su mes aniversario y yo no tenía la menor idea, así que le dije que lo mejor sería que él escogiera el regalo.
Poco a poco, Adrián se fue alejando de nuestro grupo de amigos. Eso me entristeció mucho, debido a que ya estaba acostumbrada a pasar la mayor parte del tiempo con él.
Rosario y Belén me preguntaban por qué me veía tan triste y yo les decía que no me pasaba nada. Pero mis amigas sospechaban que eran celos, y quizá si eran celos, pero celos de amigos.
Adrián antes me acompañaba a casa y a tomar helados. Todo eso había desaparecido por completo. Y los helados eran más fríos cuando se tomaban en soledad.
Los únicos momentos en los que veía a Adrián, él solo se dedicaba a hablar de Julieta. Él ya no buscaba hacerme reír, ni inventar historias sin sentido conmigo, solo quería hablar de Julieta. Julieta esto y Julieta aquello, Julieta, Julieta, Julieta.
Mi paciencia tenía un límite, así que decidí encontrar una solución. Adrián ya no podía ser como antes, tenía novia y se tenía que dedicar más a ella. Así que yo busqué integrarme más a mis mejores amigas. Gracias a ello todo volvió a ser divertido.
De hecho, descubrí que hablar entre chicas resulta extremadamente interesante y maravilloso, ya que las mujeres tenemos un poco más claro todo.
***
Días después, sorpresivamente, en la elección de mesa directiva del curso, resulté elegida presidenta.
Hasta entonces no había tenido ningún inconveniente, pero esa mañana la directora del colegio ingresó al aula con una noticia interesante:
—Queridos estudiantes, tengo un anuncio que les va a encantar. ¡Iremos de excursión pasado mañana! ¿Quién es el presidente de curso?
Levanté rápidamente la mano, mostrando cierto nerviosismo.
—Soy yo, señora directora.
—¿Tú?, entonces debí haber dicho la presidenta. Señorita Elizabeth, tiene dos días para organizar a su curso. Usted sabe: detalles de merienda, cancelación del bus y todo lo que conlleva una excursión.
—Sí, señora directora —respondí con la firmeza de un soldado.
Pero, en realidad, no tenía ni la menor idea de lo que conllevaba una excursión. No había asistido a ninguna desde que llegué a Bamcobacha y en mi ex colegio solo se realizaban viajes de estudio.
Aterrada pregunté a Belén:
—Be...Belén. ¿Cómo se organiza una excursión?
—¡Ah! Es la cosa más sencilla, no te asustes, en realidad el curso se organiza solo.
—¿Estás segura?
La respuesta de Belén fue interrumpida.
—¿Estás loca?, el curso jamás se organiza solo —dijo Adrián, acoplándose a la conversación.
—¡Cállate Adrián!, tú eres nuevo, no sabes nada —respondió Belén enfadada.
—¿Por qué me tratas así?, yo nunca te hice nada malo.
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Antes de ser una princesa
Teen FictionCuatro años antes de los hechos ocurridos en "Síndrome de princesa", Elizabeth Salvatierra tiene 13 años y una vida simple de estudiante de secundaria. La historia inicia con un inesperado cambio de colegio que traerá a su vida un amor aparentemente...