Carlos: La música

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Papá me contó que una nueva familia llegó a nuestra provincia y que iría a darles la bienvenida con un pie de manzana que él mismo preparó.

Me pidió que lo acompañe, pero yo era demasiado tímido como para presentarme voluntariamente delante de personas que no conocía. Prefería pasar horas en mi habitación escribiendo canciones que probablemente nadie escucharía.

Papá era muy sociable porque tenía una tienda en el Mercado Central de nuestra provincia, un lugar lleno de árboles y flores aromáticas que competían en belleza unas con otras, también habían muchos pájaros de colores y cerca de las vías del antiguo tren creció algo de paja brava que quedaba muy bien en las fotografías. Los caminos aún eran de tierra en la mayor parte de las calles y muchas personas criaban animales de granja en sus casas. Era un lugar muy pintoresco y tranquilo donde, afortunadamente, aún no habíamos tenido casos de robos.

Toda la gente de nuestra provincia quería y conocía muy bien a papá, así que nunca dudaban en pedirle "yapa", porque sabían que papá les respondería con su característica sonrisa bonachona, que dicen que heredé, y les daría casi la misma cantidad de lo que compraron como regalo. No por nada nuestra tienda se llamaba "La Yapita". Un lugar en el que las personas podían encontrar desde ropa hasta verduras y carnes.

La gente siempre decía que no había un mejor lugar donde comprar que "La Yapita" y eso me hacía sentir orgulloso. Algunos consideraban que era vergonzoso tener padres comerciantes, que era algo de baja categoría, pero yo sabía muy bien que se trataba de un trabajo arduo y que todo trabajo era digno, lo único vergonzoso era robar.

Aunque papá casi no me dejaba ayudarlo, porque pensaba que todavía estaba pequeño, siempre que podía salía a la tienda y las personas, al verme, le decían a papá que había crecido mucho y que cada día me parecía más a él. A las señoras, les encantaba mi cabello rizado y lo revolvían con cariño, eso era un poco incómodo para mí, pero papá me había enseñado a ser una persona gentil y educada, así que con amabilidad y con una sonrisa me alejaba lentamente y trataba de reacomodar mi cabello rebelde.

Mis padres deseaban que sea un poco menos tímido, pero mi personalidad se inclinaba más hacia el lado de los introvertidos. Me gustaba explorar mis pensamientos y sensaciones. Siempre miraba hacia adentro, hacia mi mundo interior; y de todo aquello surgían las letras de mis canciones.

Asistía al coro de la iglesia solo por tener entre mis manos la guitarra que había allí. A veces era sorprendido por las monjas intentando tocar canciones que no eran religiosas y ellas amablemente me pedían que no me desviara del tema. Las hermanas me querían mucho, a pesar de que a veces creía que merecía ser regañado por ellas, como la vez que saqué la guitarra al jardín de la iglesia y le cayó un poco de lluvia, pero ellas nunca me riñeron, decían que tenía una luz especial, algo a lo que llamaban "chispa divina" y que eso hacía que nadie tuviera el valor de reprenderme.

La música era la única que me tentaba a hacer travesuras, parecía que tenía vida propia y que quería salir de mí a toda costa.

Tomé el periódico de la mesa y vi a Matías La Fuente en la portada, llevaba su guitarra eléctrica en la espalda, detrás de él estaban los otros tres integrantes de su banda y una gran batería.

He sabido que Matías quiere que su banda sea el centro de su vida, pero eso parece algo difícil porque iría muy en contra de su familia. Sin embargo, Matías siempre se ha mostrado como un rockero rebelde, contrario a Felipe, que siempre luce tan educado y cercano a las costumbres de su familia. Bueno... Matías por lo menos tiene un poco más de libertad de elección que Felipe, el heredero directo.

A veces, me he sentido tentado a hacerle llegar mis canciones, sobre todo porque pienso que Matías tiene el poder de lograr que mis letras vean la luz del sol. Y también porque creo que la fama de "Nevoj", su banda, se desataría si encontraran un buen compositor... y ese... podría ser yo.

Antes de ser una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora